Disparos en el Blue Parrot: luces de colores y gritos ahogados por el miedo

Jorge Ceja Morán (@CejaMoran) México es surrealista camaleónico, además de trágico. La última prueba de esto fueron los tuits que anunciaban una balacera en Playa del Carmen durante la clausura del Festival de Música Electrónica BPM.

https://twitter.com/jackmaster/status/820904062614990850

https://twitter.com/valerie___lee/status/820901511861534720

La inmediatez en redes sociales nos acercaba a la realidad: disparos en el club Blue Parrot. Videos de turistas mostraban a personas corriendo entre luces de colores, música electrónica y gritos ahogados por el miedo. La calle 12 -conocida por sus bares y discos-, se convertía en una pista para correr y no ser alcanzado por las balas. El narcomenudeo que se da en las playas mexicanas, es prueba de un sistema corrupto, que se ha expandido como un terrible cáncer. Difícil pensar que la policía estatal actúe en contra del narcotráfico si como ha ocurrido en distintas entidades del país y en el pasado en el mismo estado de Quintana Roo, hay gobiernos locales, que han aceptado entregar el estado al poder fáctico del crimen organizado. La celebración del décimo aniversario del Festival BPM trajo consigo a más de 370 artistas, 70 mil turistas y una balacera que deja un saldo de cinco personas muertas y 15 heridas. Este país sigue viviendo de forma surreal y acepta transformar la fiesta en tragedia. Distintas hipótesis, posibles líneas de investigación sobre lo ocurrido, se abren interrogantes sobre la extorsión de la que son víctimas bares y otros establecimientos en la región, sobre el conflicto entre los grupos que disputan una plaza para el narcomenudeo. Lo que es un hecho es la proliferación de las armas en nuestro país y la amenaza de la impunidad como un conocido saldo de esta tragedia donde lamentamos la perdida de cinco personas y 15 heridos.

 

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