'Hell': Habeica y su amor por las mujeres
Napoléon Habeica, fotógrafo y artista visual mexicano, presentó su nueva exposición bajo el nombre “HELL”, en la Galería Panteón ubicada en el centro histórico de la CDMX.
Nos mostró un destello de lo que ocurre dentro de su cabeza. En el primer cuarto había un pequeño staging de un cuarto de motel. Una cama matrimonial con sábanas rojas, dos mesas de noche con una lámpara anaranjada descansando en cada una. En la mesa del lado izquierdo, un despertador digital con los números de la pantalla rojos. En la mesa contraria, un teléfono de alámbrico rojo. Frente a la cama, un sillón anaranjado perfectamente acomodado en el vértice que juntaban las paredes con el suelo, junto a este, una televisión de caja vieja con pantalla LED en la que se reproducía un video con un close up de una mujer masturbándose. Y dos vasos a un lado de la televisión. En la pared, colgaba un pequeño cuadro de un granero.
Al comenzar la exposición, Paola Viloria escribió unas palabras con las que describió al fotógrafo como una persona obsesiva compulsiva, sin embargo caótica al mismo tiempo, lo que nos llevaría al segundo cuarto.
Colgadas en las cuatro paredes, fotografías de paisajes, establecimientos, interiores de coches y mujeres en cuartos de hotel. Las modelos aparecían recostadas en la cama, algunas con más prendas que otras y solas. En ningún frame se encontraban con compañía, lo que inyectaba una sensación de soledad. En los cuadros donde éstas se retrataban con poca ropa, no se podía distinguir ropa en el suelo, ni en las camas. Una de ellas miraba entre unas cortinas largas, dando la espalda a la cámara. Otra, sentada en la esquina de la cama recargaba su cabeza en sus brazos y aplastaba sus mejillas con las palmas. Una tercera, se asomaba por una puerta hacia el corredor escondiendo su cuerpo dentro del cuarto como si quisiera evitar ser vista. Mi primer pensamiento: ¿Estarán huyendo de algo?
En el tercer cuarto, tres fotografías de más de un metro por lado nos rodeaban. Tres mujeres, tres manos y tres vaginas, una por cada encuadre. Rememorando el video que daba inicio a la exposición en el cuarto del hotel, los close up’s de la masturbación ahora eran stills. Sin ningún movimiento, las manos fijas y fuertes. En la cuarta pared del cuarto, habían dos elementos: una proyección, no más grande que una televisión, de una mujer desnuda acostada en una cama de motel con las sábanas destendidas. En la mesa de noche hay una botella de whisky y un vaso, en el suelo unos tacones. Ella descansa en una posición fetal y por momentos se contrae, parece inquieta. El segundo elemento es un pequeño cuadro de un atardecer en una carretera.
Napoleón Habeica tergiversa la atmósfera de la sexualidad y soledad, sin romper el mismo sentimiento que implica la esencia de esos elementos que está mostrando, ¿a caso no hay similares entre la soledad y la vulnerabilidad de la desnudez con el sol metiéndose al final del camino?
En el último cuarto, en una televisión similar a la que dio inicio a todo esto, se reproduce un video con una persona frente a la playa. Las olas rompen y la persona que está ahí parada no se inmuta, se dedica a observar el paisaje. Aunque el video es en blanco y negro, da la sensación de ser una playa fría. Se pueden sentir las tonalidades del cyan.
Al terminar, pude hacerle un par de preguntas a Napoléon sobre su trabajo. Pregunté: ¿por qué mujeres y no hombres? Su respuesta, sencilla y concreta: «Me encantan las mujeres, estoy casado con una mujer.» También indagué en el tema de la presencia del color rojo, él contestó que en realidad nunca se había percatado de tal cosa y que no tenía ninguna razón.
Por sobre una conversación, logré escuchar que todas estas fotografías las había hecho viajando de roadtrip, por lo que mi tercera pregunta fue la siguiente: ¿Tiene algo que ver la sensación de escapar dentro tus retratos y la necesidad del viaje que existe en ti? Lo pensó unos segundos y dijo: «En realidad nada de este trabajo fue planeado, es un proyecto que nació de la nada. Las fotografías son reales, son momentos reales. Quizás ella ni se dio cuenta que le tomé una fotografía mientras miraba por las persianas. Me gusta que la gente haga sus propias historias de mi trabajo porque yo no estoy diciendo nada.»
“HELL” es un proyecto que está sosteniéndose en la línea entre lo explícito y lo implícito. El trabajo de Napoleón Habeica radica en ser centrífugo, su esencia está en lo que no se muestra dentro de un marco, sino en la situación externa a ello que culmina en el momento de la fotografía, parte de un centro para expandirse en un universo de emociones y atmósferas.