Al 14 de febrero le faltan huevos. Notarán que cada año, sin falla, un alto porcentaje de la población considera apropiado informarle a todo lo que se mueva que están en contra del Día de San Valentín. Mi teoría es que tanto odio se debe a la melosidad que caracteriza a esta fecha. Sí, soy una persona cursi, pero la mayoría del tiempo, un rasguño es mejor bienvenido que un besito de pájaro.
Las power ballads son rasguños.
No sé cómo empezar a definir una power ballad. De entrada, obvi, es una balada que no descansa en los laureles de la discreción y la suavidad. Te engaña con estrofas casi susurradas y, luego, POR QUÉ DIEGO SCHOENING ME ESTÁ GRITANDO CREO QUE YO TAMBIÉN TENGO QUE GRITAR UOUUO. O a veces violenta tus sentidos desde el primer verso, como en “Your Love” de The Outfield, a.k.a. La Mejor Canción del Universo Conocido por el Hombre. Frecuentemente, la power ballad se sostiene de riffs de guitarra grandilocuentes y baterías retumbantes. Pero lo más importante en una power ballad, es el vocalista, el que se luce en el escenario, el que aprieta los ojos y el diafragma para poder gritar los dificilísimos coros sin hacer el oso en el proceso.
Es muy común asociar las power ballads con la década de los ochenta, aquella época agridulce en el que se declaraba el SIDA como epidemia, el desastre de Chernobyl refrescaba el miedo a la palabra “nuclear” y la gente todavía creía que Miguel Bosé era heterosexual. Sí, tanto desastre, zozobra y cocaína provocaba que la música se intensificara para distraer la atención hacia los peinados aquanetosos e inofensivos de hombres que fueron destetados muy pronto. Sin embargo, otros periodos del último siglo también han parido obras dignas de considerarse en este humilde listado de las mejores power ballads (que conozco).
9. Timbiriche – “Tú y yo somos uno mismo”
Timbiriche es una MÁQUINA DE POWER BALLADS. “Princesa tibetana”, “Besos de ceniza”, “Muriendo lento”, “Con todos menos conmigo”… Todas y cada una bien se podrían merecer un lugar en esta lista. Pero ninguna como “Tú y yo somos uno mismo”: chiflidito andino, Diego Schoening en harem pants mecidos por la brisa acapulqueña, y el rugido de guerra más emblemático de nuestro subconsciente colectivo: UO-U-U-O.
8. Miley Cyrus – “Wrecking Ball”
Los dosmildieces han hecho de la power ballad un producto escaso y poco reconocido. Tanto chacarave, Pitbull y sexteo hace que esta juventud relegue a la power ballad a un segundo plano. Gracias a Dios y a los testículos de Billy Ray Cyrus, Mileybb vino a rectificar esta lamentable situación. Ya Adele nos había hecho llorar como niñas que quieren ir al tianguis con “Someone Like You”, Pink pateó acrobáticamente nuestros corazones con “Just Give Me a Reason” y Katy Perry intentó que “Unconditionally” fuera relevante. Y luego.. “Wrecking Ball”. El canto herido de una mujer que expulsó su primer coágulo menstrual y decidió no volverse a cepillar la lengua jamás.
7. Incubus - “I Miss You”
A veces, cuando estás enamorado a madres y sientes que te sofocas, tienes que encontrar tragedias donde no las hay para darle un poco de variedad a tu discurso interior. Brandon Boyd canta “I Miss You” como si su chica se hubiera muerto de 7 cánceres diferentes, pero no, la morra sólo se fue 10 días. Es exagerado, es absurdo, pero es muy comprensible.
6. Boston – “More Than a Feeling”
El perfecto maridaje de folk setentero con rock clásico se encuentra en “More Than a Feeling”, una de las canciones más washawasheables que existen. “More than a feeling / MORE THAN A FEELING / pliiiebosomewhereeeeee”. Acompañando a las inintelegibles letras está la air band de Scrubs, conformada por Turk, The Janitor, Ted y el dude de paquetería.
5. Bon Iver – “Beth/Rest”
Justin Vernon tiene una misión: destruir todo lo que encuentra a su paso. Aunque intentara escribir una canción sobre el nuevo pandita del zoológico, nos haría reflexionar sobre la devastación ecológica y esa vez que nos perdimos en el súper y pensamos que tendríamos que convertirnos en niños ferales. “Beth/Rest” es la cereza en el pastel de vómito y lágrimas que provoca la música de Bon Iver. Inspirándose en los pasos de un Phil Collins pre-Tarzan, Bon Iver usa un tecladito de grupo versátil y espolvorea guitarritas lejanas para entregar una letra que parece escrita por la víctima de una embolia cerebral. No importa, aunque no tenga idea de qué está diciendo, estoy segura de que es lo más profundo que he escuchado.
4. Green Day – “Redundant” La opción para dedicar este 14 de febrero si eres un alternativo empedernido. Del Nimrod (Reprise, 1997), “Redundant” lo tiene todo para conquistar cínicos corazones: quejas sobre la cotidianeidad, grunge-pop noventero y la voz de la bolita de sentimientos Billy Joe Armstrong. “Now I cannot speak / I lost my voice / I’m speechless and redundant / ‘Cause I love you is not enough, I’m lost for words”. <<<333
3. Roy Orbison – “I Drove All Night” #YoConfieso que conocí esta canción por el cover de Celine Dion que, naturalmente, era sólo un aparador circunstancial para las florituras cansadoras de su voz. Luego escuché la original de Cyndi Lauper y… meh. Y LUEGO escuché la versión de Roy Orbison, la que, según yo, encarna exactamente lo que la canción debía ser: una persona enamorada, esperanzada pero cansada hasta el aborto de manejar. Pero no importa, porque va a seguir manejando y gritando “I Drove All Night” con sus humildes cuerdas vocales. ULTRA BONUS: en el video, Jennifer Connelly y Jason Priestley demuestran las proporciones más perfectas que puede llegar a tener un par de ser humanos.
2. Yeah Yeah Yeahs – “Maps” Cuando Taylor Swift llora por quincuagésimasexta vez en sus canciones, la ignoras y probablemente le recomiendas que cambie de anticonceptivos. Pero cuando una mujer como Karen O se quiebra, algo dentro de ti también se rompe. Entrados los dosmiles se nos olvidó el concepto “power ballad”, pero “Maps” lo llena como dibujo por números: una vocalista que llora genuinamente en el video, una guitarra herida y una batería encabronada porque las relaciones a larga distancia son desoladoramente injustas.
1. From First to Last – “Emily” No podía decidir si incluir esta canción en la lista o “Black” de Pearl Jam. Pero “Black” ha sonado en 90.9 como trillones de veces y “Emily” aproximadamente 0 veces. ENTONCES SE QUEDA “EMILY”. Éste es un himno del emo por donde lo veas: los postxhardcoreros, los scene, los “My Chemical Romance no es emo” y otras especies coinciden en que “Emily” está marcada en sus corazones con fierros vacunos. El responsable de esta maravilla es Sonny Moore a.k.a. Skrillex (no quiero hablar de eso), un hombre chaparro y narizón que solía ser America’s Emo Sweetheart y que chillaba como nadie más en la escena. Para variar, la canción habla de una relación a larga distancia, pero ésta probablemente fue a través de Myspace. Nadie conoce a Emily, pero nos consta que no hay nadie en el mundo como ella.
Si quieres escuchar más power ballads, sintoniza Cariñito 90.9 FM este 14 de febrero a las 9 PM. No hay nada que hacer más que un eclipse total del corazón.