'El 77, espacio autogestivo': teatro para vivir en libertad
El 77 es un centro cultural autogestivo ubicado en la colonia Juárez. Abrió sus puertas en el 2009 a la par que la Compañía de Teatro Penitenciario que se lleva a cabo dentro del penal de Santa Martha Acatitla. Ambos proyectos fueron fundados por Itari Marta, directora del Foro Shakespeare.
La idea al crear estos dos espacios surge para que personas recluidas de su libertad pudieran encontrar herramientas de autoconocimiento y dignificación mediante el teatro. Quienes están en la penitenciaria deben presentar un casting y los que quedan se dedican a construir obras y presentarlas en el auditorio que tienen, nombrado Teatro Juan Pablo de Tavira. Igualmente, público externo puede asistir a las obras.
Te recomendamos: La película de la semana: La décimo séptima edición de DocsMx
Por otro lado, El 77 colabora en gestionar la compañía de teatro dentro de Santa Martha. Además, realizan sus propias obras, y para ser elegido la única regla es tener una carta de antecedentes penales. Asimismo, El 77 cuenta con un taller de impresión de serigrafía (venden playeras y libros), una caja negra para las obras de teatro, un restaurante y un huerto.
Ibero 90.9 visitó El 77 y pudo adentrarse en la importancia que tienen los espacios culturales como formas que ofrecen otras posibilidades de socialización, incluso para aquellos que son desplazados por tener antecedentes penales.
Ismael Corona es actor, impresor de serigrafía y productor ejecutivo de la compañía. Llegó en el 2013 y su primera producción tuvo la temática de violencia de género. Conoció a la compañía a sus 17 años cuando fueron a dar un curso en la correccional de San Fernando, donde él se encontraba.
El teatro para Ismael es ser vulnerable. Logra tomar la ficción para hablar de cosas de la vida real que le cuestan trabajo y así liberarse en la escena. Considera que al trabajar a los personajes se termina viendo en un espejo, se identifica. A Ismael lo motiva aprender de los personajes, evolucionar y ser honesto consigo mismo. Sostiene que es indispensable crear un balance con los obscuro, que es algo que todos tienen. Para Ismael el teatro es:
“Es como hacer un crimen, se piensa, escribimos, hacemos el mapa, se va planeando, se lleva a la práctica que es la ejecución y se obtienen un resultado que es la ganancia, gana el actor y gana el espectador, todas las partes ganan. Y me gusta decir esto, pero cuando delinques, el único que gana es el que delinque si es que no lo agarran. Entonces, si no queremos que nos agarren, que no se nos caiga nuestro personaje”.
Además, Ismael afirma que es un modo de generar empatía hacia sus compañeros. Considera que le ha ayudado a entender en qué México vive y lo describe como un país clasista y discriminatorio. Sin embargo, cree que lo importante es ser consciente de cada entorno social, porque cada quien tiene su propia verdad.
Para los miembros de la compañía, el teatro significa tener un trabajo digno. Ismael afirma que, esto es posible gracias a la obtención de un ingreso que antes del teatro se conseguía “a la mala”. El dinero que se recauda en las obras adentro de la penitenciaría se reparte para la producción y los actores privados de su libertad. Y, en El 77 lo que se recauda se distribuye para los que integran el lugar.
Al finalizar las obras de teatro que se representan en este lugar se abre un espacio de diálogo con los espectadores para responder sus dudas. Ismael cuenta que las familias de las personas privadas de su libertad que realizan las obras de teatro se sienten orgullosas de ver el cambio que el teatro ha generado en sus familiares, ya que, como expone Ismael, el teatro es una forma de terapia.
Las producciones que presentan suelen hablar de temas como: poder, violencia y amor. Esto implica que cada integrante se cuestione sus vivencias en torno a cómo se relaciona con los demás. Una de las adaptaciones favoritas de Ismael y de la mayoría de los miembros de la compañía y del público, es Ricardo III. Ismael describe a la obra como:
“Se habla del poder y de la conexión consciente del ser obscuro, del ser maldoso, de la persona con malas intenciones. Entonces, esa información muy concentrada en Santa Martha pues nos deja que tejamos, que empatemos con Shakespeare con Ricardo III, y a través de ahí generar una catarsis inconscientemente […] Cuando caigo en ese poder regreso a él, todos tenemos una parte de Ricardo, conectan con el resentimiento, la depresión”.
Actualmente, en Santa Martha están presentado la adaptación de Macbeth y estará los dos últimos sábados de cada mes hasta diciembre. Y en El 77 se está exponiendo La mordida, que es una pieza clown que habla de la burocracia mexicana y está todos los jueves, hasta el 27 de octubre.
Entérate: Ida Vitale comparte su poesía y vida en la FIL Monterrey