Helado Negro en tiempos cálidos: conexión íntima
Roberto Carlos Lange, conocido por su proyecto Helado Negro, se presentó en el Foro Budlight con la gira de su último álbum This Is How You Smile.
La música de Lange se ha posicionado como tropical progresivo, pero en este trabajo compuso un sonido más mellow comparado con lo que había hecho durante su carrera. Junto a un parecido bastante notorio al trabajo del gran Devendra Banhart, This Is How You Smile suena como una infancia lejana, una nostalgia de momentos que no sucedieron pero los sientes de pies a cabeza.
La noche comenzó con Y La Bamba, proyecto a cargo de Luz Elena Mendoza. Con un ritmo latino-folk, el álbum Mujeres nos puso a bailar entre sonidos de congas y riffs de guitarra tipo surf music. La potencia vocal de Luz Elena Mendoza y la intensidad de las percusiones, ofrecieron un show para no dejar de mover el cuerpo. La artista chicana y su banda nos desentumieron el cuerpo para dejarnos con el acto principal.
Roberto Carlos Lange entró al escenario minutos después y como si no existiera público alguno, conectó los aparatos y su guitarra. Acomodó su micrófono y los cables, parecía no poder escuchar los gritos a menos de metro y medio de distancia. Cuando estaba por comenzar, dijo: “Vamos a tocar el nuevo álbum, This Is How You Smile. Es un poco más tranquilito que los otros, lo vamos a tocar desde el principio y hasta el final unas oldies but goodies.” Desde ese momento, Helado Negro era un familiar más dentro de quienes lo escuchaban.
“Please Won’t Please” comenzó con un sintetizador dreamy y la dulce voz de Lange. Él, en el centro del escenario y dos músicos comodines quienes utilizaban controladores, saxofones, guitarra y violín. Así como lo pidió el músico ecuatoriano, nadie bailaba. Nos mecíamos como si nos arrullara. “Fantasma Vaga” soltó el primer beat grave que nos vibró en el pecho, entonces despertamos de esa siesta y comenzamos a dejar ir el cuerpo. Los saxofones participaban unísonos y rebotaban en eco por el venue. Al terminar la canción, tomó su guitarra y estremeció las primeras notas de “País Nublado”, una de las canciones más reconocidas del álbum. Cantamos y bailamos la delicada melodía con el corazón. A partir de ese momento, dejó de ser un simple show y se convirtió en una experiencia íntima con Helado Negro. Lange pidió que lo ayudáramos con el coro de “Running”, obedecimos sin pensarlo. Tomó el micrófono del atril y, trasladándose por el escenario, llevaba la batuta de nuestras voces. “Todo lo que me falta” fue una historia de amor en cuatro minutos, no había lágrimas porque no se podían procesar. El violín acompañando al saxofón y el registro vocal de Lange no hizo que extrañáramos a la voz femenina que aparece en la versión de estudio. El cantautor se inclinaba en el escenario y nos veía directo a los ojos sonriendo, como si pudiera saber lo que pensábamos y sentíamos.
Helado Negro se hizo beber, sin palabras.
Al terminar el álbum de principio a fin, tocó algunas de sus “oldies but goldies”. “Come Be Me”, de su álbum Island Universe Story Four, nos regresó de ese sueño romántico de verano para bailar una última vez antes de que se despidiera de nosotros. A mitad de la canción, olvidó una parte de la letra y dejó de cantarla hasta que el público la gritó a todo pulmón recordándosela. Roberto Carlos Lange soltó una risa y continuó tocando como si estuviera en una reunión cualquiera con amigos cercanos, lleno de confianza.
Helado Negro obsequió un show hermoso y lleno de sentimiento. Hizo sentir a los escuchas seguros y como si nada pudiera salir mal.