Por Brenda Liviere (@brentibrent)
Antes lo conocíamos como Antony Hegarty o Antony and The Johnsons y sus canciones hablaban de los problemas que Hegarty tenía con su identidad como hombre. Cinco años después de su último disco con Anthony and The Johnsons, regresó como una nueva identidad: Anohni.
Con once canciones que corren por un mar sonoro de sintetizadores por 41 minutos, Anohni entregó uno de los mejores discos del año, Hopelessness. Este álbum cuenta con Hudson Mohawke y Oneohtrix Point Never como co-productores, quienes ayudan a lograr con maestría la tarea difícil y delicada de balancear las letras de protesta con la música electrónica.
La transformación física de Hegarty se queda atrás comparada con el cambio musical desde sus proyectos pasados, sobre todo en los ritmos que utiliza para abordar temas como el cambio climático, la administración de Obama, el terrorismo o la pena de muerte. Anohni toma las tragedias modernas de nuestros tiempos y las convierte en himnos apocalípticos.
A pesar de que el título del álbum es desesperanzador, también es un gran esfuerzo para que la gente se detenga a realmente escuchar las canciones, y la reflexión de éste rinde frutos cuando al final del álbum, Anohni logra dejarnos con un sentimiento totalmente opuesto: un sentimiento de protesta y lucha en contra de todo ello.
https://www.youtube.com/watch?v=5ZW1BBkquFA
El extracto de este álbum fue realizado por Ale Nava y puedes leer la reseña completa aquí