Georgia –estilizado GEoRGiA– Barnes es la viva imagen del nuevo hombre del renacimiento tecnológico y globalizado. Futbolista de equipos como Arsenal, estudiante de la SOAS University of London y baterista contratada de actos como Kate Tempest y Mica Levi, Georgia es una productora y multiinstrumentista con un talento que parece salido de otro planeta. Y si ella fuera extraterrestre, su álbum debut homónimo sería la razón por la cual los humanos la abdujeron para que viviera en la Tierra. Pero Georgia no es un alien, sino hija de Neil Barnes, parte del proyecto electrónico y progresivo Leftfield, que apareció a finales de los ochenta y tuvo éxito en los tempranos noventa. Igual que figuras como Eliot Sumner (hija del británico Sting) parece que Georgia tiene una genética profundamente musical que está reinventando la escena musical quirky de Inglaterra. Y en su caso en particular de West London, una zona muy influenciada por la comunidad árabe, pakistaní e hindú. Entre beats electrónicos rarísimos y vocales que hacen paralelos a artistas como Grimes y The Knife, Georgia lanza tracks como “Kombine”, que inspirado en un mixtape que le regaló un taxista, mezcla conceptos, estilos musicales y culturas.
https://www.youtube.com/watch?v=UDnsj8XFys0
Georgia tiene claras influencias de géneros como el grime, hip-hop y post-punk, que se hacen notar en tracks como “Move Systems”; el detalle es que todo eso lo mezcla con un pop desfragmentado y new aesthetics que le da a su música un toque histérico y perturbado. Y aunque el álbum lo creó ella sola en un transcurso de dos años, el sello que lo lanza es Domino Recording Company, casa de artistas freaks y joyísimas como la intrigante Julia Holter o la alocada Juana Molina.
https://www.youtube.com/watch?v=TC1_DWdhDV4
Por si fuera poco, el estudio M/M Paris, que ha trabajado con artistas como Kanye y Björk, es el que está detrás del arte de Georgia; y esto no es porque ella se los haya pedido, más bien ellos la buscaron. Así de talentosa es. Por su parte, el tema general del álbum es de heartbreak, pero la verdad, eso pasa a un segundo plano, pues los sonidos son lo que de verdad cautiva a la mente y la pone en un trance espacial. Esto se nota en “Heart Wrecking Animals”, corte inspirado por un concierto de Oneohtrix Point Never, y en “Be Ache”, bizarra composición entre clásica y futurista en la que Georgia repite constantemente la frase “you’re making me the enemy”.
Además de las rarísimas mezclas visuales y auditivas que traen a la mente paisajes escandinavos, deidades hindús y una cultura decadente, algo muy importante en lo que hace Georgia son lógicamente, las percusiones, la batería. Ella dice que ser una baterista mujer es aún más complicado que ser una productora mujer, y lo que resulta formidable es que Georgia incluya esa parte en su álbum y le de tanta relevancia. Los tambores de “Move Systems”, por ejemplo, son lo que le da a la canción todo el poder que la hace tan especial para el álbum y en general, para la música actual.
Georgia es el sonido de 2015, de un mundo que es más similar entre sí que diferente. Aquí todo es mezclar elementos, tomar inspiración de todas partes, correr entre bosques imaginarios que en realidad son los pasillos de un enorme y desagradable centro comercial. Con todo y la paranoia que no permite respirar porque todos los sonidos resultan interactivos, este álbum es en verdad una maravilla de la era digital. Y si las grandes mentes del futuro son más como Georgia, el mundo irá por buen camino.