Peng!: A 30 años de los inicios de Stereolab
Vaya, vaya, entonces eres una persona íntegra, amas la paz y la tranquilidad, la ley y el orden. Has trabajado más de 20 años en la misma empresa, le caes bien a tu jefe. Te han criticado, nunca te quejas…juegas a las cartas, lees el Nuevo Periódico de Zurich. Crees en Dios y perteneces al club de tiro... ¡Eres teniente del ejército!... Ya era hora de que te liquidaran.
Der tödliche Finge (1970) Antonholz Portmann
Eran inicios de los 90, marcados por la caída del muro de Berlín y el derrumbamiento de la Unión Soviética, siendo este último acontecimiento, uno que marcó una crisis profunda en el Marxismo y una desilusión sobre el papel de éste como guía para un cambio hacia una sociedad mejor.
No obstante, en otros casos, floreció una esperanza que tuvo como raíz la inconformidad con el presente, en especial por las medidas que se tomaron durante el “thatcherismo” y que no sólo se manifestaron en libros o en discursos, sino en la música, siendo ese el caso de un particular grupo anglo-francés que se nombraría como Stereolab y que, con miras hacia un futuro optimista y un gusto por el pasado, iniciaron su trayectoria en ese mismo año y nos trajeron un álbum con una personalidad bien amarrada y definida al que llamaron Peng (1992, Too Pure) y que repasaremos en esta ocasión para el #Vintage909.
Los rumores cuentan que en 1988, Laetitia Sadier trabajaba como niñera cuando decidió ir a un show en París. La banda que tocó, era una nacida en Barking, Essex, Inglaterra, de nombre McCarthy, en alusión (satírica) del presidente estadounidense Joseph McCarthy, conocido por tener una agenda anticomunista y por el cual se acuñó el término “macartismo” o “Red Scare”, debido a la persecusión que hizo a personas que simpatizaran con el comunismo. Como es fácil intuir desde ahí, McCarthy era una banda con una fuerte postura izquierdista y que, sin disculpas ni rodeos, plasmaba en sus líricas. Un ejemplo es su canción “Should The Bible Be Banned”, en la cual critican la censura mediática en los 80. Laetitia quedó cautivada por el potencial transformativo de sus letras: “Vi cuál era el poder de la música, a través de las letras, para cambiar el mundo”, comentó.
Como si estuviese predestinado el que se formara dos años después una inesperada banda, el guitarrista de McCarthy era nada más y nada menos que Tim Gane, con quien Laetitia fundaría Stereolab. Laetitia, al estar convencida de que la música británica de esos momentos tenía los pies más en la tierra y arrojaba una propuesta sumamente más interesante, decidió unirse a Gane, lo que les llevaría a una relación amorosa pero, más que nada, a mucha, mucha música.
Laetitia colaboró en el último disco de McCarthy, Banking, Violence and the Inner Life Today. Sin embargo, después de ese último material, la banda se separó; Gane debido a sentir que no tenía el control creativo suficiente. Laetitia ahorró lo suficiente y se fue a vivir a Londres junto con Gane, donde comenzaron a escribir música y le pusieron nombre a su conjunto “Stereolab”, llamado así por una línea de los años 50 de la disquera Vanguard.
En un inicio la banda estaba conformada también por Joe Dilworth, Martin Kean y en algunas canciones con las vocales de Gina Morris, una periodista musical británica que escribía para medios como NME. Sin embargo, Mary Hansen, quien formaba parte de la banda Wolfhounds, reemplazaría a Morris y tuvo su primera aparición en Stereolab con el EP Low Fi, lanzado en septiembre de 1992. De esa agrupación, salieron sencillos que después se agruparon en Switch On (1992, Too Pure), que salió casi simultáneamente a su álbum debut Peng! Algo que une a todos estos materiales en el aspecto visual, es el extravagante dibujo de una persona sosteniendo una pistola lanzando una bala y la onomatopeya alemana que representa un fuerte BANG!
La caricatura, bautizada como “Cliff” por los miembros de la banda, provenía de un cómic de una sola página llamado "Der tödliche Finger" (El dedo mortal) de Antonholz Portmann y publicado en 1970 en un periódico underground de Zurich de nombre Hotcha(que, a propósito, también tuvo entre sus autores a Frank Zappa). Cliff representaba a una generación que se oponía a la militarización y a los valores burgueses. De ahí un breve diálogo acusatorio que le hace al lector antes de dispararle:
Vaya, vaya, entonces eres una persona íntegra, amas la paz y la tranquilidad, la ley y el orden. Has trabajado más de veinte años en la misma empresa, le caes bien a tu jefe. Te han criticado, nunca te quejas...juegas a las cartas, lees el Nuevo Periódico de Zurich. crees en Dios y perteneces al club de tiro... ¡Eres teniente del ejército!... Ya era hora de que te liquidaran.
La elección del personaje de El dedo mortal no era incidental, pues una de las características más arraigadas de Stereolab es su inclinación marxista y de crítica social que tendría su sello en las letras de las canciones. Con esto de contexto,
Todo inicia con el encantador sonido de una FARFISA, el cual caracterizó el sonido de Stereolab en aquellos primeros años. Tim Gain cuenta que compraron una Farfisa Bravo en una tienda de caridad y que era tan primitiva que si tocabas algo más que un acorde mayor, las armónicas se comenzaban a romper. De hecho, comenta el mismo Gane, “los acordes de guitarra y farfisa eran básicamente el sonido de todos esos primeros discos de Stereolab” y prueba de ello está en ese órgano, la guitarra y el drone que nos dan un cósmico y misterioso inicio en “Super Falling Star”
Sin embargo, no podemos pasar de largo el gusto de la banda por Faust, Neu! y Can, siendo la presencia de ese sonido tan peculiar del motorik beat o del space-age pop music, del cual Juan García Esquivel fue influencia directa del grupo, o el pop francés como sucede con la canción “Mellotron”. Incluso, de acuerdo al libro Strange Sounds: Music, Technology and Culture (2001) de Timothy D. Taylor, Tim Gane explica la predilección por instrumentos analógicos en esa primera era de la banda, expresando que “Usamos efectos más antiguos porque son más directos, más extremos y se parecen más a la pastilla, puedes moldearlos en muchas cosas”.
Así, tenemos un espacio sonoro sin restricciones a mostrar su personalidad, su propio estilo evocativo con reminiscencias del pasado pero combinado de tal forma que parece sacado de un futuro en algún lugar dentro de Saturno.
Asimismo, el contenido lírico no se quedaba atrás sino que podemos escuchar referencias literarias en canciones como “Peng! 33”, que toma parte de su letra de Cien Años de Soledad del autor colombiano Gabriel García Márquez:
“Cosas increíbles están sucediendo en este mundo, cosas mágicas están sucediendo en este mundo… al otro lado del río hay todo tipo de instrumentos mágicos, mientras nosotros todavía vivimos aquí como burros/monos”.
Lo mismo sucede con “Enivrez-vouz”, el cual está influenciado por un poema en verso del poeta y ensayista francés Charles Baudellaire que se llama de igual manera que la canción y se traduce a “Embriágate”.
Uno siempre debe estar borracho. Eso es todo lo que importa: esa es nuestra única necesidad imperativa. Para no sentir el fardo horrible del Tiempo que os rompe los hombros y os encorva, debéis emborracharos sin cesar. Pero ¿con qué? Con vino, con poesía o con virtud, como tú elijas.
Pero emborracharse.
Es curioso que este poema haya sido uno de los seleccionados para llevar a una canción dada a su preocupación fundamental: el Tiempo y su potencia de controlar y restringir al estar dominado por el poder. Ya lo sabían los revolucionarios franceses cuando en julio de 1830, en varios lugares de París, se disparó a los relojes en las torres: el Tiempo que dicta la lucha, es distinto son distintos al tiempo de la monarquía.
Con esta fuerte pluma, también se cuenta que la enigmática “K-Stars” tiene como inspiración la Internacional situacionista una organización conformada por artistas e intelectuales que tenían como objetivo eliminar la sociedad de clases y el valor del dinero como un valor absoluto, para que ésta finalice con una languidez y soledad, gracias a ese sonido del drone, que es reminiscente a la soledad de Dave Bowman en 2001: A Space Oddisey
Después tenemos “Perversion”, canción que se acerca un poco más a lo que se estaba haciendo en los 80’s en el Reino Unido en cuanto a las guitarras nos referimos, pensando en bandas como Pop Will Eat Itself. Peng! también tendrá contrastes sonoros que se sienten evidentes en la transición de “You Little Shits” con “The Seeming And The Meaning”, donde, en ésta última, aparece nuevamente el motorik beat, acompañado de una guitarra rasposa que provocativamente nos lanza a sacudir la cabeza gracias a ese hipnótico final, mientras la canción exhorta a que, si alguien tiene algo que decir, verdaderamente sea algo de valor:
Nos comunicamos cada vez más/
De formas más definidas que nunca/
Pero nadie tiene nada que decir/
Todo es muy pobre, todo es solo un aburrimiento.
La locura no para con “The Seeming And The Meaning”, pues tenemos los riffs intensos de la que le sucede “Stomach Worm”, una de las canciones probablemente más subestimadas, pero que tienen un descontrol tan evocativo gracias a esa guitarra. Para así, llegar al inicio del final con una nota calmada, una suave guitarra y la voz de Laetitia Sadier cantándonos sobre cómo un buen primer paso para resistir los valores burgueses, cristianos, es regresar la mirada al placer:
La verdadera vida, encarnando el placer./
El triunfo más noble del Principio sobre la/
Mendacidad acobardada/
De la civilización cristiana burguesa
De esta manera finaliza el álbum de una banda que tiene como esqueleto a dos personas realmente apasionadas por la música con un deseo insaciable de buscar, conocer e incluso coleccionar más de ella, lo que desemboca en un potencial creativo que no cesa incluso hasta el año en que nos encontramos actualmente. Peng! es el inicio de algo que aún no vislumbra un final y gracias a lo cual, tenemos a un Cliff que nos exhorta a cambiar la resignación por la creatividad.