Guillermo del Toro es tapatío. Le encantan los comics, la sangre y las películas de serie b. Aficionado al cine desde niño, el aspirante a cineasta pasa por muchas disciplinas relacionadas con una obra cinematográfica antes de llegar a dirigir su ópera prima. Así, su relación con el séptimo arte lo llevará a empezar por los efectos especiales y el maquillaje para luego dibujar story boards, escribir, producir o colaborar en investigaciones académicas. Todas actividades que capitalizará como realizador en el momento de ponerse detrás de la cámara. De eso y varias cosas más trata esta entrevista que, aunque tiene como pretexto el estreno de Titanes del Pacífico, busca revisar sus motivaciones y obsesiones más recurrentes.

A casi 20 años del estreno de La invención de Cronos y manejando presupuestos de casi 200 millones de dólares, Del Toro sigue dando una impresión de cercanía y sencillez que encanta mientras habla de la emoción que le provoca hacer cine.

Después de incluir fragmentos de esta conversación en el programa de El cine y... transmitido el pasado viernes 12 de julio, aquí les comparto la conversación completa que, como todo lo que tiene que ver con el personaje en cuestión, no tiene desperdicio.

El More: ¿Qué sigue vivo en el Guillermo que acaba de terminar su película más grande, con más presupuesto, del niño tapatío que le gustaban los monstruos? ¿Qué ha pasado contigo y cómo te acercas a los proyectos ahora?

Guillermo Del Toro: Me acerco justamente a través de esa parte de mi personalidad, esa parte sigue viva y creo que sigue intacta. Vivo ahora más plenamente que cuando era chico pues en ese entonces vivía con el entusiasmo, los sueños y la imaginación de hacer cosas, pero con el muro del mundo real muy pegado a la nariz. Y ahorita creo que tengo ese mismo espíritu pero estoy viviendo todo lo que soñaba con hacer cuando era un chamaco y sigo siendo coherente con él, siguiendo sus consejos instintivos y es fundamental para mí que siga existiendo.

M: ¿Por eso te quedan divertidas las películas?

GT: Pues trato, por lo menos quedan sinceras. La única manera de tener coherencia es ser sincero y ser absolutamente coherente con un impulso primigenio de tu persona que es que todo lo que hagas venga de ti realmente. Lamentablemente o no, he dicho que no a películas muy grandes porque he sentido que no tienen que ver conmigo.

M: Que te gustara el cine desde chavo, que vieras estas series, que te gustara Godzilla, que te gustara la animación, que incluso colaboraras investigando allá en Guadalajara, ¿qué papel tiene en el cine que haces?

GT: Todo. Por ejemplo, yo aprendí un montón sobre lo que quería hacer de cine escribiendo el libro de Alfred Hitchcock. Aprendí mucho del cine que quería hacer recibiendo clases de guionismo de Jaime Humberto Hermosillo o asistiendo a Arturo Ripstein o ayudando a Juan Antonio de la Riva. Yo creo que la vida entera es un aprendizaje para lo que estás haciendo. Nada de tu persona te va a ser inútil en la creación de tus películas. Creo que es importantísimo, estés haciendo lo que estés haciendo, hacerlo al 100%. Un consejo que me dio alguien a quien respeto mucho, me dijo “lo que sea que hagas, hazlo al 110% y si lo haces así te va a servir para lo que quieras hacer en cine”. Y es verdad, yo me acuerdo cuando vendía bienes raíces mientras esperaba a juntar dinero para hacer un monstruo de maquillaje o lo que sea, me metía al cine al 110% a tratar de vender y conocí gente, hablé con ella, en fin no hay nada que sea inútil.

M: Es algo que capitalizarás en algún momento.

GT: Todo lo que hagas con pasión lo capitalizarás a la hora de hacer una creación.

M: Godard decía en ese sentido que ellos cuando empezaron con Cahiers du Cinéma y cuando escribían sobre cine ya estaban haciendo cine.

GT: Absolutamente. Yo me acuerdo lo que me dijo Emilio García Riera cuando leyó el libro de Hitchcok: “lo único que me queda la duda es de si estás hablando de Hitchcock o de lo que tú quieres hacer en cine” porque frecuentemente me ponía realmente religioso acerca de estos asuntos. Yo creo que esto es importante y la otra cosa que yo creo que es muy importante es serte fiel a ti mismo.

M: En Titantes del Pacífico hay un estética y una pátina como de tiempo, una mugrita muy interesante, que no son plateados ni cromados ni tienen un acabado precioso los bicharracos que creaste. ¿Por qué?

GT: Absolutamente. Yo digo siempre que yo no hago caramelos para el ojo, sino proteína para el ojo. Cada decisión estética es una decisión narrativa y cada decisión narrativa es en cierta forman una decisión política y cuando hablo de política me refiero a que estás alineándote con un tipo de cine o con otro. La película tiene cosas cochinonas, raretas, como tú dices tiene grasita, tiene mugrita. A partir de ese momento es una película que está más cercana a lo que yo hago, que si sacara el libro e hiciera la tarea y dijera “a ver qué hizo fulanito” a mí me vale madres lo que haga fulanito, qué voy a hacer yo con esta película.

M: ¿Qué te prende de un proyecto o de una historia o de una anécdota o de algo para que te avientes de cabeza a ese 110% para hacerlo?

GT: Necesitas sentirlo primero. Volví del Hobbit, aterricé, empecé Las montañas de la locura, me escribieron con las ocho páginas que existían de Titanes del Pacífico y me dijo mi agente “voy a decirles que no, ¿verdad?” Y le dije “no, diles que voy para allá. Puedo verlos hoy o mañana, me vale madres pero necesito verlos ya”. En cuanto leí monstruos gigantes, robots gigantes dije “estoy adentro, la quiero hacer”.

M: Y, ¿qué te maravilla de Godzilla?

GT: Sigo pensando que las películas de Kaiju son los más hermosos poemas a los monstruos sin ninguna consideración moral o ética, son fuerzas de la naturaleza. Son como ver un huracán o un tornado. No los puedes juzgar, ni son buenos ni son malos, son estas cosas más allá de lo humano, y eso es lo que me encanta de Godzilla.

Titanes del Pacífico ya está en cartelera y Guillermo Del Toro involucrado en varios proyectos como productor y director.

@elmoremoreno