Por Georgia Alcaide, Alfonso Basilio y Araón Rubio Ambición y egoísmo. Dos conceptos a los que se les atribuyen las deficiencias y problemáticas del mundo. Figuras de poder que se dedican a ver por sus intereses y los de su familia. Hijos, sobrinos y cuñados que están en la nómina sin ofrecer ningún trabajo a cambio, empresas contratadas para hacer obras públicas con una relación coincidente o sospechosa, con personas que tienen cargos públicos. Noticias de todos los días que no sorprenden, pero ¿cuáles han sido esos abusos de poder que se convirtieron en leyenda?, no por sus consecuencias, sino por los motivos por los que fueron realizados. El poder transforma y llega a límites inimaginables, incluso para quienes lo poseen. La emoción rebasa la razón en cualquier ser humano. Cualquier emoción, los impulsos provocados por el enojo que escupen palabras que después se arrepienten de haber salido. El amor, ciego, tan ciego como el deseo. Esa ceguera culpable de la confusión entre uno y otro y la necesidad de demostrar esas emociones. Así, como cualquiera, algunos de los líderes y figuras de poder más importantes de la historia, convirtieron sus emociones mortales, en inmortales.
Enrique VIII, rey de Inglaterra durante 38 años, inició su reinado en 1509 casado con Catalina de Aragón, española, quién no podía darle hijos varones. Pretexto perfecto para proceder con una petición de divorcio que tenía como trasfondo, un deseo casi incontrolable por Ana Bolena. Su divorcio fue negado por la corte y la iglesia católica, pero nada detuvo su capricho. Enrique VIII rompió lazos con el Papa y la religión católica, y fundó la iglesia anglicana; que convenientemente para él, permite el divorcio, convierte al rey en la representación terrenal de Dios y le permitió en ese momento, casarse nuevamente por la iglesia, con Ana Bolena, decapitada en 1536 después de ser acusada de adulterio, incesto y traición. Después de Ana, Enrique VIII tuvo cuatro esposas más.
Sha Jahan, emperador del imperio mogol en la India durante 30 años, desde 1638. Su nombre en persa, significa “Rey del mundo”. Recursos económicos casi ilimitados y un amor por su esposa, Mumtaz Mahal, que puede definirse de la misma manera. El emperador mandó a construir como homenaje en vida para su esposa, los jardines de Shalimar en Lahore. Mumtaz Mahal le dio al emperador 14 hijos y falleció en el parto del último heredero. Desconsolado, Sha Jahan, ordenó construir un homenaje póstumo. El Taj Mahal, una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, cuyo nombre significa “Palacio de Corona”. Porfirio Díaz, presidente de México en nueve ocasiones. Entre sus amoríos estuvo Juana Catalina Romero. Se conocieron en el Istmo de Tehuantepec, él de 27 años, ella de 20. Durante los dos años que las circunstancias de la guerra de la Reforma en 1859 les permitieron estar juntos, se crearon mitos sobre su romance, entre ellos, se cuenta que al inicio de la construcción de los carriles de Tehuantepec, Díaz ordenó que la ruta fuera modificada para que pasara a solo unos metros de la casa de Juana Cata, quien más adelante impulsó la región y hoy es considerada la heroína del pueblo. Después de casi 50 años de no verse, Porfirio y Juana Cata se reencontraron en 1907, durante la inauguración del ferrocarril, esa fue la última vez que se vieron. Ambos murieron en 1915.
La tradición del cortejo amoroso en México y el mundo, como todo, ha cambiado a través del tiempo.
En la Revolución mexicana, las mujeres eran consideradas un botín. Y los soldados eran capaces de terminar con familias enteras por no permitir llevarse a las mujeres. Las parejas se formaban así: “el hombre que la robara, a ese hombre debía de servir”. Sin conocerse, con el riesgo de encontrar o no, empatía y conexión. No había tiempo de conocerse y considerar si pasar juntos el resto de sus vidas era lo que ambos querían.
Las relaciones humanas se ven afectadas positiva y negativamente debido a la tecnología. Un estudio realizado por el Pew Research Center en Estados Unidos, indica que el 21% de las personas casadas se sienten más cerca de su pareja gracias a los mensajes que se envían durante el día. En jóvenes el porcentaje es de 41%.
El 25% de las parejas se mandan mensajes cuando están juntos en casa y el 8% discuten sobre la cantidad de tiempo que uno de ellos pasa viendo su Smartphone.
El 9% de los jóvenes de 18 a 29 años, arreglan sus peleas por mensaje, algo que no lograron hacer cara a cara.
Una de las diferencias más notorias entre el ser humano y los animales, es la manera de relacionarse. La naturaleza de los animales incluye una forma establecida de relacionarse para después reproducirse. Como la babosa ninja, descubierta en 2010. Este insecto puede lanzar pequeñas estructuras que contienen calcio carbonatado con el potencial de perforar la piel de su potencial pareja. Las estructuras con forma de dardo, aumentan la posibilidad de la babosa ninja de reproducirse.
La monogamia también forma parte de la naturaleza de algunas especies, entre ellas no está incluido el humano. La monogamia es por definición, una adaptación social con fines biológicos, no solamente una elección.
El lobo gris es una de las especies monógamas por naturaleza. También las nutrias, que forman familias, viajan, cazan, juegan y duermen juntas. La base principal de su unión es la pareja de adultos que cría en conjunto a los más chicos del grupo.
Los buitres negros compiten por la atención de la hembra, y una vez formada una pareja, el resto de la parvada los protege, incluso con ataques a cualquier pájaro que intente intervenir entre ambos. También los pingüinos son monógamos, macho y hembra comparten las responsabilidades del cuidado de sus crías.
Como esos, hay muchos ejemplos sobresalientes. En cambio, los humanos, por no tener un proceso preestablecido para relacionarse, hacen evidente la influencia de la cultura, el contexto histórico, social y en ocasiones religioso en el cortejo amoroso, lo que lo convierte en un ritual versátil, adaptable y lleno variables.
La globalización, los avances tecnológicos y científicos, además de modificar el modo de vida, permite medir y estudiar cada uno de sus aspectos.
¿Cuántas veces en promedio pueden romperte el corazón?. Graeme Simsion, un investigador de Reino Unido, entrevistó a 2000 personas que dicen ya haber encontrado a su pareja ideal. En promedio, cada uno se enamoró dos veces antes de encontrar a la persona que consideran su amor eterno.
También cuantificó cuántas relaciones se tienen antes de encontrar al indicado o indicada. Las mujeres, besan en promedio un mínimo de 15 personas, tienen relaciones sexuales con siete personas diferentes y practican sexo casual en cuatro ocasiones. Los hombres, en cambio, besan a 16 personas, tienen relaciones sexuales con 10, y practican sexo casual con seis personas mínimo. El 94% de las mujeres y el 88% de los hombres que participaron en el estudio, creen firmemente en el amor verdadero.
Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México, analizaron las implicaciones neurológicas del amor. En 2008, develaron que el amor dura máximo cuatro años y se caracteriza como un “estado demencial temporal”.
Las sustancias químicas que genera el enamoramiento, ocupan todas las neuronas y provocan que los pensamientos se dirijan una y otra vez a la persona amada.
Definiciones científicas, filosóficas y puramente emocionales. De cualquier manera, sentir enamoramiento o deseo, es inevitable, al igual que sus consecuencias.