"El Pintor" - Interpol

Por Aurora Villafuerte (@AuroraVllfrt)

Pintura al óleo, témpera o acuarela; cada artista elige con qué bañar su lienzo. Interpol eligió una materia prima inusual para pintar el suyo. Paul Banks, Daniel Kessler y Sam Fogarino emplean el sonido para dibujar turbulentos paisajes neoyorquinos y polifacéticos retratos humanos. Desde los arremolinados brochazos de Van Gogh, hasta los frenéticos trazos de Basquiat, la estética inconfundible de algunos artistas, se convirtió en su mejor apuesta. El peculiar estilo de Interpol se ha tornado en un arma de doble filo, trayéndoles tanto días de gloria, como reclamos de monotonía y usuales comparaciones.

El sonido acostumbrado de Interpol es nebuloso como un cuadro impresionista, complejo como el arte abstracto, perturbador como una obra expresionista; su paleta de colores tiende a la negrura con ocasionales destellos rojizos. Desde su debut de 2002 con Turn On The Bright Lights (Matador Records), las enredadas guitarras reverberantes, sinuosas y profundas líneas de bajo, y palpitantes golpes de la batería, aunados a la profunda voz de Paul Banks, han cimentado la fórmula clásica de la banda. Las hambrientas y artificiosas letras de Banks han agregado al oscuro halo del grupo, ganándose un culto del que pocos músicos se pueden jactar. Afirmar que los trabajos del ahora trío son dignos de presentarse en el Metropolitan Museum of Art no es improcedente; los neoyorquinos celebraron el lanzamiento de El Pintor (2014, Matador Records) el pasado 2 de septiembre con una reunión y un recital en el MET.

El Pintor, anagrama de Interpol, es un despliegue del expertise de la terna. El primer elepé de Interpol en cuatro años es atrevido y elegante, sereno y maduro; El Pintor significa el regreso a las raíces de la banda con una pulcritud y exquisitez ganada en casi veinte años de carrera. La triada de canciones con la que arranca El Pintor, "All The Rage Back Home", "My Desire" y "Anywhere", recuerdan a los pegajosos riffs de la era Turn On The Bright Lights y Antics (2004, Matador Records), pero con un tinte más vivaz, haciendo uso de adornos más finos que punzantes. La nítida y melodiosa guitarra de Kessler, amante del glissando, aún se reconoce entre un millón.

Conforme avanza el disco, El Pintor adquiere un tono más sombrío, lo cual lo acerca aún más a la atmósfera característica de su debut. La voz de barítono de Paul Banks emite las coplas sensuales, amargas y siniestras típicas del cantante, pero explora terrenos inéditos con el uso del falsete.

Interpol también retomó la estética de sus primeros días. El artwork de El Pintor expone un par de manos en una posición que recuerda a los santos de los cuadros de la Edad Media, cubierto por un velo marrón que se contrapone al fondo negro. Éxtasis, celebración o ruego, las pinceladas en la portada del disco son tan ambiguas como la sonrisa de la Mona Lisa. El video de "All the Rage Back Home", primer single del sucesor de su álbum homónimo, asevera su estatus de reyes del claroscuro.

Interpol

Aunque El Pintor es un sólido lote de una decena de canciones, no es un álbum de movimientos riesgosos. El carácter y el tempo del quinto esfuerzo de Interpol es estable a lo largo de los cuarenta minutos por los que se prolonga. Después de su epónimo de 2010, las nuevas producciones de Interpol parecían destinadas a ser "un disco más" de la banda, Interpol siendo Interpol; El Pintor, sin embargo, celebra el sello de la casa sin sonar gastado.

Además de ser un tributo y una continuación a su legado, El Pintor representa un nuevo inicio para el conjunto de Nueva York. Éste es el primer álbum de Interpol como un trío, después de la salida de Carlos Dengler tras el lanzamiento de Interpol (2010, Matador Records); Paul Banks fue quien adoptó las labores del bajo para la grabación de la más reciente placa del grupo. "What Carlos brought to the band became a huge part of the sound. You couldn’t take it away. Paul had a lot of respect for that. He knew whatever he did had to respect that. It couldn’t be a template thing", reveló Sam Fogarino en una entrevista a NME, misma en la que los miembros de Interpol admitieron que no han mantenido contacto con su ex-bajista.

Desde que el boyante y protagónico bajo de Dengler fue pilar de la época de Interpol como cuarteto, Banks optó por respetar el fantasma de su ex-bajista y evitó imitar su genialidad. La ejecución del líder de la banda no es deslucida; Paul Banks concibe líneas de bajo iterativas que agregan matices y cuerpo a las canciones. Puede que la alineación original de Interpol haya quedado incompleta, pero la banda no perdió ni vitalidad ni vehemencia.

El Pintor es una demostración de la pericia de los neoyorquinos con resultados sublimes. La nueva placa de Interpol es, discutiblemente, su mejor disco en lo que va de la década. No empata la densa vibra de Turn On The Bright Lights, no iguala los memorables y contagiosos sencillos de Antics, y se aleja de la opacidad y crudeza de Our Love To Admire (2007, Capitol); sin embargo, el quinto álbum de Interpol es su entrega más sensata, pulida y reflexiva. El Pintor es una obra digna de agregar a cualquier galería particular.

El disco físico del extracto lo pueden encontrar en la Roma Records, que se encuentra en Álvaro Obregón 200, Colonia Roma. Para más información visiten su sitio web: laromarecords.com

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