Fotos por Misael Garrido ¿Cuándo fue la última vez que recuerdan que en la Ciudad de México tuvimos una noche llena de estrellas visibles en el cielo? Yo no me acuerdo, pero este sábado tuvimos una y fue un gran augurio de lo que estábamos a punto de presenciar en el estacionamiento del Instituto Goethe. Fue la noche en que recordamos que el krautrock es hermoso y que está tan presente en el ADN musical de tantas y tantas bandas y que posiblemente ni ellos mismos lo saben. Michael Rother, miembro fundador de las seminales bandas Neu! y Harmonia, se subió al escenario para colgarse su guitarra, rodearse de sintetizadores e hipnotizarnos con el monótono y característico ritmo viajadote que sus proyectos suelen incluir.
Antes de que Michael Rother y sus músicos se subieran al escenario, un warm up era necesario. Las puertas se abrieron bien tempranito desde las 6 de la tarde para darnos un encerrón bien bueno. Todo arrancó con las finas selecciones musicales de Eduardo Jiménez y Rafa Villegas, dos clavadotes musicales que hicieron pasar un buen rato con rolas oscuras y bailables. Después le siguió Vía Láctea, la banda de Carlos Alvarado, fundador de la legendaria agrupación de progresivo espacial Chac Mool, misma que dio un show lleno de experimentos musicales con sintes, violines eléctricos y una sitara. Como preámbulo al gran show, Marbeya Sound se echó un DJ set súper techno/industrial que nos dejó encendidos y listos para recibir a uno de los últimos grandes representantes del Kraut alemán.
Ya eran las 10:30 de la noche y en el estacionamiento del Instituto Goethe no cabía nadie más. Michael Rother estaba en el escenario. Ahí estaba la leyenda, la figura, el personaje, ese ser que uno se imagina que sólo existe en el internet o en las fotos de los libros de historia de la música. Con sus canas, con su tranquilidad y su conocimiento musical. Ahí estaba él, era de carne y hueso, era real. Por segunda vez en México, el también ex-integrante de Kraftwerk tuvo el control de nuestros viajes mentales durante una hora y media.
Nuestro protagonista, como lo indicamos anteriormente, portaba su guitarra y se rodeaba de sintes pero también se acompañaba de un alto, joven y rubio bajista, así como de un baterista que era pieza clave para lograr el más clásico de los sonidos repetitivos del kraut. Este personaje era Hans Lampe, amigo de Michael y baterista fundador de La Düsseldorf, otra banda muy importante dentro de la escena kraut alemana de los años setenta. Él tomaba el lugar de Klaus Dinger, baterista de Neu! que murió en 2008 y con quien también formaría La Düsseldorf. Es decir, también este señor de ya 69 años de edad era todo un pionero en el género y vaya que se notaba al momento en el que tocaba su batería de manera incansable con canciones de más de 10 minutos.
Pocas palabras al micrófono pero explosiones musicales. Michael Rother poco a poco soltó las canciones más importantes de sus proyectos musicales para el beneplácito de la fanaticada. Una de las primeras fue “Weissensee”, canción que hace alusión a la tranquilidad del agua cuando ésta se mueve en grandes cuerpos (nuestros cerebros flotaban ya). Llegó la siempre armoniosa “ISI”, la relajante pero épica “Seeland” y la motorik “Dino” de Harmonia (proyecto que tuvo junto a Cluster y Brian Eno de 1973 a 1976).
Mientras varias de estas canciones sonaban, es cuando podíamos escuchar el legado musical de Michael Rother. El kraut es tan similar a la música electrónica de nuestros días; es esa fórmula matemática de construir poco a poco una estructura rítmica que te lleva y lleva en un trance y de pronto explota para seguir con esa misma base pero diferentes sonidos de instrumentos. Al mismo tiempo nos dejaba claro cómo el kraut fue la manera alemana de interpretar el rock progresivo que abundaba en Inglaterra y Estados Unidos, ya que a diferencia de esos países, alguien como Rother al frente de Neu! y Harmonia hacía una música que te mete en un trance repetitivo en el que eres atrapado por el ritmo y por los viajes musicales que los otros instrumentos crean.
A pesar de la edad de dos de los tres personajes en el escenario, la energía no se iba y fue cuando llegó el momento supremo de la noche. Una de las canciones más legendarias dentro del género del krautrock es “Hallogallo”, una melodía de 10 minutos que es la monotonía perfecta para quedarte en el viaje psicodélico. Seguida de ésta inició “Negativland”, otra joya de 9 minutos que sonó tal y como aparece en ese álbum debut de Neu! de 1972.
Al terminar el concierto nos dábamos cuenta de que teníamos que salir de la parálisis que era escuchar a Michael Rother haciendo sus locuras. Nos quedaba más claro que el legado de los proyectos de este hombre nacido en Hamburgo es innegable. Si uno se pone a investigar en documentales, textos, videos, entrevistas, revistas, etc., se podrá dar cuenta que artistas y bandas como David Bowie, Sonic Youth, LCD Soundsystem, Stereolab, Devo, Radiohead, Boards of Canada, Primal Scream y muchísimos más, han señalado a Neu! y Harmonia como unas de sus grandes influencias musicales...tras este tremendo concierto, no los culpamos de eso.