Un héroe aparentemente invencible. Una doncella a la que desea esposar. Un dragón al que hay que matar. Una batalla que se debe librar… Si el listado anterior les suena a una película épica llena de efectos especiales, están en lo correcto. Pero no es cualquier película ni tiene efectos especiales comunes y corrientes. Es Los nibelungos, película realizada en 1924 por Fritz Lang, el director de Metrópolis (una de las tres películas consideradas Memoria del Mundo por la UNESCO). La Cineteca Nacional, en honor a Fritz Lang, inauguró la 12ª semana de cine alemán con Los nibelungos para demostrar que Lang es mucho más que Metrópolis. De hecho, es mucho más que Metrópolis y Los nibelungos. Este director fue un verdadero genio.
Quizá sus películas ahora nos parecen nada innovadoras y poco dinámicas comparadas con las actuales. Pero, sólo para contextualizar, imaginen que la cámara era un armatoste enorme, del tamaño de un obús, que no se podía mover fácilmente. No se podían hacer paneos, nada de movimientos de cámara. Sin embargo, Lang se preocupó por dar ángulos diferentes en una secuencia, comprendía que una escena, vista desde diferentes puntos, se volvía más interesante.
Los nibelungos no fue grabada a color, pero tiene un tono dorado en todas sus tomas, ¿cómo le hicieron Fritz y su equipo para lograrlo? Iluminaron cada fotograma a mano, nada de Technicolor, artesanía pura. Hay que recordar que para que una película dé la sensación de movimiento se necesitan 24 fotogramas por segundo, y, si en suma, las dos partes de Los nibelungos duran 286 minutos, saquen sus cuentas.
Asimismo, los efectos especiales no se podían omitir: un dragón que lanza fuego, un hombre que se vuelve invisible y unos pequeños nibelungos (seres pequeños y feos que habitan en la niebla) que se convierten en piedra, son algunas de las muestras de lo que el director de origen austriaco era capaz de hacer.
Pero, como hicimos mención anteriormente, Fritz Lang significó más que eso para el cine y la sociedad. En películas como Metrópolis (1926) y M, el vampiro de Düsseldorf (1931), demostraba su preocupación por la sociedad. La primera refleja a una ciudad futurista y autómata, donde lo único que se hace es trabajar, donde una mayoría trabaja en beneficio de una minoría y donde divertirse está prohibido. Destacan de esta película sus contribuciones al cine de ciencia ficción y al expresionismo alemán, además del reflejo de una ideología. La segunda, basada en un hecho real, muestra a una ciudad que persigue a un asesino de niñas. M también fue el primer filme hablado que grabó Lang, y una de sus últimas películas en Alemania. A M, el vampiro de Düsseldorf le siguió El testamento del Dr. Mabuse (1933), que fue su última película en Alemania y también su última colaboración con su entonces esposa y guionista Thea Von Harbou. A la llegada de los nazis al poder, Lang, al ser de origen judío, se vio obligado a exiliarse en Estados Unidos.
Una vez instalado en Estados Unidos, grabó filmes destacados como El regreso de Frank James (1940), un western protagonizado por Henry Fonda y también su primera película con Technicolor; La mujer del cuadro (1944) y Mientras Nueva York duerme (1956), películas que contribuyeron a la creación del género llamado “cine negro”; y Más allá de la duda (1956), de la cual se hizo un remake en 2009 protagonizado por Michael Douglas.
Lang también influenció a varios directores. Luis Buñuel dijo haber decidido hacer cine después de ver Las tres luces (1921). Pero es quizá Jean-Luc Godard quien más le rinde culto a Lang en sus películas; tanto así que en 1963 lo invitó a actuar como él mismo en El desprecio. Del mismo modo, Alphaville, una de las películas más emblemáticas del director francés, es una clara referencia a Metrópolis: una ciudad futurista, sin sentimientos, donde el lema es: “Silencio, lógica, seguridad, prudencia”.
La Cineteca Nacional le ha dado a Fritz Lang el lugar que se merece. La primera parte de Los nibelungos fue exhibida para inaugurar la 12ª semana de cine alemán. La segunda parte dará cierre al ciclo de cine este 1º de septiembre, y es una invitación a conocer a Lang más allá de Metrópolis.
Tráiler de Los nibelungos, película dirigida en 1924 por Fritz Lang: