'Sangre Caliente', la reapropiación sonora latinoamericana de Los Rolling Ruanas
Después de una agitada temporada de huracanes, la isla de Pocajú retomó sus comunicaciones con el mundo exterior. El Marajá declaró estado de emergencia musical tras el atronador paso de meteoro bautizado con el nombre de Carmen, y no precisamente la de la cadenita. Debido a que el Correo Imperial se vio impedido de realizar sus funciones, diversas novedades discográficas se quedaron varadas a medio camino. Afortunadamente, al mal tiempo buena cara, como rezan los sabios de Jucapó, y la fiesta de ritmo y sabor continúa para beneplácito de toda la nación pocajuta.
Dentro de las miles de novedades que se encuentran anegando la Fonoteca Real (adelantamos una de nuestras joyas con la aparición del disco de Malphino en las frecuencias de nuestra estación hermana Ibero 90.9), nuestros doctos musicólogos se toparon con una vianda sonora que deleitó los oídos del Marajá, se trata nada más y nada menos que Sangre Caliente (material que formalmente vio la luz el pasado 4 de mayo de 2018) , simbiosis de ritmos y géneros, producto de las estrambóticas mentes del combo bogotano Los Rolling Ruanas.
Con una trayectoria que tiene sus albores en el 2014, la agrupación conformada por: Juan Diego Moreno (voz y guacharaca), Fer "el Padrino" Cely (requinto y coros), Luis Guillermo González (guitarra y coros) y Jorge Mario Vinasco (tiple y coros), cuenta en su haber con el EP Origen (2016) y el larga duración La balada del carranguero (2017).
A pesar de ser una banda relativamente joven, su creatividad desbordada se nota en su hasta ahora cuasi prolífica carrera, sus rocambolescas influencias los sitúan como un acto híbrido que abreva de las sinuosas aguas del delta del Mississippi y las plantaciones algodoneras, así como de los campos cafetaleros colombianos y toda la geografía latinoamericana. Su amasijo musical los aventuró a confeccionar un sui generis sonido que mezcla la música tradicional de Colombia (carranga) con el rock de cepa afroamericana. Ataviados con la tradicional ropa de trabajo de los campesinos andinos (la ruana es una especie de poncho de lana gruesa) estos músicos bogotanos rinden pleitesía a una antiquísima tradición y le infunden aires de modernidad sonora para re-contextualizarla, re-apropiarse de los usos y costumbres sonoros y traerla al público posmoderno. ¡El Maraja quedó anonadado con las composiciones de Los Rolling Ruanas!
"Nosotros hacemos una fusión entre el rock and roll y la música carranguera. Es una música de origen campesino que popularizó el maestro Jorge Velosa, en los años 70, conocida en la altiplanicie cundiboyacense".
Jorge Mario Vinasco, Los Rolling Ruanas
Sangre Caliente es un viaje que recupera y actualiza diferentes géneros del folclor andino y colombiano, el viaje recopila desde: rajaleñas (coplas picarescas que alaban o critican a un individuo y que tienen como principal misión hacer reir), fandangos, huapangos con aires rancheros, chicha, salsa, vallenato y una rica paleta de sonidos que reivindican una forma de ver y sentir el mundo.
Quisimos reunir un trabajo que tuviera el carácter y el temple de la música de América Latina, en muchas otras formas. Es como una identidad que está en nosotros también, que tiene su luz y nicho en la carranga, en el altiplano cundiboyacense, pero que también es toda una historia de influencias de la región que también nos ha enseñado a hacer música de muchas corrientes.
Juan Diego Moreno, voz y guacharaca de Los Ruanas.
Compuesto por trece cortes que deparan un periplo por diferentes regiones de Latinoamérica y el altiplano colombiano, esta producción contó con los servicios de Mario Galeano (Ondatrópica, Frente Cumbiero, Los Pirañas y un largo etcétera) una de las figuras más icónicas de la nueva ola de música popular-folclórica latina, en la producción, así como de Daniel Michel (ingeniero mexa). El plato se grabó en el estudio Mambo Negro, con base de operaciones en Macondo-Bogotá-Colombia. Cabe resaltar que el proceso de grabación propuesto por Galeano recurre a procesos analógicos para conservar la naturalidad, crudeza y poderío de la agrupación. Es una producción muy vintage, se ha grabado en cinta, en analógico, con muy poco maquillaje, sin procesar la voz y sin procesos digitales, comentó en entrevista Juan Diego Moreno.
El primer track que conocimos fue el sencillo "Fan Django", una frenética composición que posee una descomunal fuerza que emana directamente de las cuerdas y requintos (influencia directa de la carranga) y el raspado de la guacharaca. Este primer sencillo es un homenaje carnavalesco y juguetón, con elementos netamente carrangueros, al gran maestro de la guitarra gitano-jazz, Django Reinhardt. ¡Puro baile y sabor suramericano!
El manifiesto sonoro de Los Ruanas apela a la exaltación de los valores musicales de los pueblos autóctonos de América Latina, el español es la lengua que domina de pies a cabeza la lírica de la novel producción. Parte del encanto de Sangre Caliente radica en que a pesar de mantener un discurso sonoro folclórico, el combo colombiano no rehuye a las influencias del blues, la psicodelia y el rock and roll más espeso, como podemos percibir en "Ficción", corte número dos del plato que esgrime una afilado y mordaz discurso que viene de maravilla en medio de una sociedad esclava de la vanidad, el egocentrismo y la individualidad.
"Al caer el sol" tiene aires de milonga, tango y bolero, es una composición que exuda anhelos, tristeza y melancolía. Al escuchar la composición, el Marajá sólo atinó a mirar el mar desde sus aposentos y a soltar un hondo y taciturno suspiro, ¿recuerdo de un viejo amor?, quizá. La odisea rítmica transmuta todo su sentido de manera radical y de los demonios de la nostalgia, Los Rolling Ruanas nos ofrecen una poderosa carranga con "Sangre Caliente", calientita calientita, que nos incita a tomar una mulata por las caderas y comenzar a echarle lumbre a la pista de baile. Sensualidad auditiva, lujuria sonora que afloja los músculos de la pelvis.
"Caballo de acero" es una oda a la bicicleta, el animal mecánico todoterreno que luce indomable y poderoso. Además hace alusión a los diversos purasangres del ciclismo colombiano, como el legendario "Cochise" Rodríguez. "La edad primera", corte donde comparten tablas con el icónico Inti Illimani, es folclor que coquetea sin tapujos con la psicodelia del Jethro Tull. "Patecumbia" suena a corrido de la Revolución mexicana, no obstante, tiene unos intempestivos cambios sonoros que la hermanan con el swing y el rock a la Chuck Berry.
Evidentemente estamos ante un disco ecléctico de pura cepa, el presupuesto es la mezcla, el crisol de ritmos que conviven, se amoldan y regodean sin concesiones. El periplo no ceja en su andanada de sorpresas, el corte número ocho, "Rajaleña", es un juego semántico (a manera de coplas que remiten a los intérpretes del son jarocho) que se enriquece con la colaboración de Rap Bang Club, tándem de rap afincado en Bogotá, y sus cambios de ritmo vertiginosos, ¡una locura! "Mr. Gringo" es una parodia del omnipresente turista gringo que deambula como zombi (cámara en mano, sombrero y sandalias, en el mejor de los casos) a lo largo y ancho de las venas profundas de América Latina, últimamente en busca de ritmos extravagantes, tal y como la chicha. "Ojos de serpiente" es una oda al desamor y sus paliativos etílicos (cerveza y aguardiente), carranga western para galopar por las pampas.
La parte final del plato es un derroche de versatilidad sonora y virtuosismo, las cuerdas, el requinto, el tiple y la guacharaca se superponen para crear secuencias festivas y potentes , tal y como en "Huracán", corte ideal para tirar taconazo. "Cordero manso" es una jocosa y a la vez triste estampa de la vida bucólica (pobreza y hambre hay en todos lados, también amistad y compasión), es el preludio, atronador, perfecto para el potente cierre. "Quimeras" es una reverberación del espíritu grunge de Seattle, matizada con cantos tribales (cortesía de Fémina, combo de rap oriundo de la Argentina) que navegan entre lo etéreo y lo chamánico.
Sangre Caliente es una odisea que atrapa, encanta, desafía y enamora. Los Rolling Ruanas son el resultado de una visión que conjunta lo local con lo global, la tradición con la vanguardia, son unos melómanos aventureros que no le temen a la experimentación, mucho menos a la simbiosis de ritmos y culturas de nuestra América profunda.