Por: Jonathan Zuñiga (@eltalcuate)
A finales de la década de los ochenta el panorama social anunciaba tiempos llenos de bullicio y cambios radicales que pondrían en jaque a los paradigmas económicos y políticos a nivel global. Los adolescentes de esa generación fueron testigos de la reunificación de Alemania, la independencia de la ex Yugoslavia, y vivieron la llegada del Super Nintendo. Así mismo, fueron estos los que gozaron de un año inigualable en variedad musical.
Tardaron sólo días para que lanzamientos discográficos representativos de la época, vieran la luz: obras cumbres como el Uncle Anesthesia de Screaming Trees,Out of Time de R.E.M., The Smashing Pumpkins con su LP debut Gish, My Bloody Valentine y su álbum de culto Loveless y Leisure, álbum debut de Blur, por mencionar algunos.
Fue hasta el 12 de agosto de 1991 que el disco homónimo de Metallica, popularmente conocido como The Black Album o El Disco Negro nació, y catapultó a la banda de thrash metal al mainstream. Tan sólo en Estados Unidos, durante su primera semana de existencia se vendieron 650,000 ejemplares. El Disco Negro ha sido disco platino 16 veces y hasta la fecha se han vendido alrededor de veinticinco millones de copias en todo el mundo.
A pesar del gran éxito comercial del disco, la llegada de Metallica al mundo popular trajo consigo un sin fin de críticas. Por aquellos años, los fieles seguidores de la banda apelaban que el sonido característico de la banda había sido vendido. En discos pasados como Kill ’em all (1983) y Master of Puppets (1986) la esencia de sus canciones era mucho más espontánea, agresiva y no tan limpia. En gran medida el cambio de ese característico sonido se debe al exigente productor Bob Rock, que grababa de 30 a 40 tomas y recortaba las mejores partes para sintetizarlas en una sola. Bob colocó 50 micrófonos en la batería para captar un sonido más cristalino y sugirió a la banda bajarle a las guitarras. Es por esto la ausencia de solos de guitarra y el uso de doble bombo que a su vez empapaban de pop sus melenas desobedientes.
El Disco Negro se ha posicionado al paso de las décadas como uno de los discos favoritos de viejos y nuevos fans del metal. Inspiró a músicos que continuarían con el legado como Jimmy “The Rev” Sullivan, baterista de la banda Avenged Sevenfold, quien durante una entrevista en 2006 comentó: “Ese álbum fue tan grande e increíble… Con esas canciones aprendí a tocar la batería. Fue muy emocionante poder jugar con ellas”. Metallica transcendió de su género a los corazones de personas del medio pop como Shakira, que ha versionado algunas de las canciones a su estilo. En 1996 el cuarteto de cellos Apocalyptica interpretó de forma instrumental algunas de las canciones más famosas del álbum como “Enter Sandman” o “The Unforgiven”.
Hoy, a pesar de la polémica que hay detrás de la creación del disco, fue “The Black Album” el que acercó a una cantidad severa de fans a la obra entera de Metallica. Se convirtió rápidamente en la banda sonora de quienes transitaban por secundaria o preparatoria en los años noventa y es pieza clave en la unión de los millenials con la historia del metal. El álbum está a la par de ventas comerciales con gigantes como The Dark Side of the Moon de Pink Floyd, mismo que se ha convertido en un elemento importante para la historia de muchos.