Los riesgos que conlleva el deporte. Murió la boxeadora Jeannette Zacarías
Por Andrés Moreno
El pasado 2 de septiembre se confirmó el fallecimiento de la pugilista mexicana Jeannette Zacarías, tras haber quedado en estado de coma, luego de una pelea de box contra Marie-Pier Houle, en Canadá, cinco días antes. Estos hechos vuelven a recordarnos cómo los deportes, vistos como un homenaje al cuerpo humano y lo que es capaz de hacer, tampoco son exentos a esa constante que es la muerte.
Por un lado, están los deportes extremos que, como su denominación lo indica, llevan el cuerpo a sus límites, poniendo en jaque la vida de los atletas en cada momento. El deporte más peligroso del mundo es el Salto Base. Consiste en lanzarse desde una plataforma en un traje aéreo equipado con un paracaídas. El riesgo de este deporte radica en que la altura desde la que se salta es relativamente baja; por lo general, se hace desde acantilados o edificios altos. Esa distancia da muy poca posibilidad a la reacción para tener un aterrizaje adecuado, además, es probable encontrarse con varios obstáculos mientras se está volando. La probabilidad de fallecer practicando el salto base es de 1 sobre 60.
A ese se le suman otros deportes de riesgo como la escalada, sobre todo aquella que se hace sin cuerda de seguridad, el buceo en cuevas, el alpinismo o el tow surf, que consiste en surfear olas de hasta ocho metros de altura. Todos ellos tienen una peligrosidad alta, que de todas formas obedece a la naturaleza del deporte.
Sin embargo, hay disciplinas con un menor grado de riesgo, que igual pueden terminar en consecuencias fatales para quienes los practican. El boxeo, evidentemente, es uno de ellos. Aunque 1 de cada 2,200 pugilistas fallece durante, o luego, de un combate, es una disciplina de muy alto riesgo para quienes la practican. Los boxeadores se exponen, en cada pelea, a recibir múltiples golpes en la cabeza, con el riesgo de que alguno de ellos afecte las funciones cerebrales. De hecho, el objetivo del deporte es dejar inconsciente al oponente, y eso solo se logra ocasionándole algún daño en su sistema nervioso. Por lo general, el pugilista noqueado se recompone; pero puede pasar que la sucesión de golpes que le propinaron haga un daño mucho mayor, como un hematoma.
Otro deporte popular de alto riesgo es el automovilismo. La probabilidad de muerte en esta disciplina es de 1 sobre 100, y los 68 fallecimientos en la historia de la Fórmula 1 demuestran que los pilotos están entre la vida y la muerte cada vez que suben a sus monoplazas. Los riesgos son, principalmente, las lesiones que se pueden producir en un choque o accidentes producidos por fallas en el mismo vehículo. En el motociclismo la probabilidad es menor, 1 de cada 1,000, pero igualmente es un deporte muy propenso a los accidentes. Por ejemplo, en la historia del Moto GP han ocurrido 41 muertes.
Pero aparte de los deportes en donde se puede fallecer por un accidente o una lesión, hay otros en los que se puede morir por una falla en los órganos vitales. Como la muerte súbita, que es cuando una falla en el sistema cardiovascular resulta fatal para el atleta; el futbol, el ciclismo y el running son las disciplinas en las que hay mayor riesgo de sufrir estos casos.
Aunque la probabilidad de tener una muerte súbita practicando estos deportes es de 1 en 100,000, son en los que más riesgo hay de morir por un problema cardiovascular. La referencia más reciente puede ser lo de Christian Eriksen, jugador danés que sufrió un infarto en medio de un partido y que, afortunadamente, sobrevivió.
En definitiva, los deportes, sin importar su naturaleza, son evidentes muestras de culto al cuerpo y a las capacidades de los seres humanos; pero la vida es un elemento aún más importante y la seguridad debe ser un tema de debate prioritario ya sea en las canchas, las pistas, o el ring.
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