Ya son cinco años, o seis, pero lo mismo pueden ser ocho o diez, se sienten igual. La intensidad de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara es gratificante, pero muy agotadora. Es el momento del año donde en un mismo sitio se reúnen editores, libreros, escritores, investigadores, distribuidores y miles, miles de estudiantes. Esa parte del año donde los caprichos literarios se cumplen, y también el nuestro de venir a transmitir.
Este capricho es compartido, entre el equipo nos disputamos el (¿se puede decir?) derecho de viajar a la tierra de la torta ahogada, y donde se dan los hombres (eso dicen, y otros dicen que se dan entre ellos, pero eso no es asunto nuestro).
Un año más, Ibero 90.9 tiene el privilegio de asistir a FIL, que este 2017 vive su trigésimo primera edición. Una de las particularidades de esta cita que dura nueve días, es que el "país" invitado es, más bien, una región: Madrid. De la misma forma en que el año pasado se invitó a Latinoamérica y todo país que habla y escribe en español (y se festejó a Cervantes), la literatura madrileña se nos presenta como una de las grandes protagonistas este año. Y aunque la estancia de noventanueve sólo dura cinco días, nuestra doble cobertura nos permite ver y vivir la FIL de una manera bastante particular.
La forma en que el staff de Ibero 90.9 inició su cobertura desde la FIL de Guadalajara ha sido, como siempre, con mucho ánimo y energía. El primer rostro conocido con el que nos encontramos fue con el mexicano Alberto Ruy Sánchez, que si bien hablaríamos sobre su más reciente novela Los sueños de la serpiente (Alfaguara, 2017), inició la conversación con anécdotas sobre las primeras ediciones de esta feria, cuando los editores aún dudaban sobre la pertinencia de rentar un espacio al ver que el lugar era muy pequeño, nada en comparación con la actualidad. Por otra parte, el también editor de la revista Artes de México nos introdujo a su más reciente libro al hablarnos de la temática central: cómo la maldad se puede apoderar del ser humano, al grado de hacerle creer que está haciendo el bien común; esto reflejado en la historia universal del Siglo XX. Un libro que se debe tener en consideración como lo mejor del año. Como nota aparte, hay que mencionar que Alberto es un personaje muy interesante en el ambiente cultural y social del país, ha sido testigo del surgimiento y construcción de las estructuras en las que se sustenta el arte en nuestro país, ha visto nacer instituciones, generaciones de artistas en todo sentido, grupos de intelectuales, es un personaje con un bagaje impresionante.
También cabe destacar la participación de las universidades mexicanas y sus respectivas prensas. En primer lugar, la Dra. Laura Guerrero platicó con nosotros sobre la labor de la revista LIJ Ibero (Universidad Iberoamericana), que se esfuerza en el análisis académico de la literatura infantil y juvenil en sus distintos géneros y plataformas: narrativa, poesía, gráfica, en formatos impresos y digitales. Por otra parte, el Mtro. Juan Mario Pérez, de la UNAM, nos mostró la nueva edición del Diccionario del náhuatl en el habla de México (UNAM, 2017), una obra lexicográfica cuya primera edición cumple una década; esta nueva versión se ve corregida y aumentada, además de que se reedita en el marco del cumpleaños número 70 de su coordinador, el fallecido en 2010 Carlos Montemayor.
Sin lugar a dudas, uno de los encuentros más relevantes han sido con con Arnoldo Krauss y Vicente Rojo, escritor y pintor respectivamente y con grandes carreras cada quien en su disciplina, dos grandes que hemos tenido durante esta feria del libro. Apología del polvo (Secretaría de Cultura, 2017), es el cuarto volumen en el que han trabajado juntos estos artistas, donde el texto entabla un diálogo con la plástica. El punto de partida de esta obra es el origen del hombre, cuya materia, se dice, proviene del polvo de estrellas, en contraste a la tradición judeocristiana, donde el ser humano proviene de la tierra. Un libro pequeño, pero sustancioso en su contenido.
Para presentar y platicar acerca de sus libros Las Cuatro Estaciones (Periférica, 2011) y Proyectos de Pasado (Periférica, 2008), tuvimos a la poeta, ensayista y novelista rumana Ana Blandiana. Maestra en su arte, que sabe manejar a la perfección (a pesar de las barreras del lenguaje) preguntas acerca del paralelismo que existe entre su obra literaria y sus intereses políticos, la vitalidad de los ejercicios de memoria y cómo, aunque la realidad de su vida en Rumanía se podría considerar lejana a la nuestra en México, siempre habrá aspectos de nuestras vidas con los que nos podamos relacionar y ser empáticos, como la pérdida de un ser querido, un desamor o la lucha contra un gobierno corrupto. Ana, dentro de su producción literaria, no basa sus historias en la pura fantasía, sino también en la realidad, sus narraciones siempre parten de hechos reales por más fantásticos que parezcan y eso es lo que la ha hecho una de las autoras contemporáneas más respetadas y admiradas a nivel mundial.
Entre los miles de pasillo llenos de libros que burbujean por todo el ambiente, en unos salones al fondo y muy arriba, llegamos a un conversatorio. Edith Méndez Anahuatzin, Directora del colectivo Mujer y Utopía A.C. Nos dijo :”Hay tres destinos para una mujer desaparecida: la violación, el feminicidio (no descarta la violación previa) o la desaparición eterna que probablemente tenga su objetivo como trata de personas”. Según Edith, el gran problema del Estado para erradicar el feminicidio, es la simulación. Existe toda una estructura burocrática e incluso sustentada en estudios académicos, que sirven para simular acciones gubernamentales, simplemente para aliviar ciertos requerimientos internacionales o la opinión pública, sin embargo en la realidad latente de las mujeres nada cambia; aun cuando existan miles de comisiones o estructuras jurídicas que no llegan a la realidad.
Las mujeres y hombres del salón estábamos (como de costumbre) enojados, pero el diálogo comenzó, una mujer cubana compartió sus experiencias como académica de género allá en la isla; un hombre anunciaba cómo, incluso entre el ámbito académico, permanecía un fuerte síntoma de misoginia y una mujer alzó la voz diciendo que la trata de personas tenía relación con la explotación capitalista. Seguíamos escuchando, un poco absortos entre las ideas, pero algo es seguro; estamos en un momento de efervescencia, donde las mujeres se declaran así mismas agentes de cambio.
Ya tarde pasamos por el asombroso pasillo dedicado al maestro Rius. Perdidos nuevamente entre los estantes que como edificios altos, engullen, para conversar con Verónica Gerber; hay algo en ella y en sus palabras sencillas que se conjugan con terrible hondura, nos atrapó en su libro Mudanzas (Almadía, 2017). Nos arroja a la estrepitosa realidad de la insuficiencia del lenguaje como real conductor de algún contenido. Esta mujer en ensayos que nos llevan a la persecución de extraños y a cajas vacías, entre Ulises Carrión y Marcel Duchamp, termina en la pregunta filosófica ¿Realmente conocemos la realidad? ¿No es acaso una pregunta que se autodeglute?, y sí lo hacemos, ¿Podemos comunicarla?, por lo que se abalanza a la par de Gorgias, Kant y todo aquel que encuentra desconcierto en el misterio de la comunicación, lo dicho, no hay lenguaje que lo explique, no alcanza a sentirse como verdad.
Y sí se lo preguntan, quedamos extasiados de poder ver el rostro, de ponerle figura y presencia a las manos que escribían esos pasajes que quedan excluídos del lenguaje. Maravillas, a veces, sólo posibles en la Feria del libro.