¿Legalizar la marihuana para combatir la deforestación?
La discusión sobre la legalización de la marihuana en México ha vuelto a colocarse en la agenda pública desde que en octubre de 2018 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió una jurisprudencia para el uso recreativo de la marihuana, seguido de la iniciativa de ley propuesta por la titular de secretaria de Gobernación (Segob), Olga Sánchez Cordero.
Siempre que se habla sobre la legalización de la marihuana el debate se divide en dos grandes campos: la marihuana recreativa y la marihuana medicinal, dejando de lado el tema que se relaciona directamente con la economía y el medio ambiente, la marihuana industrial.
Hay que reconocer que la marihuana antes que ser una droga es una planta, y bajo esta condición, la marihuana también puede ser considerada una materia prima, misma que puede ser procesada para convertirla en fibras textiles, materiales de construcción, combustibles ecológicos, productos gastronómicos, productos de aseo personal, hasta papel entre muchas otras cosas.
Como segundo punto hay que entender que conocemos como “marihuana” en realidad se llama “cannabis”, misma que cuenta con un amplia variedad de tipos que se utilizan con distintos fines. No es lo mismo que un paciente enfermo de cáncer la consuma para abrir su apetito después de las quimioterapias a que la fume Snoop Dogg.
La marihuana cuenta con una amplia variedad de substancias activas siendo las más destacables el THC y el CBD, siendo la primera la que determina la potencia de la marihuana al ser ingerida. A mayor concentración de THC, mayor será el efecto psicotrópico de quien la consuma.
Una vez dicho esto podemos mencionar al cáñamo, una planta que al igual que la marihuana, pertenece a la especie Cannabis. A simple vista ambas plantas son prácticamente iguales ya que las dos cuentan con la misma forma característica en sus hojas, sin embargo, estas se diferencian por distintos factores entre los cuales se encuentra la concentración de substancias en su interior.
La marihuana convencional cuenta con una concentración muy variable de THC de entre el 10 y el 30%, en cambio el cáñamo concentra tan sólo un 0.3%, volviendo imposible que este se consuma con fines recreativos, siendo esta la gran diferencia entre ambas variedades, mientras la marihuana convencional es utilizada tanto en el campo recreativo como en el área de la salud, el cáñamo es utilizado en el campo industrial. Los productos mencionados anteriormente, como la fibra textil, no se producen a partir de la marihuana que fuma Wiz Khalifa, sino que se producen a partir de cáñamo.
El cáñamo (al igual que la marihuana) ha acompañado a la humanidad prácticamente durante toda su historia debido a sus virtudes y amplia versatilidad. Tal es su importancia que: las velas utilizadas en los barcos de Cristobal Colón, la bandera estadounidense y la declaración de independencia norteamericana fueron fabricadas a base de fibra de cáñamo.
Seguramente en este punto te estás preguntando, “¿y esto en que afecta a la deforestación?”. El problema está en las legislaciones, pues el cáñamo, al ser un primo cercano de la marihuana ha sido prohibido y satanizado por igual. Al legalizar la marihuana, la prohibición cesaría tanto para la marihuana como para el resto de variedades de la cannabis, entre ellas, el cáñamo, lo que representaría apertura hacia su utilización en el mercado industrial.
¿Cómo es que la producción de cáñamo disminuiría la deforestación?
El cáñamo puede ser utilizado para fabricar papel, mismo sobre el cual se imprimió el primer ejemplar de la biblia por Gutenberg. Sin embargo, la característica del papel de cáñamo es que posee mucha más celulosa que el papel convencional, haciendo que este pueda ser reciclado hasta 8 veces en comparación con el papel a base de corteza de árbol que sólo puede reciclarse 3 veces, sin mencionar que el cáñamo crece a un ritmo mucho más acelerado, haciendo que pueda cosecharse cada 60 días en promedio. Además, una hectárea de cáñamo produce lo mismo que 3 hectáreas de árboles, lo que significa que si en México se talan alrededor de 155 mil hectáreas de árboles en bosques y selvas, al año, de acuerdo con datos de un estudio realizado por Bioingeniería - UABC, este número se reduciría a menos de 80 mil hectáreas, además de que el cáñamo crecería en zonas agrícolas específicas, lo que dejaría de implicar dañar ecosistemas para la obtención de recursos.
Por si fuera poco, las fibras de cáñamo al contener altos niveles de celulosa igualmente pueden ser utilizadas para la fabricación de contenedores biodegradables que podrían sustituir al uso de unicel.
El cáñamo es una materia prima sumamente rentable y ecológica que de permitirse, no sólo disminuiría la deforestación, sino que abriría un nuevo campo industrial que daría una alternativa sustentable a muchos de los productos que utilizamos día con día, sólo hace falta un ligero cambio de perspectiva que permita dejar atrás el tabú frente a la planta de la cannabis.