Un grito ahogado irrumpió en la atmósfera de tranquilidad que caracteriza a la biblioteca de La Ibero. El alarido logró arrancar del ensimismamiento a todo aquel que estaba en el lugar, con la atención clavada en la lectura. Los presentes se miraron entre sí, con el fin de comprobar si en realidad habían escuchado tal cosa o si todo había sido producto de su imaginación. Entonces, de entre los pasillos del Acervo General, sonó un segundo grito; esta vez, una voz áspera y masculina pedía auxilio. El personal de la biblioteca comenzó a inquietarse, segundos después, reinó el silencio otra vez. Al otro extremo de la biblioteca se escuchó un tercer clamor: "¡Quítate!", se escuchó una voz femenina. La fuerza y el miedo con el que se emitió la frase provocó que varios comenzaran a buscar desesperadamente entre los estantes el origen de aquellos lamentos. Mientras el tiempo corría, una terrible y desesperada queja resonó en la biblioteca. El personal de seguridad, en compañía de algunos estudiantes curiosos, caminaron entre los pasillos del Acervo y rápidamente se percataron de que no había nadie. En cambio, en el suelo descubrieron un pedazo de pergamino manchado con algo que simulaba ser sangre y que decía: “Somos las voces de la humanidad en decadencia”. A un lado, se encontraba una rosa blanca manchada de rojo. Otros papeles similares se encontraban esparcidos por todo el suelo, siempre acompañados de una rosa. En ellos se leían demandas alusivas a movimientos sociales como “Vivos los queremos”, “Ni una menos”, “No es no” y “Despierta México”.

Este inusual evento ocurrió el 7 de mayo en el rincón de lectura y estudio de la universidad. Aquel día, los artistas desafiaron las reglas y sorprendieron a los presentes con un asombroso perfomance que cumplió con el objetivo de conectar al estudiantado y personal de la universidad con la realidad del país. Fue una especie de homenaje a las voces que han sido silenciadas por sus luchas, incómodas para unos cuantos.

Otro emblemático esfuerzo de plasmar ideas revolucionarias a través del arte fue el de la asociación estudiantil Plural Ibero, que a través de una publicidad polémica que mostraba cuerpos desnudos diversos para promover su V Semana de la Diversidad Humana, pretendía plantar en el inconsciente del espectador que, más allá de la piel, las orientaciones sexuales y las distinciones físicas, todos somos iguales. Tristemente, no se hicieron esperar las voces que trataron de censurar dicha manifestación. Sin embargo, con el apoyo de la institución, la lucha sigue vigente.

Ambas formas de protesta son el pretexto perfecto para aplaudir el valor de aquellos estudiantes que, conscientes del México que los rodea, convirtieron por unos minutos un templo de saber y silencio en un escenario para reivindicar la lucha y voz de distintos movimientos.

El 23 de mayo se celebra el día del estudiante en México, el cual surge a partir de una protesta estudiantil para conseguir la autonomía de la Universidad Nacional. Ante la insurrección de los estudiantes, el entonces presidente Emilio Portes Gil clausuró la facultad. Tras días de negociaciones fallidas, la huelga se tornó violenta. Los alumnos defendieron su derecho a una educación libre y autónoma. Eso los condujo a enfrentarse contra las fuerzas del orden público, quienes amedrentaron a los estudiantes con balas y chorros de agua.

El valor de los jóvenes estudiantes hizo que otras facultades, en compañía de la opinión pública, comenzaran a presionar para que finalizara la lucha. Seis días después del enfrentamiento, el presidente cedió a las demandas de la sociedad. Fue así como la máxima casa de estudios se convirtió en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Los jóvenes estudiantes, en aras de defender sus intereses, han logrado construir nuevas formas de hacer política. Han movilizado a la sociedad y la han despertado del letargo en el que recurrentemente se encuentra.

Por su parte, el arte se ha convertido en un instrumento de contemplación que sacude, incómoda y plasma las principales protestas de los últimos años, como lo son los feminicidios, las violaciones, las desapariciones forzadas y los asesinatos de periodistas, estudiantes y actores sociales.

Hace seis años, la misma Universidad Iberoamericana fue la cuna del “Yo soy 131”, movimiento estudiantil que generó redes con otras causas similares para crear el famoso “Yo soy 132”, cuyo espíritu sigue vigente. Esto demuestra que la efervescencia estudiantil, acompañada de pasión, innovación y rebeldía, se ha convertido en el arma política más poderosa.

Académicos, alumnos y profesores son parte esencial de la chispa que transforma masas y despierta conciencias. Es por eso que hoy no debemos olvidar todas esas mentes que no se quedaron en los libros, sino que aprendieron la teoría y pasaron a la práctica; personas que hoy luchan desde distintos frentes para crear un mejor futuro.

¡Felicidades estudiantes en su día! Sigan siendo el motor del cambio social. Levanten la voz incluso cuando el sistema pida silencio. Incomoden, griten, no dejen de prepararse y no abandonen sus valores ni sus luchas. En sus manos está la evolución del pensamiento, ¡no nos abandonen!