Por Miguel Ángel Ángeles (@mangelangeles) Foto: Alejandro Velázquez (vía Reforma) Piensa uno que no le tocará vivir esto: que se está lejos de ese lugar.
Que ya se ha hecho tiempo con el tiempo. Y luego se encuentra uno con la necesidad.
No hay nombres.
¿Cómo llamar ahora a esa dignidad de quien lleva a donar todo lo que tiene porque lo tiene?
¿Cómo llamar a eso que surge en las filas humanas: a esos abrazos que se dan sin darse mientras los paquetes pasan de mano en mano?
Qué palabra para eso que define el heroísmo colectivo inmediato reaccionario único hermano solidario desinteresado mágico espontáneo explosivo.
Cómo nombrar el amor que sientes por quien, en medio de su todo, se fue a crear otro todo.
¿Cómo llamar a eso que se siente por ti, que diste todo aunque no tenías zapatos?
¿Qué palabra usamos para ese compromiso que se hizo puente entre un país y tu México, entre un techo allá y los que lograste crear aquí?
¿Cómo llamarte brigada internacional, si lo que hiciste fue lograr que nos abrazara todo el mundo?
¿Cómo llamarte perro rescatista, si no cabes en el cliché del ‘mejor amigx’?
¿Cómo cabe en médico todo eso que haces cuando nos das vida otra vez?
No cabe.
No cabe en la palabra admiración eso que se siente cuando ves a alguien bajo la lluvia, trabajando incansable sin preguntarse para dónde va todo eso que se viene.
No cabe en gracia eso que te susurra al corazón la sonrisa de quien entrega recibe da encuentra empaqueta separa carga abraza cocina alimenta levanta un puño. Y con ello nos levanta a todos.
No cabe en humanidad eso que ves en el rostro de quien a pie de calle va preguntando, va contando, cuestiona todo. Ése que cuenta porque hay que hacerlo para ir sanando.
Cómo nombrar eso que sientes cuando abrazas y reencuentras: porque están juntos de nuevo aunque ya no sean lxs mismxs.
Cómo llamar a eso que se te atora en la garganta cuando ves que hay más fuerza en un par de brazos que en todo un aparato de negación.
¿Cómo llamar a eso que sabes que viene y que se está construyendo con las manos de todos los que están?
Alcanza apenas la lengua para explicar que no necesitas haber nacido aquí para merecerte el piso. Eso no se llama nacionalidad.
Alcanza apenas la lengua para decir igualdad, pero no nombra a todas ni a todos ni a todxs.
Alcanza apenas la lengua para decir amor.
¿Cómo llamar a ese abrazo chiquito en el que cabe todo el llanto contenido, todo el extrañamiento, todos los planes a futuro, todo el miedo, sí, pero toda la alegría de estar de nuevo juntxs?
¿Cómo llamar a la confianza que te hace sentir ahora la mirada de ese personaje que luego de todos esas horas compartidas te hace creer saber sentir que no estás solo mientras alguien así comparta uno de tus días?
¿Cómo llamar país a eso que ahora habitas con todos esos que son, porque estando serán?