Inicuo. Del lat. inīquus. 1. adj. Contrario a la equidad
2. adj. Malvado, injusto
No adorarás sus dioses, ni los servirás, ni harás lo que ellos hacen; sino que los derribarás totalmente y harás pedazos sus pilares sagrados. Éxodo, 23:24.
Fernando G. Alegre es un director asiduo del cine de género, bajo su batuta estuvieron las producciones: Los Infectados (2011, Dinamogeno Films) y Paciente 27 (2014, Dinamogeno Films). Ahora, en el marco de la fiesta de tripas, experimentación y horror más importante de Latinoamérica: Mórbido Fest, regresó con un nuevo proyecto bajo el brazo: Inicuo: La hermandad (2016, Dinamogeno Films), propuesta mucho más madura que lo consagra como uno de los más interesantes y prolíficos creadores de cine de género (ficción-horror) que hay en México.
https://www.youtube.com/watch?v=XoSWJjuu1_U
Inicuo: La hermandad es un tour de force donde Fede (Isaac Pérez Calzada) un taciturno y oscuro personaje de pasado incierto, inicia una especie de culto-secta con dejos de satanismo y un toque de fanatismo judeo-cristiano. A pesar de su presunto estado de iluminación, Fede es un sádico líder, predica la violencia exacerbada como evangelio. Contraparte de Fede, es Fernando (Marcos Duarte, actor fetiche del director Alegre), fotógrafo de profesión y con nexos poco claros con la secta, específicamente con su cabeza-jerarca. La vorágine de violencia se intuye parte fundamental para consumar el nebuloso plan de la misteriosa hermandad.
Dentro de su putrefacta organización, son comunes el secuestro, la tortura, la violación y el sadismo extremo. La Hermandad es un secreto a voces, los iniciados son pasados por el tamiz de la crueldad y la profanación. Inexpresivos, adustos y callados, con obediencia cuasi absoluta hacia el líder, así son los miembros de tan sui-generis congregación, interpretados por los actores: Verónica de Alba, Rodrigo Ostap, Guillermo Jair, Martín Villarreal, Manuel Ballesteros, Perla Delgado, entre otros.
La narración (el guión) deja muchos cabos sueltos de manera intencional, los espectadores son testigos de atmósferas opresivas, claustrofóbicas y desquiciantes, la fotografía es sobria, austera y melancólica, diría asfixiante. Las motivaciones y móviles que mueven a los personajes son poco claras, alevosamente están desdibujados, la trama se clarifica (hasta cierto punto) en las secuencias finales del metraje.
El horror es más intenso cuando los elementos para su desencadenamiento sólo son sugeridos, no explícitos, asusta más lo que no se ve. Uno de los méritos de Fernando G. Alegre es trabajar con poco y generar un aluvión de sensaciones que, inevitablemente, incomodan y sacan al espectador de su zona de confort.
Al igual que otras de las producciones presentes en Mórbido Fest, Inicuo: La hermandad se financió con muy pocos recursos y casi nulos estímulos gubernamentales, sin embargo, la recepción del público, así como de la crítica especializada, se vislumbra favorable.