Por: Jose Daniel Sánchez.
Dicen que a partir de tres ya es constante y esa podría ser la mejor noticia para un México que en lo deportivo carecía de esa dicha en el automovilismo. El Autódromo Hermanos Rodríguez volvió a acaparar las miradas del mundo entero, pues la llamada F1ESTA regresó al asfalto mexicano para su tercera edición desde aquel ansiado regreso en 2017.
Lo extraordinario dejó de ser el albergar un evento de esta envergadura, porque quizá fue el primero de tres días de actividad, pero miles se dieron cita a Ciudad Deportiva. Lo grandioso es cómo todas las partes se conjuntan para hacer del Gran Premio de México el mejor del orbe. Porque al final, ¿qué sería de un escenario como el Hermanos Rodríguez sin las más de 100 mil gargantas que difícilmente controlan su euforia? ¿O de esos fieles sin las cientos de manos que siguen haciendo posible esta celebración?
Quizá hayan subido los precios, la economía no sea la de hace un año o un terremoto haya azotado a la ciudad, pero las entradas se siguen agotando, las inmediaciones a la Magdalena Mixihuca continúan siendo un maravilloso caos y muy probablemente el evento siga siendo el mejor del mundo.
En lo deportivo, y en este tercer ‘primer ensayo’, las primeras y segundas libres tomaron el escenario –mejor dicho, el asfalto–, y en medio de toda la euforia que el tener a un mexicano entre los 22 invitados de honor, un segundo paisano se coló a los festejos.
Sergio ‘Checo’ Pérez volvió a encender cada milímetro de la pista sin importar el sitio que ocupó en la tabla de los mejores tiempos, pero Alfonso Celis, el piloto de pruebas de la propia Force India, se fue del cielo al lamentable infierno en cuestión de minutos al convertirse en un ídolo más por apenas algunas vueltas y luego perder el control y chocar, pero eso sí, llevándose una calurosa y mexicana aclamación del respetuoso.
Qué gusto tenerte de regreso, esto apenas empieza pero ya se siente la alegría que sólo tú le das a la fascinante Ciudad de México.
@josedanielsan_