Por Walter Ávila
Un público heterogéneo llenó el Indie Rocks en la presentación de Communion: madres con encanto veterano, señores en búsqueda del segundo aire de juventud, doncellas que sobrepasaban la altura promedio del varón mexiquense y un fulano cuya euforia cambia repentinamente al ser encarado por su pareja con la pavorosa pregunta “¿qué somos?”.
Bajo el techo de gran altura semejante a una iglesia gótica para sentir la cercanía a lo divino, el interior del Foro Indie Rocks contextualizaba de manera devota lo que procedía, el momento de la comunión musical. A las 11:22, las mesas saturadas de la zona lounge se vaciaron gradualmente, las personas deambulan hacia el foro entusiastas de escuchar el álbum debut del proyecto mexicano: Soltando Fantasmas. De la esquina superior derecha se abrió una puerta que reveló la luz del comienzo, cinco sombras descendieron lentamente por las escaleras para llegar al escenario. Un cortés ¡Buenas noches! bastó para obtener una alabanza de una audiencia receptiva. “Enciéndete una vez más…”, así nació la voz de Alexa Hakim para dar comienzo al ritual con “Lejos de la Gente”.
https://www.youtube.com/watch?v=QkDYax-npfQ
La audiencia parecía compuesta en su mayoría por “fansmilia”, que veían orgullosamente a su parentela. Un grito del fondo enunciando “¡chiquita!” (con el tono característico de hincha americanista), mientras Alexa platicaba el significado de la canción ambientó de forma amena el concierto. La fluidez entre canciones mantuvo la narrativa e impulsó el baile. Ya adentrados en la tercera canción se presentó la primera sorpresa de la noche, Edi bajista de Los Liquits, se anexó a la ceremonia en un apretado escenario que parecía refrenar el transitar de los músicos.
Las primeras cinco filas de oyentes parecían absorber la energía de la banda; las filas del fondo se extinguían con el pasar del evento. La segunda sorpresa encarnó en Tito de Molotov quién, más que proporcionar una chispa para reavivar el espectáculo, pasó desapercibido. Cuarenta minutos después el lugar se transformó en uno de los vasos con cerveza de barril del evento, se agotaba. Las primeras filas mantenían la candela, las contiguas se marchaban.
La despedida llegó una hora después, cuando el show dejó un sabor como la hostia… el principio fue placentero, la lengua y el paladar se deleitaron y conforme se humedeció, perdió su encanto, hasta que se deshizo bajó por la garganta y el sabor... se olvidó.
https://www.youtube.com/watch?v=7Z68rxgpEJc