[EXTRACTO] 'Mambo Cósmico' de Sonido Gallo Negro: ¡Azúcar y guapachería interestelar!
"Sonidos espaciales, guapachería transideral que invita a menear caderas y azotar el suelo con furiosa sabrosura"
Así podemos describir (o al menos tratar de dibujar) a Mambo Cósmico, la nueva, y tercera producción, del estrambótico combo oriundo de Aragón (CDMX) Sonido Gallo Negro. Después de dos álbumes de estudio y una recopilación-homenaje (Cumbia Salvaje, 2011; Sendero Místico, 2013 y Ecos de otro Mundo, 2016), producciones llenas de chicha, porro, mambo, cumbia y demás fauna tropical, ritmos candentes arropados por afiladas guitarras reverberantes, fuzz, órganos Farfisa psicodélicos y los alaridos emanados del theremin, los Gallos regresan con todo el peso de la ley del dancing místico.
Conformados por: Gabriel Twin (miembro de los Twin Tones), Israel Martínez, Enrique Casasola, Julian Perez, Edwin Irigoyen (Telekrimen) y el locuaz e incansable creativo-diseñador Dr. Alderete (quien colorea y llena de personajes estrafalarios los rocambolescos visuales en cada presentación del Sonido), junto con una abultada fila de músicos-colaboradores. Sonido Gallo Negro es una agrupación que sale del común denominador de las bandas nacionales, abanderan con total abolengo y desfachatez un cóctel de ritmos perdidos, kitsch musical que se regodea en el amplio espectro de la exploración sonora y la arqueología tropical.
Emanados de las entrañas del aguerrido Multiforo Alicia, uno de los semilleros del movimiento de música independiente de mayor tradición en la escena nacional, el sui generis combo transitó por una senda a contracorriente, apostaron por la experimentación y la hibridez entre las raíces y la vanguardia. Viajeros infatigables de las inhóspitas e inexploradas selvas y aguas musicales de diversas vertientes de cumbia como la sonidera, la amazónica y la peruana, así como de la estridencia del garage sudamericano, su propuesta auditiva y visual es todo un trip mágico-místico-atronador: son una explosión de vitalidad, fuerza y exotismo que hechiza por sus profundas raíces que combinan la herencia inca, azteca-chilanga y el legado egipcio-babilónico con dejos de imaginería espacial de serie B.
El amasijo que viene de la fusión de diversas corrientes, culturas y estilos musicales es un manjar singular que deleita, a la vez que extraña, a los más exigentes comensales. Cumbia salvaje fue la granada rítmica que detonó la bonanza para los Gallos, con la notable influencia de Juaneco y su combo. Sucesivamente, la historia del aventurero gallego Alfonso Graña, y su devenir como Rey de los jíbaros, trazó la vereda que la agrupación recorrió con Sendero Místico. Por otra parte, la compilación Ecos de otro Mundo apuntaló la carrera de los oriundos de la colonia Aragón.
Tras navegar por las bravas aguas del Amazonas, despertar el sexto sentido mediante rituales de ayahuasca en la agreste selva y explorar la inmensidad del espacio sideral, Sonido Gallo Negro (SGN) vuelve a las andadas con Mambo Cósmico (T-Vox Records, 2017), un plato poderoso, furioso y trepidante que conjunta los fenómenos celestes con toques de imaginería masónica y referencias a la mitología egipcia y babilónica.
El arte del disco, bajo la batuta del experimentado Dr. Alderete, refleja la premisa de plasmar la magia y el misticismo que impregna toda el aura del álbum: deidades femeninas y masculinas trazadas de manera simétrica en tonos claros donde predominan los colores: blanco, amarillo, azul y gris. Ovnis, alienigenas, pirámides, el planeta Saturno y las efigies de un humano con el tercer ojo abierto con un rostro extraterrestre encima... todos estos elementos sobre una especie de sefirot (Árbol de la vida) cósmico. Puro sincretismo visual que se compagina de concuerda de forma adecuada con el pandemónium musical de la novel placa.
El periplo inicia de manera contundente y audaz; incendiario es el adjetivo adecuado. “Mambo Cósmico” es un vendaval sónico trepidante, la sincronización de instrumentos en apariencia disimiles tales como: guitarra, órgano de la icónica marca Farfisa, bajo, pailas, congas, theremin, flauta güiro, percusiones y una base solida de sampleos juguetones, condimentan está explosiva introducción que proseguirá sucesivamente durante 10 cortes más.
La influencia de los astros y una particular alineación estelar dictó que la nueva placa del Sonido Gallo Negro fuera un festín auditivo. El viaje sideral continúa con la guapachosa y sonidera “Tolu”, con influencias de las corrientes afrocaribeñas y la cumbia más que notorias, bacanal que menea con lascivia y coquetería a quien pose oreja en dicho tema.
“La danza de los diablos” es un homenaje a la variopinta gama de bailes folclóricos que se desarrollaron durante la época colonial y que a la fecha se mantienen en diferentes regiones, a lo largo y ancho de nuestra América Latina (de Costa Rica, Colombia hasta el estado de Guerrero en México). El toque gallonegro re-convirtió esta danza, que originalmente se acompaña de una quijada de burro que se azota al ritmo de los cajones y el llanto de una guitarra, en un carnaval sónico con fuertes influencias de chicha lisérgica ponedora.
El viaje rico en texturas con sabor al Caribe, el trópico, la selva amazónica y la majestuosidad de las arenas desérticas, desemboca paulatinamente en los encantos veleidosos de la estrella de la noche, doncella del crepúsculo y el amor, la siempre virgen: Ishtar. “Cumbia Ishtar”, segundo sencillo de Mambo Cosmico, es una composición donde el órgano Farfisa se fusiona con cánticos rituales y el misticismo del theremin, abrazados todos por un guitarrero que nos remonta al inicio de los tiempos, en la ribera del Tigris y el Eufrates. Cachondería que condena, irremediablemente, a torbellinos de insaciable lujuria a quien ose escucharla. Sobre advertencia no hay engaño.
Cabe destacar que Mambo Cósmico es producto de una intensa campaña de fondeo que tuvo como finalidad la recaudación de capital para: grabar, mezclar y masterizar el futuro material. Está de más decir que la misión culminó de manera exitosa a mediados del año 2016. En palabras de los Gallos:
Mambo Cósmico queremos que sea una colección de canciones nuevas e inéditas, entendiendo que México le dio casa a éste género y de alguna manera damos un viraje interesante musicalmente, tal vez hasta más frenético.
Fiesta, recuperación, revaloración y reconstrucción del mambo, todo un exquisito trabajo quirúrgico que el SGN solventó de forma exitosa.
La diversidad y polifonía de géneros se ve reflejada en el cover al tema: “Quién Será” (mambo compuesto en 1953 por los músicos mexicanos Pablo Beltrán Ruiz y Luis Demetrio) coquetea con el surf y con sus pizcas de twist juguetea como una ola en medio del sol de mediodía. Coco con ginebra ideal para degustar estas suculentas ondas sonoras.
“La foca cha cha chá” remite a la genialidad del ser sideral Dámaso Pérez Prado (alias el “cara de foca”) combinada con la estética sonora de las producciones audiovisuales de 8-bits, pura ricura que echa lumbre sobre los tablados de baile. Después de un baño de sol, un cúmulo de nubes ocres se posa sobre los auriculares con “Catemaco”, tierra de brujos y hechiceros; en este caso los conjuros, afortunadamente, son sonoros.
“Mambo egipcio” continúa con la exploración de lo mitológico, paranormal y mágico; el primer sencillo de la flamante producción tiene como protagonista a Thot, dios egipcio de la escritura, la música y encargado de sopesar los corazones de los difuntos. Principio y fin, Eros y Thanatos a ritmo de una brava y enloquecida chicha mambera que enorgullecería al mítico “cara de foca” Pérez Prado.
Dicen los antaños que “quien mira y escucha al mar embravecido siempre lo lleva en el corazón”. Pues bien, el SGN sonorizó el cadencioso vaivén del reino de Poseidón en “La danza del mar”, cumbia caribeña con armonías afro, candombe con toquecitos picantes, ideal para naufragios.
La recta final de Mambo cósmico está compuesta por el arrabalero “Danzón fayuquero”, armonía que exuda perfume de gardenias y nereidas, homenaje a las grandes orquestas que amenizaban los devaneos y tertulias de nuestros abuelos. Elegancia, coquetería y mucho sentimiento a la hora de tirar los pasos en los bailes de barrio.
Finalmente, el viaje interestelar-mágico-místico-sabrosón culmina en la oscuridad y vacío del espacio exterior con “Cumbia de sanación”, tema perfecto para amenizar las travesías de los aventureros espaciales encargados de establecer contacto con entidades alienígenas. Nada mejor para establecer relaciones diplomáticas que una cumbia guapachosa-rebajada.
Quizá en el espacio encontremos al todopoderoso Thot o sucumbamos ante los encantos de una Ishtar venusina, ¿quién sabe?. Lo cierto es que Sonido Gallo Negro logró continuar el legado de ritmo, el baile y la fusión de las raíces con los sonidos de vanguardia. Vale la pena convertirse en un místico cosmonauta para paladear fuera de la atmósfera terrestre los sonidos espaciales del Mambo Cósmico.