Justo el día de su muerte, me lo topaba sin querer en la pantalla. Ya me había enterado yo desde el inicio del día sobre su triste partida, cuando Netflix me acercaba un dulce al paladar: el documental de Sabina y Serrat: El símbolo y el cuate. Al ser un fanático desbordado de esta dupla, no podía dejarlo pasar y decidí verlo.
La historia del mismo cuenta la última gira que hicieron a América con el disco de la Orquesta del Titanic. Montevideo fue una de las visitas de la gira. Ahí visitaron a su amigo y compañero Eduardo Galeano, quien falleció el lunes 13 de abril a los 74 años de edad. Más allá de las risas y la ilusión que da verlos platicar a los tres, como un trío de facilitadores del pensamiento, las risas, las letras y la música, nos encontramos con un choque de pasiones e inspiraciones que provocan estos en vida y que provocó Galeano con su legado. Ojo, lo seguirá provocando con el mismo.
Como uno de los más desatacados autores de la literatura latinoamericana, con Las Venas Abiertas de América Latina y Memoria del Fuego como sus principales credenciales, para los amantes del futbol, como él lo era, dejó muchas frases y un texto memorable. El fútbol a sol y sombra, publicado en 1995 y cautivando fanáticos al paso de los años, me dejó marcado por una página donde habla sobre el futbol como algo que “se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores…”. Menciona también, que “A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí”. Ese pequeño capítulo, que pueden ver en la imagen, relata de una manera tan sencilla y a la vez tan compleja lo que es este deporte y cómo lo disfrutamos en la actualidad.
Como dice Serrat, interprete de la letra de Galeano de La Mala Racha, canción de su disco Versos en la boca: “Mientras dura la mala racha, dame cobijo”.
Esta canción, como muchas otras donde Serrat retoma versos o poemas, nos deja claro esta mala racha de nuestros ídolos en la pluma y en su mayoría, al deporte. El adiós de Vicente Leñero, le siguió el de Julio Scherer y ahora, el adiós de Eduardo Galeano, arrancan tintas invaluables que hay sopesar “Mientras dura la mala racha”.
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Juan José Ramírez
@JotaJotaRAM
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