Love is a mixtape y porqué fui a ver a Sleater-Kinney

Una de las mayores pruebas de amor es darle a alguien un disco que contenga tus canciones favoritas. De esto habla el libro Love Is a Mixtape. Life and Loss, One Song at a Time (Random House, 2006) de Rob Sheffield, editor de la revista Rolling Stone y autoridad en el periodismo musical estadounidense. En esta novela autobiográfica, hace un recorrido por momentos significativos de su vida donde se ven relacionados la música y el amor, pues Sheffield narra sus primeras experiencias con estos dos entes y que más adelante recaen en la figura de Renée, su primera esposa.

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El elemento que más llama la atención son las ilustraciones que abren cada capítulo: la cubierta de un mixtape, es decir, la lista de canciones que alguien grabó en un cassette porque le parecía buena idea ponerlas en ese orden, ya fuera para el consumo personal o para compartirlo con alguien. Para esta novela, el autor toma las cintas que sonaban en los momentos más representativos de su historia personal y desarrolla cada capítulo a partir de ellas, explicando cómo la situación y la canción pudieron mezclarse y cobrar relevancia. El primer mixtape que hizo con su padre, un baile de las épocas estudiantiles, la primera novia, el primer mixtape para Renée, su boda con ella, entre otros, son las historias que se encuentran en el libro.

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Desde un inicio, Rob Sheffield pone el dedo en la llaga, pues explica que Renée murió cuando tenían seis años de casados y, por lo mismo, la obra es una homenaje para ella. Sin embargo, el libro traspasa ese límite y homenajea todo lo que los unía como pareja: música, películas, la cultura pop de la década de los noventa en general. Love is a mixtape es el reflejo de una época y cómo era estar enamorado durante ella. Por otra parte, Renée representa el ideal de amor; tanto las coincidencias en gustos como las peleas, esa chica que simplemente es genial y la vida no puede marchar de igual manera después de haberla conocido.

Varios de los pasajes de este libro son memorables, desde la teoría del mixtape, donde se explica las razones más recurrentes para elaborar uno y -de las que sobresalen “The Party Tape”, “I Want You”, “The Road Trip” y “You Break My Heart and Made Me Cry and Here Are Twenty or Thirty Songs About It”-; pasando por la primera cinta post-ruptura titulada “Love Makes Me Do Foolish Things” por la canción de Martha & The Vandellas; hasta llegar a la crónica de lo que sucedió en los círculos musicales cuando murió Kurt Cobain. Pero si hay un momento cumbre dentro de Love is a mixtape es, definitivamente, la muerte de Renée.

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Cuando Rob Sheffield narra este momento, recuerda que sucedió una tarde que ambos estuvieron juntos escuchando sus discos favoritos y un mixtape titulado Crazy Feeling. De este capítulo, recupero y traduzco un fragmento donde el dolor de la pérdida se ve afectado por una canción de esta mezcla:

Pensaba en esa cinta, Crazy Feeling, y me pregunté si podría tocarla cuando volviera. Estuve escuchando una canción en mi cabeza, la primera de la cinta, “One More Hour” de Sleater-Kinney. No sabía si podría volver a escuchar esa canción cuando volviera, o incluso si podría oírla de nuevo. Pero desde que Renée murió, estuve pensando en “One More Hour”, la canción más triste de Sleater-Kinney. Resonó en mi cabeza toda la semana: cuando estaba en la funeraria, tratando de dormir, o sentado en el piso mientras esperaba una llamada del Hospital de Richmond para decirme que todo había sido un error. La canción daba vueltas en mi cabeza, como el sonido del tren que escuchaba Al Pacino en The Godfather antes de dispararle al turco.

“One More Hour” es una canción punk-rock donde Corin Tucker canta sobre cómo se irá en una hora más. Una vez que deje la habitación, no volverá. Ella no quiere irse, y trata de convencerse de no hacerlo. Pero Carrie Brownstein le canta como fondo vocal que todo ha terminado. La forma en que interactúan las voces es algo que nunca había escuchado. Corin canta sobre caminar fuera de un lugar al que nunca podrá regresar, dejando algo que no quiere dejar ir, tratando de negociar con alguien que no puede responderle. Las guitarras tratan de retenerla y atarla, pero ella grita superándolas, rehusándose a irse en silencio porque es demasiado tarde para una partida elegante. Corin gruñe y lo posterga, todo por un poco, sólo un poco más de tiempo.

En contexto, Sleater-Kinney es una banda conformada por tres mujeres (Corin Tucker, Carrie Brownstein y Janet Weiss) y su primer álbum salió en 1994; desde entonces, se posicionó como un grupo representante del movimiento riot grrrl. Su tercer disco es Dig Me Out (Kill Rock Stars, 1997) y el primer sencillo es “One More Hour”, su segunda mejor canción según la revista Spin -por cierto, la canción nació a partir de la ruptura amorosa que tuvieron Tucker y Brownstein cuando eran pareja-. También que tras diez años de ausencia de los escenarios, han vuelto con su octavo trabajo de estudio, No Cities to Love, y una gira que tocó tierras mexicanas en la edición 2015 del Corona Capital, su segunda visita a nuestro país (la primera fue en 2003 con Pearl Jam).

De igual manera, forman parte de esa época -segunda mitad de los noventa- donde era común ver bandas de rock alternativo dentro de películas de adolescentes, como a The Donnas en Jawbreaker (1999) o Letters to Cleo en 10 Things I Hate About You (1999). Este último dato parecería caprichoso, pues Sleater-Kinney nunca hizo una aparición en alguna película y sólo tres de sus canciones forman parte del soundtrack de una producción cinematográfica de ese tiempo. Sin embargo, es de resaltar porque forman parte del soundtrack de cualquier persona aun cuando nunca las haya escuchado. Los párrafos anteriores de la novela de Rob Sheffield dan cuenta de ese sentimiento de saber la finitud de las cosas, pero de todas formas querer postergarlo. Escuchar por primera vez “One More Hour” es reconocer la melodía de algo ya vivido y no por ello menos doloroso, pues aunque todo se haya ido al carajo aún hay un poco de falsa esperanza. ¿Qué se habría dicho si hubiéramos contado con esa hora más? “One More Hour” es también saber que de haber tenido esa oportunidad de más tiempo, se hubiera desperdiciado.

https://www.youtube.com/watch?v=3VoWc3yypHs

La música nos permite volver sobre nuestros pasos y ver en vivo a Sleater-Kinney era la manera en que yo buscaba reflexionar sobre la pérdida. Sin embargo, su setlist se conformó de otras grandes canciones como “The Fox”, “Jumpers”, “Surface Envy”, “No Cities To Love”, “Dig Me Out” y “Modern Girl”. No oír “One More Hour” ni “Little Babies” (el otro track de Crazy Feeling) me afectó en un principio, pero luego hizo que no pensara en los malos momentos ni me proyectara más en la historia de Rob Sheffield, pues la actuacción de Sleater-Kinney más bien me permitió adquirir y no seguir perdiendo. Tal vez no fue un acto repleto de gente como el de Calvin Harris, pero este grupo mantiene la actitud a pesar del tiempo y supera los escaños del riot grrrl y rock alternativo para sólo tocar rock. Su música no convocaba la nostalgia de los viejos tiempos ni era el presente fugitivo de la moda. Sleater-Kinney nos regaló a quienes asistimos ese día al Corona Capital un momento que podríamos prolongar por más de una hora y no por el dolor de alguna ausencia, sino por el gusto de haber visto a una banda que logra abarcar un círculo cromático de emociones en cada nota interpretada. No era una cita con el pasado, era una cita con tres chicas cuya prueba de amor para nosotros eran sus propias canciones.

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NOTA: El libro Love is a mixtape se puede conseguir físicamente en Amazon y El Péndulo, mientras que el e-book en la página de Librerías Gandhi.

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