'Leaving Neverland' y el estigma que enfrentan las víctimas masculinas de abuso sexual
En los primeros meses de este año se estrenó en el festival de Sundance y después en HBO, el documental Leaving Neverland, dirigido y producido por Dan Reed. El formato se centra en las declaraciones de James Safechuck y Wade Robson, quienes relatan de manera explícita el abuso sexual que sufrieron durante su infancia a manos de la leyenda de la música, Michael Jackson.
La cinta, dividida en dos partes debido a su duración total de 4 horas, muestra los testimonios de las dos víctimas de manera cruda y sin tapujos, en una íntima sesión que deja ver en los ojos de Safechuck y Robson un arsenal de sentimientos; entre ellos vergüenza, culpa y enojo, a la vez de un evidente y latente apego por el artista.
Leaving Neverland también presenta entrevistas con las familias de las víctimas, quienes brindan un panorama completo y honesto en medio de la incredulidad y el asombro que experimenta el espectador ante la sola idea de que padres hayan permitido que sus hijos menores de siete años compartieran habitación con un hombre de entonces 33.
Los familiares de ambas víctimas describen toda clase de lujos, privilegios y regalos que el Rey del Pop les hizo por años, además de la inmensa felicidad que parecían experimentar sus hijos en su compañía, dejándolos en una especie de trance, incapaces de reaccionar o identificar los terribles actos de los que eran objeto. En medio de una lastimosa apología de lo sucedido, las familias de las víctimas narran lo afortunadas que se sentían frente a la oportunidad de gozar de la amistad de una estrella internacional como Jackson, quien parecía buscar una franca amistad con personas comunes y corrientes alejadas del medio.
Así, el documental deja fuera las declaraciones de abogados, especialistas o conocidos del cantante, permitiendo que sean únicamente los testimonios de las víctimas y sus familias quienes dicten el curso del documental, sin interferencia, con un tono sincero y transparente en sus confesiones, pero claramente cargadas de culpabilidad.
Pero al igual que las víctimas de otros movimientos que buscan visibilizar sus historias de abuso, las críticas, escepticismos y desacreditaciones no se han hecho esperar, incluso antes del estreno del documental.
Según cifras oficiales como las que reporta RAINN (Rape, Abuse & Incest National Network) –Red Nacional de Violación, Abuso e Incesto por sus siglas en español– la organización contra la violencia sexual más grande de Estados Unidos, tan solo en lo que iba del año 1998, aproximadamente 17.7 millones de mujeres estadounidenses habían sido víctimas de intento o de violación completa, el 82% de todas las víctimas juveniles eran mujeres. En el mismo año, se estimó que 2.78 millones de hombres en los Estados Unidos habían sido víctimas de intento o violación completa. Aproximadamente el 3% de los hombres estadounidenses, o 1 de cada 33, habían experimentado un intento o una violación completa en su vida. Una brecha abismal entre las agresiones sexuales cometidas hacia ambos géneros. Aunque parece evidente que los abusos sexuales se cometen mayormente hacia mujeres, los hombres no están exentos de ser víctimas de estos actos, en especial durante la infancia. Es bien sabido que el proceso de asimilación de las víctimas, sobretodo mujeres, las previene de denunciar a la brevedad una vez cometido el abuso, ya sea por temor, vergüenza u otros motivos.
Sin embargo, el estigma que envuelve los abusos sexuales masculinos involucra temas subyacentes, como la suposición de que quien fue abusado es homosexual (utilizado en este contexto como adjetivo peyorativo) y el objeto de burla que representa el no haber sido suficientemente fuerte para defenderse.
En este caso, Safechuck y Robson no han sido la excepción. En los días seguidos al estreno del Leaving Neverland, numerosas publicaciones en sitios web y comentarios en redes sociales los acusaron de mentirosos y oportunistas, de llevar a cabo la denuncia pública solo por dinero o en busca de fama. O simplemente, haciendo victim blaming de sus casos. No han faltado los moonwalkers (así se denomina el implacable fandom de Michael Jackson) que defienden a capa y espada a su ídolo y que no dudan –ni si quiera cuestionan– la inocencia del cantante. Por ejemplo el canal de Youtube MoonwalkerTV, con casi medio millón de subscriptores, se ha empeñado en difundir varios videos donde asegura tener pruebas de que quienes acusan al cantante están mintiendo.
Por otro lado, el hecho de que el propio Robson haya testificado publicamente a favor de Michael Jackson en repetidas ocasiones en 1993, 2003 y más adelante incluso en la corte en 2005; actúan en detrimento de la credibilidad que pudiera emanar de su denuncia actual.
De igual manera afecta el panorama el hecho de que, según reportan distintos medios, entre ellos Variety: “La familia de Jackson ha presentado una demanda de $100 millones en contra de HBO […]. Aparentemente, la televisora violó un acuerdo de no-desprecio que firmó con el cantante en 1992. "Leaving Neverland'‘ no es un documental, es el tipo de asesinato de tabloide que Michael Jackson sufrió en la vida, y ahora en la muerte", aseguró un representante del rancho Neverland en una declaración de enero.
Las controversias entorno al documental parecen seguir surgiendo conforme pasan los días. Recientemente resurgió en redes un video de 1993, donde la hermana del cantante, Latoya Jackson asegura: "Michael es mi hermano, lo quiero mucho pero no puedo, y no lo haré, ser un colaborador silencioso de sus crímenes contra niños pequeños e inocentes".
En ese momento, LaToya no se encontraba en buenos términos con su familia y más adelante se retractó de sus comentarios. Desde entonces ha asegurado que su entonces esposo la convenció de hablar en contra de Michael.
Leaving Neverland ha dejado a fanáticos y celebridades por igual en un lugar difícil, preguntándose cómo tratar este caso. Alrededor del mundo, estatuas de Michael Jackson han sido removidas y su música está siendo eliminada de las listas de reproducción de algunas estaciones de radio. Mientras celebridades como T.I. y Mo'nique ha salido en su defensa, otras como Oprah se han puesto del lado de las presuntas víctimas.
Si bien, todo lo narrado anteriormente es parte de un proceso al que frecuentemente se enfrentan las víctimas de abuso sexual, hay espacio para preguntarse si hoy, con movimientos internacionales latentes como #MeToo, #HeForShe, #TimesUp o #NiUnaMenos en México, todos en favor de las víctimas femeninas de abuso y acoso sexual, sería oportuno replantearse y apuntar hacia la construcción de una sociedad más receptiva, que escuche y respete todas las acusaciones de abuso, sin importar el género, y que no desacredite las denuncias a la luz de la fama y el renombre de artistas internacionales.