En México, un partido político promueve la pistolización de los ciudadanos ante el aumento de la criminalidad. Un justiciero anónimo mata a 4 ladrones en la carretera México-Toluca. En Estados Unidos se han registrado más de 1600 tiroteos masivos en lo que va del año. En estos pocos días del mes, ya hay 11 registrados en el sitio Mass Shooting Tracker. Justo es ese momento en donde el negocio de las armas crece, donde aparece un resurgimiento del Western sumergido en la realidad. Lo hemos visto con las cintas de Quentin Tarantino, con el remake de Los siete magníficos y con la serie Westworld (HBO, 2014).
Dicha serie, fue llevada a la pantalla chica por Jonathan Nolan –hermano de Christopher– y por su esposa, la también escritora, Lisa Joy. Adaptada de la versión cinematográfica de los '70 del director y escritor Michael Crichton –el mismo de Parque Jurásico– tiene una premisa similar: la historia se desarrolla en un parque temático donde robots que personifican humanos, participan en entornos reales.
En la película, estos androides empiezan a sublevarse en contra del sistema que los controla y empiezan a violar las leyes de la robótica que Isaac Asimov proponía con su texto Yo, Robot (1950), sobre la conducta de los mismos en contra de sus amos. La serie refleja un mundo al que nos aproximamos rápidamente en donde, para el año 2034, el 47 % de los trabajos serán automatizados por inteligencias artificiales o por robots.
En la serie se plantea un futuro en donde uno cumple sus fantasías –si tienes el dinero, claro– de poder vivir de nuevo el viejo oeste, en donde los robots están para la satisfacción de los clientes, no importa a qué vejaciones sean sometidos. En Westworld, se muestra la verdadera naturaleza humana en un lugar en donde no hay castigo y en donde se puede hacer lo que sea. ¿Coincidencia con los tiempos que vivimos? El entretenimiento sólo es un reflejo de la sociedad en la que vivimos.