Dulce o truco por el mundo
A finales de octubre de cada año, llega una de las fiestas más celebradas en todo el mundo: Halloween. Una festividad en la que se recuerda a los difuntos y que gracias al impacto mediático, se ha popularizado al grado de traspasar cualquier barrera geográfica o de idioma. Actualmente, la “noche de todos los santos” es celebrada en casi todos los países, adoptando ciertas costumbres y tradiciones de su origen, pero con una mezcla de su patria adoptiva.
En Estados Unidos se acostumbra a que los niños se disfracen de cualquier personaje que les agrade y salgan a las calles pidiendo el famoso “dulce o truco”, que consiste en pedir dulces de casa en casa. En caso de no recibir alguno, la parte del “truco” consiste en hacer una broma pesada, aunque inofensiva, a la casa de quien niega el manjar azucarado.
Al ser la segunda festividad más popular de Estados Unidos, tan solo detrás de Navidad, aproximadamente un 65% de la población prepara sus disfraces y adorna sus casas para Halloween. Esto ha permitido que la costumbre se haya exportado al resto del mundo.
En Irlanda por ejemplo, aunque se celebra de una manera muy parecida a la norteamericana, se come un dulce típico llamado Barm Brack, el cual esconde un anillo, una moneda, un palillo o un guisante en su interior. Todo esto esconde un secreto: si encuentras el anillo te casas en ese año y si encuentras el guisante no habrá boda.
En Alemania, como en la mayoría de los países europeos, el Halloween es muy popular entre sus habitantes. Una curiosidad es que, durante la noche de brujas, todos los cuchillos se guardan. ¿La razón? Los alemanes no quieren arriesgarse a que los espíritus que regresan se puedan lastimar.
En China, al Halloween lo llaman Teng Chieh. Durante la noche se encienden linternas para iluminar los caminos de los espíritus mientras viajan por la tierra. La celebración en Hong Kong es conocida como Yue Lan. Algunas personas queman imágenes de fruta o dinero en esta fiesta, creyendo que pueden alcanzar el mundo espiritual y consolar a los fantasmas. Mientras tanto en Japón, Halloween se ha convertido en el pretexto perfecto para que los adultos disfruten de hacer cosplay y fiestas coloridas.
Por último, en México, está nuestra festividad inconfundible y admirada en todo el mundo del Día de Muertos, donde recordamos a nuestros seres queridos fallecidos y hasta celebridades y mascotas con ofrendas de flores, comidas y veladoras. Aunque esta tradición lleva años existiendo en el país, se ha copiado la manera de celebrar de los americanos, en donde los niños salen a pedir dulces (o dinero) vestidos de personajes de casa en casa, como la clásica “calaverita”.
Si bien hay costumbres fuera de lo común, la mayoría de los países han adoptado las prácticas similares al Halloween estadounidense, quizás como resultado de la exposición mediática al cine norteamericano que ha influenciado el folclor fantasmagórico. Sin embargo, es un hecho que en todo el mundo la muerte, lo siniestro y lo sobrenatural continúan despertando curiosidad y gozo y cualquier oportunidad de celebrarlo y encumbrarlo resulta una oportunidad indispensable para creer en lo inefable, lo espiritual y lo inmortal.