'Los dorados años ochenta': colorido elogio de lo cotidiano musical
¿Cuántas historias pueden converger dentro de un centro comercial? Ninguna fuera de lo común. Y al mismo tiempo, todas. Los dorados años ochenta lo demuestra al cantarlo y bailarlo.
Hace apenas unas semanas navegaba el catálogo de la plataforma Mubi y me llamó mucho la atención ver que estaban mostrando una comedia romántica dirigida por Chantal Akerman.
La imagen que yo tenía de la realizadora belga venía de sus trabajos previos, y quizás mejor conocidos; cintas contemplativas que a primera vista podrían parecer áridas y hasta cierto punto, experimentales.
La Chambre, Jeanne Dielman: 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles y News From Home forman parte de la filmografía de Akerman; son películas en las que la cineasta experimenta con la filmación en tiempo real y como tema, habla sobre el paso del tiempo en la cotidianidad. Así, Akerman nos muestra la progresión del tiempo a través de ritmos lentos y desarrollos dramáticos casi imperceptibles.
En la recién terminada edición del FICUNAM, que además celebró su décimo año de vida, una de las retrospectivas principales fue dedicada precisamente a la trayectoria de Chantal Akerman; atinadamente la llamaron “Elogio de lo cotidiano”.
Hoy en día, existe una limitada cantidad de plataformas digitales que muestran el trabajo de la escritora y directora belga (en formato físico también son límitadas— la Colección Criterion vende algunas de sus principales obras), sobretodo en México. Por lo tanto, la retrospectiva que ofreció FICUNAM resultó ser una oportunidad única para el público: no sólo puso los reflectores sobre una cineasta única e influyente, sino que también mostró su filmografía, prácticamente, completa.
Y precisamente durante el festival, la primera película que tuve oportunidad de ver fue Los dorados años ochenta, dirigida y escrita por la gran Akerman. Esta cinta estrenada en 1986, no fue la que había visto anunciada en Mubi con anterioridad, pero resultó ser también una comedia romántica (y… ¡sorpresa!… un musical!). Con curiosidad y sin expectativas, Window Shopping —como también es conocida en inglés— resultó ser una experiencia sumamente interesante, un increíble ejercicio de estilo que mezcla la música, la comedia, el romance y la cotidianidad de manera divertida y amena.
La historia gira alrededor de tres jóvenes que trabajan en un salón de belleza que se ubica frente a una tienda de ropa dentro de un centro comercial en Bélgica. En el salón de belleza, las chicas se encargan de cumplir con sus responsabilidades y embellecer a la clientela mientras se distraen fácilmente por la vida amorosa de Mado, quien está enamorada del hijo de los dueños de la tienda de ropa, Robert. Él, a su vez, está perdidamente enamorado de Lili pero no puede hacer nada al respecto porque sus padres la desaprueban.
Este triángulo amoroso se complica aún más cuando llega un ex-soldado americano a Bélgica para buscar a su viejo amor, dueña de la tienda y madre de Robert, Jeanne (interpretada por la entrañable Delphine Seyrig). Estéticamente admirable y perfectamente coreografiada, Los dorados años ochenta retrata las historias cotidianas de los encantadores personajes que Akerman creó, y cabe mencionar que compuso, al haber escrito las canciones interpretadas en la película.
A través de este elogio de lo cotidiano en particular, Los dorados años ochenta nos muestra a una Chantal Akerman de la que se habla menos, pero que resulta igual de estimulante y absorbente que el resto de su trabajo.