Noveno día de la Copa América y la gripe no me ha soltado. Más fiebre, más congestión nasal, más tos, más de todo...incluso más ilusión con la Selección Nacional. El día estaba despejado en Rancagua y parecía el ideal para concretar el buen futbol que se vio frente a Chile en el Estadio Nacional.
El Estadio El Teniente nos recibía con la Cordillera de los Andes de fondo, el recinto donde mejor se puede apreciar el monumento natural que atraviesa todo Chile. Por lo general estaría blanca en esta época, la ausencia de lluvia, y por ende de nieve, en esta ocasión no lo permitía.
En las afueras del estadio se veían más ecuatorianos que mexicanos, pero la afición tricolor no dejaba de cantar en la previa del encuentro y hasta que arrancó. De ahí parece que las pocas ganas mostrada por los jugadores en la cancha se traspasó a las tribunas y la gente no cantó en todo el encuentro -al menos en mi sector del estadio- excepto el gol y en los despejes del portero.
El sol se escondió y el frío, como siempre, nos tumbó igual que el juego de la Selección Nacional. Poco ritmo, pocas ganas, malos cambios y pésima actitud. Miguel Herrera remató sus malas decisiones con una expulsión en el terreno que terminó por enojar a la afición nacional.
"¿Para esto nos hemos estado muriéndome hambre y así poder comprar los boletos?" me dijo airadamente un mexicano sentado a mi lado. La noche más triste de la Copa América vivían los tricolores.
México eliminado con sólo dos puntos. Unidades que significan las únicas en las últimas 2 participaciones (6 partidos). Ahora México debe replantearse el futuro. Nosotros sólo replantear a qué partidos iremos sin el Tri en el horizonte. Chile y Argentina parecen ser los más atractivos.
Cristian Rivas
@cmrivass
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