Del libro a las balas
El dolor recorría su espalda produciendo escalofríos en la piel, la ansiedad se acumulaba entre los dedos de sus sudorosas manos, lágrimas escurrían por sus mejillas ante el horror que estaba a punto de ocurrir; suena un disparo. Apenas comprende lo que ha sucedido, quiere correr pero sabe que no logrará nada con eso. (Está paralizado) apenas consciente desplaza su tembloroso dedo hacia el gatillo, apunta a una figura escondida bajo la mesa , suena un segundo disparo y, de pronto, todo es caos. En su mente sólo hay silencio…
A tan sólo cincuenta y cinco días de la Marcha por nuestras vidas (March for Our Lives), cuyo lema fue “Never again”, una escuela secundaria en Santa Fe, Texas fue escenario de otro horrendo ataque. El joven Dimitrious Pagourtzis, de diecisiete años, ha sido identificado como el presunto responsable del tiroteo donde murieron al menos diez personas y otras diez resultaron heridas el pasado 18 de mayo.
Pagourtzis empuñó un revólver y una escopeta que eran de su padre, dichas armas fueron adquiridas legalmente. Adicionalmente, las autoridades encontraron explosivos en los alrededores del colegio y en el vehículo de Dimitrious.
Este desagradable y doloroso acontecimiento trajo nuevamente a la mesa de discusión el tema de la regulación de armas. Si bien la reforma a la segunda enmienda es el tema central en los medios, se habla poco acerca de cómo influye la sociedad en el surgimiento de los perpetradores de este tipo de crímenes.
Es bien sabido que en los últimos años incrementaron los crímenes en las escuelas de Estados Unidos. La imagen se repite una y otra vez: jóvenes llorando, temblando, tratando de encontrar a sus padres quienes apenas se enteraran de lo ocurrido, acuden a la escuela con la esperanza de que sus hijos no estuvieran entre las víctimas.
La situación es preocupante. Sin embargo resulta más preocupante que los estadounidenses crean que modificar la segunda enmienda y regular la venta de armas son los únicos medios para solucionar el problema. Valdría la pena cuestionarnos, ¿qué factores intervienen en el aumento de violencia armada en las escuelas?
The National Center for the Analysis of Violent Crime en colaboración con The Center for Disease Control and Prevention desarrollaron un perfil de los perpetradores de dichos crímenes.
Dicha investigación arrojó que los atacantes son hombres y que en la mayoría de los casos, acaban de incorporarse a una nueva escuela. Esto resulta importante, ya que podríamos inferir que la construcción de la masculinidad y su relación con el poder y la fuerza inciden en el comportamiento de los jóvenes. Como consecuencia, algunos de estos sujetos transforman el odio y el resentimiento en violencia, lo que les permite ejercer el poder.
No es casualidad que el 75% de los delincuentes que utilizan armas para agredir a sus compañeros, sufrieran algún tipo de abuso o bullying. Podríamos deducir que buscan reivindicar su autoestima o recuperar el poder que según ellos les fue arrebatado. En casi todos los casos, estos jóvenes tienen objetivos específicos, sin embargo, pueden llegar a disparar de manera indiscriminada.
Los responsables de las matanzas muestran comportamientos antisociales, evasivos y usualmente se aíslan, quedándose sin amigos. Por eso generalmente se les denomina como “raros”. Estas personas acuden principalmente a la fantasía cuando están bajo mucho estrés. Otra característica típica de los perpetradores es la planeación excesiva que, paradójicamente, no implica que comprendan las consecuencias de sus actos.
En muchas ocasiones, muestran especial fascinación por la violencia, la muerte y el sufrimiento. Es por esto que resulta importante relacionar el aumento en la incidencia de dichos ataques con la coyuntura política y social que los rodea.
Los medios de comunicación y la tecnología juegan un papel fundamental en la transmisión de violencia y discursos de odio. El Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha encendido la llama del odio entre los habitantes del país. Los ciudadanos blancos norteamericanos son ahora, los beneficiaros por excelencia de las políticas , dejando a las minorías afroamericanas y latinas en una situación vulnerable.
Por medio de la criminalización del otro, Trump penetró las conciencias de los jóvenes blancos, quienes reclaman superioridad y pretenden castigar a aquellos que les han robado el poder. El mismo Dimitrious Pagourtzis utilizaba emblemas nazis y quería formar parte del ejército, como consecuencia del nacionalismo blanco que los medios y el Presidente Trump se han empeñado en construir a través del deterioro de la imagen del otro (latinos y musulmanes).
Es desafortunado lo ocurrido, pero las soluciones aún son escasas. Existe una falta de voluntad para reconocer que el odio que despertado en la sociedad norteamericana es un factor determinante en el aumento de la violencia dentro de las escuelas.
“Queremos que las vidas que se han perdido como consecuencia de ataques con armas en las escuelas no se conviertan sólo en estadísticas, queremos levantar la voz para decir Never again, para que las autoridades reconozcan el odio que han generado y se construya paz a partir de la tragedia y no sea esta una más”.
Naomi, March for Our Lives
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