Los demonios están de moda, no sólo por los líderes políticos o criminales que nos rodean, sino también por los que presenciamos en la televisión. En esta temporada del año, que ha sido apocalíptico para todos, se estrenó una serie basada en una de las películas de terror más galardonadas de todos los tiempos: El exorcista.
La obra cinematrográfica de William Friedkin, basada en la novela de William Peter Blatty, trata sobre la posesión de una chica en su casa. Esta obra fue una fábula para retratar las paranoias urbanas, en una época en que la guerra de Vietnam todavía estaba fresca. Este 2016, la historia regresó en formato de televisión.
Esta versión para la pantalla chica comienza con un exorcismo en la Ciudad de México (lugar demoníaco por antonomasia), donde la narrativa dramática sigue un juego en donde la traición y la corrupción, ascienden a los más altos niveles políticos y clericales: un complot para atacar al Papa y una venganza que se remonta a cuatro décadas.
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De la misma forma, la cinta de culto de los ochenta Evil Dead –creación de Sam Raimi–, fue reinterpretada de nueva cuenta en forma de serie para televisión en Ash vs Evil Dead, después de que el remake de la película fuera realizada por el director uruguayo Fede Álvarez con un discurso de extrema violencia. El icónico Bruce Campbell, es el héroe que tiene que enfrentarse a los demonios que quieren controlar al mundo (otra vez). Con escenas que se acercan a un performance del polémico artista austríaco Hermann Nitsch, Ash vs Evil Dead es políticamente incorrecta y sangrienta.
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Los demonios vuelven a la pantalla mediática, mientras los zombies se diluyen en las nuevas narrativas. Con escasas excepciones, los muertos vivientes van en declive. Una excelente excepción es la cinta coreana Train to Busan, recientemente estrenada en nuestro país. Así como Danny Boyle catapultó a los muertos vivientes y The Walking Dead lo hizo en sus primeras temporadas, el género se ha agotado y los ratings han bajado de manera alarmista para la serie. En cambio, el rating de los demonios sigue a la alza.
Dos aproximaciones nuevas sobre estas figuras demoniacas, son la divertidísima cinta Deathgasm y The Witch. La primera trata sobre un grupo de heavy metal que se encuentra unas letras ocultas en un antiguo LP, perteneciente a un héroe del metal decadente y retirado. Hasta el famoso tritono se escucha en la cinta, que es una referencia a todas las leyendas urbanas sobre un supuesto satanismo en las letras de sus canciones. La segunda es la cinta es de un tinte más histórico. Excesivamente fiel a la época, The Witch, de Robert Eggers es una de las mejores películas de este año. Eggers nos lleva al aquelarre de Goya en donde las brujas celebran al paganismo y la sexualidad. El pecado que los puritanos que pretenden controlar. En El exorcista vemos al demonio dentro de los poderosos: la policía, los políticos, la alta jerarquía religiosa, haciéndolos sus títeres para poder orquestar sus planes. ¿Coincidencias con la realidad?
