¡Cállate y baila! con el groove hipnótico de Gang Gang Dance

Desaparecidos durante siete años, el regreso de la banda experimental Gang Gang Dance hizo vibrar el escenario negro del Festival Nrmal este fin de semana.

La banda puso en movimiento a los oyentes y los llevó a un viaje introspectivo, irreverente y demente que parecía no tener reglas musicales, y que pudo arrasar con cualquier público exigente.

Los variados estilos vocales de Lizzi Bougatsos, junto con el talento de Brian Degraw y Josh Diamond, enseguida se conectaron con la electrónica sintetizada, los sonidos ácidos y atípicos que ofrecieron al público y que dejaron una atmósfera de “paz futura”, como lo dice su último álbum Kazuashita, en donde los asistentes dejaron de charlar con sus acompañantes para concentrarse en moverse de un lado a otro, al ritmo del paisaje musical que la banda prometió desde el inicio.

Riffs espaciales conquistan el Nrmal

Por: Andrés Caballero

Fotos: Ricardo Marín

Spiritualized se presentó en el festival como una de las cabezas del cartel y cumplió con las altas expectativas. Su rock atmosférico fue acogido de inmediato por el público al que hicieron cantar al pie de la letra. Con riffs envolventes y letras espirituales, el Nrmal se movió al tono de las guitarras mientras que el coro sirvió como complemento para llenar de atmósferas espaciales todo el lugar. El ambiente se intensificaba por las coloridas luces e imágenes hipnóticas expuestas en la gigante pantalla.

Jason Pierce se mantuvo sentado en el escenario mientras tocaba acordes de manera prodigiosa. A pesar de sus pocas palabras al público y tranquilidad en el escenario, las canciones hablaron por sí solas y continuaron con la buena vibra del festival. Como ya es frecuente, cerraron su presentación con “Oh Happy Day”, llenando a todos de energía positiva, ideal para celebrar los diez años de Nrmal.

El final del Nrmal y el comienzo de la locura: Death Grips

Por: Alex Ramírez

Fotos: Esteban Catalán

Tres oscuras figuras contrastaban contra el fondo blanco durante el último acto de Nrmal 2019. Para Death Grips, cada show es una experiencia que busca llevar al extremo los cuerpos de sus integrantes y de su audiencia, y la noche de este sábado en el Deportivo Lomas Altas no fue la excepción. Tan pronto dieron las doce, las percusiones distorsionadas de “Lost Boys” llenaron las almas de aquel lugar y durante la siguiente hora, y diecinueve canciones más, la violencia no paró.

Sus siempre perturbadoras letras acompañaron la potencia sonora, depositando al público en un limbo entre lo conocido y lo místico. La disonancia entre la lógica computarizada de los beats de Andy Morin a.k.a Flatlander, las viscerales narrativas paranoicas de las letras de MC Ride y el perpetuo retumbe minimalista de Zach Hill en la batería, fueron entretejiendo una atmósfera extraña, que por momentos invitaba y por otros, golpeaba y rechazaba.

Los californianos exigieron todo de quienes los escucharon. El verlos en vivo significó sacrificio; el público entregó su sudor, sus tímpanos, sus cuerdas vocales y por último, su cordura. Para cuando tocaron la última canción, “The Fever”, la gente ya no estaba cansada, el cansancio se quedó en el día anterior, el público estaba entregado al caos, al enojo, al miedo y la deshidratación. Entregados a los dioses de la anarquía: Death Grips.

De lo bueno poco, así fue con Beak>

Por: Brenda Livier

Fotos: Ricardo Marín

En punto de las 19:00 hrs. los tres integrantes de Beak> se encontraban listos para arrancar su presentación, que en el transcurso de una hora incluyó varias interacciones de la banda hacia su público mexicano y para recordar que nos encontrábamos ahí para celebrar el décimo aniversario del NRMAL.

También para agradecer la construcción sonora kitsch de la Ciudad de México con el audio de “se coooompraaaan colchones, tambores, refrigeradores”. Con temas como “Brean Down”, Geoff Barrow, Billy Fuller y Will Young comprobaron que son una unidad casi incorruptible en sonido y dentro del escenario.

Esperando al Mazzy Satar: ¡Viva Mazzy Star!

Por: Brenda Livier

Fotos: Ricardo Marín

Uno de los actos más esperados del festival y lastimosamente uno de los más accidentados, con constantes problemas de audio, líneas mal colocadas y un volumen muy bajo.

A pesar de que la presentación de Mazzy Star terminó varios minutos antes de lo anticipado, fue más que suficiente. Para los fanáticos de la voz de Hope Sandoval y de la peripecia lírica de David Roback fue una noche llena de momentos melancólicos con temas como: “Look On Down From The Bridge” y “Blue Light”.