La película de la semana: 'El viaje de Chihiro'
A unos días de cumplir siete años de recomendar una película cada semana en esta columna digital en la página de Ibero 90.9, hoy se impone volver a hablar de un grande del cine mundial como Hayao Miyazaki.
Mientras hoy me ocupo de un clásico moderno como El viaje de Chihiro, a dos décadas de su estreno, es imposible olvidarme de que la segunda cinta que analicé aquí mismo, allá por julio de 2014, levanta el viento del mismo director.
Ganadora en su momento del Oso de oro de Berlín y el Óscar de la academia de Hollywood a mejor largometraje animado. El viaje de Chihiro es mucho más que una película japonesa que vendería una cantidad importante de boletos.
En ella, además de la confirmación del estilo de un director maduro que conocía perfectamente su oficio, se rebelaban las obsesiones de un autor que se interesa por la sabiduría de la tercera edad y la esperanza de la niñez que, desde su perspectiva, parecen el único antídoto ante la ambición y estupidez de la vida adulta.
La tradición y la pureza como única esperanza frente a la voracidad de un capitalismo cada vez más inhumano y torpe.
A dos décadas de su estreno, y con una técnica y propuesta visual que no le piden nada a toda la animación producida en todo el mundo desde entonces, El Viaje de Chihiro ha resistido intacta el paso del tiempo y nos sigue recordando que en el cine, como en toda buena narrativa, el fondo puede traducirse en forma.
Una joya que puede revisitarse estos días, como la mayoría de la obra de Miyazaki, en Netflix.
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