Déjenos ahora alabar a famosos enanos de la muerte, o de cómo lo bebí de todo con Lou Reed y permanecí despierto.
Texto por: Lester Bangs
Traducido por: Andrea Sánchez y Andrés Torres Checka
¿Ego? Quizás no es la palabra más importante del siglo veinte, pero seguro que es el veneno que viaja en los órganos vitales de toda estrella pop.
¿Quién más que Lou Reed para engordar como un cerdo, después contratar a la banda adolescente con cavidades corticas más cretina que pudieses encontrar y pasearlos por el país en un tour sin precedentes condenado al fracaso?
¿Quién más regresaría de la debacle drogado en una capsula gigante de secobarbital para trabajar por meses con personas como Bob Ezrin, Steve Winwood y Jack Bruce y vomitar Berlin, una gigantesca losa podrida de rencor que bien podría ser el álbum más deprimente de la historia?
¿Quién más llenaría su brazo de tantas vitaminas vigorizantes que perdería durante un noche toda esa grasa, para después subir al escenario dando vueltas de carro en un épic(en)o espectáculo de espasmos y ataques gástricos justo cuando todo mundo esperaba que engordara y muriera? ¿Quién más podría hacer que este trabajo pareciera un extraña cruza entre las películas estúpidas que le dieron fama a Jerry Lewis y un mono en cantaridina? ¿Quién más que Lou Reed podría sobrevivir haciendo de sí una vergüenza pública por tanto tiempo que incluso pudo dirigir una gran banda de rock 'n' roll que soportara sus tonterías?
¿Mencióname a una persona que hubiera podido regresar del atolladero que fue Berlin para hacer Sally Can't Dance, un álbum que dejó perplejo hasta el más conocedor de los fans de Reed, para después hacerse camino logrando todo tipo concesiones dentro del ámbito comercial hasta el nivel más bajo de papillas para bebé y llevar a ese plato de mierda a un lugar en el Top Ten?
¿Quién más escribiría nuevos volúmenes enteros en la cultura de los estilos de peinados rasurando sus tradicionales flecos hasta la raíz de su cráneo para revelar su monesco encanto; después superar su propio acto al tallar parches de Cruces de Hierro en su sarnosa cabeza (extravagancia que lo puso en la columna de Rona Barret: "Bueno, dijeron que no se podía hacer, pero alguien finalmente logró inventar un peinado completamente nuevo . . . "); después rehacer su cúpula de Hitler Juvenil güero para parecerse a una Kennet Anger de goma de mascar, lo cual obviamente es una forma cool de verte si eres una estrella pop, especialmente si te has visto como una mierda mal humorada durante tanto tiempo como el que Lou estuvo?
¿Quién pero Lou Reed podría añadir entradas completamente nuevas a los anales de actuaciones en el escenario de mal gusto al atarse el brazo a la mitad de "Heroin" y pretender que se inyectaba con una jeringa real la cual, en al menos en una tocada, fue entregada a un miembro de la audiencia como un recuerdo?
https://www.youtube.com/watch?v=qFLw26BjDZs
¿Qué otro artista de rock podría aguantar una entrevista con el autor de este artículo, leer el resultado vomitivo, hostil y cruel con aprobación, y después invitarme para un segundo round porque claro, es tan masoquista, que amó la apuñalada en la espalda?
Ningún alma viva, ese es quién.
¿Cómo es que este tipo, que hizo su carrera a base de espasmos terminales desde aquel momento en que Velvet Underground emergió muerto en 1966, sigue aquí? Bueno, por un lado, los Velvets nacieron de una de las muchas alas emprendedoras de Andy Warhol, quien a su vez ha conseguido lograr más en esta cultura actuando (al menos en público) como un completo autista inválido que casi cualquier otra celebridad de los años sesenta. Lou aprendió mucho de Andy, principalmente acerca de cómo convertirse en una personalidad pública exitosa mediante la venta de tus propias peculiaridades a una audiencia cada vez más y más codiciosa por personas geeks. La principal lección que aprendió fue que para tener éxito como esta especie de don nadie para consumo-en-masa uno debe de manera experta erguir muros sobre muros para fortalecer los muros que tus vulnerables peculiaridades ya habían puesto ahí.
En otras palabras, Lou Reed es un completo depravado pervertido y patético enano de la muerte y todo lo demás que tú quieras pensar qué es. Encima de todo eso es un mentiroso, un talento desperdiciado, un artista en constante cambio y un ambulante vendiendo libras de su propia carne. Un lambiscón viviendo de la ignorancia nihilista de una generación setentera que no tiene la suficiente energía como para suicidarse. Lou Reed es el tipo que le dio dignidad y poesía y al rock 'n' roll, al smack, el speed, la homosexualidad, el sadomasoquismo, al asesinato, la misoginia, a la pasividad de los ineptos y al suicidio, y después procedió a contradecir todos sus logros y regresar al lodo volteando toda la cosa en un monumental mal chiste con él como el protagonista. Henny Youngman en el centro del ring susurrando punch lines que perdían su punch.
Lou Reed disfrutó el renacimiento en su carrera de solista básicamente por hacerse pasar como el drogadicto más reprobable que había alrededor; y no todo era un espectáculo por una apuesta arriesgada. La gente seguía esperando a qué él muriera, y perversamente él regresaba pero no para atormentarlos, como quizá a él le gustaría pensar (yo pienso que él preferiría grabar otro éxito incluso si esto implica cantar sobre cómo nunca volverá a llover en California para logarlo), pero para limpiarse de las drogas.
Mientras tanto en el mercado. Un amigo mío que trabaja en una tienda de discos en Cambridge, Mass me contó acerca de la gente que compra discos de Lou Reed: "Tienes a estos veintiocho-añeros recién divorciados, preguntando por Transformer y a Velvet Underground . . . pero lo increíble es que de repente tienes a todos estos cuartentones, entrando con los ojos llenos de asombro. 'Ey, uh . . . tienes alguno de los discos de Lou Reed?'"
Exacto. El hombre que te asusta, booga booga. Mientras tanto, sus crónicos abusos múltiples de cuerpo y mente suben y bajan en función del clima. Sufrió escalofríos durante todo su tour de hombre-obeso a pesar de las masivas ingestiones de Valium. Blue Weaver sobre la grabación de Berlin: "Fuimos y preparamos todas las pistas instrumentales, toda la cosa estaba hecha y sonaba excelente. Después trajeron a Lou. No lo puede hacer sobrio, tiene que bajar al bar y después tiene que inhalar de esto y lo otro, para que después lo escolten de vuelta arriba en una silla y lo dejen empezar a cantar. Se supone que debió ser estupendo, pero algo salió mal en algún lado."
Yo tenía un amigo trabajando como mesero en Max's Kansas City cuando Lou estaba en el tránsito de pura grasa a su presente emancipación, y el tipo me marcó un día: "Tu chavo estuvo aquí otra vez ayer en la noche. . . Dios mío, parece un insecto . . . o algo que pertenece al ala de cuidados intensivos . . . casi nada de carne en los huesos, toda la carne que queda está como muerta y amarillesca y colgando, sus ojos están siempre moviéndose rápidamente por todos lados, su cráneo está todo rapado y puedes ver la palidez debajo de las cerdas, parece que tiene placas de hierro implantadas en la cabeza . . .Todo mundo acordó nunca haber visto algo tan malo como esto. Además todas las meseras lo odian porque nunca deja propina."
Lou Reed es mi héroe principalmente porque representa todas esa jodidas cosas que yo nunca podría siquiera concebir. Lo cual, probablemente, solo muestra los limites de mi imaginación.
El centro del heroico mito de los sesenta era estar drogado. Vive rápido, se rebelde, desalinéate, muere joven. Más allá del "espero morir antes de envejecer," era una actitud completamente cool y desafiante que teníamos en nuestro interior o intentábamos tener. Parcialmente tenía que ver con la absoluta inexistencia de héroes exitosos que fueran reales, objetivos, directos, con la cabeza-bien-alta, nobles. Por mi parte, siempre quise emular al bastardo más autodestructivo que pudiera ver, siempre y cuando se moviera con alguna noción de estilo. He ahí, Lou Reed. Poder venirse a través de varias formas en su pervertida experiencia compensaba, de alguna forma, con el vacío de nuestras monótonas y "normales" vidas. Es como si nunca quisieras ver la realidad, es demasiado desagradable ver a alguien inyectarse basura y después ver su pasón de heroína. No tienen nada que ver con sólo escuchar los discos.
Es por eso que Lou Reed era necesario. Y lo que puede ser aún más importante es que él tenía el tacto (o sólo el cerebro podrido, difícil de decir) para entender que todo el concepto de vulgaridad, "decadencia", degeneración, eran un chiste, y él se volvió en el payaso, el Pozo convertido en charco. Cualquier estúpido puede ser un degenerado, pero no todos se dan cuenta que incluso ahora, como Jim Morrison, Lou se dio cuenta de la absurdidad implícita que hay en la pose ruda de la bête-noire del rock 'n' roll y terminó parodiarla y quitándole ese glamur. Aunque capaz esto sería darle demasiado crédito. Lo más probable es que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, y eso era la mitad de la mística. De cualquier manera, era un gran ridículo, como un Eric Burdon de lo grotesco. La persistente vanagloria en los recientes artículos de prensa sobre Lou -de como él es el 'poeta callejero del rock 'n' roll- pueden ser ciertas de manera no intencional. La calle, después de todo, no es el lugar más intelectual del mundo. De hecho, está contaminada con imbéciles indignos y drogadictos en cada esquina. Y Lou es el rey de todos ellos.
Yep, el Campeón venía a la ciudad, y yo estaba listo para la batalla. Tragué whisky por litro y mastiqué Valiums como Jujubes. Intenté meterme speed pero el bueno para nada del doctor que le da a todos los freaks y amas de casa de Woodward Ave me corrió de sus oficinas. Básicamente sólo escuché mis discos de Velvet y lo que podía tolerar de Sally Can't Dance, y trabajé en mis insultos. Me había llegado el rumor de que al Auténtico Sinvergüenza le pareció bueno el último trabajo que hice sobre él. La gente murmuraba sobre una "relación amor-odio. . . es increíble," llegó a balbucear Dennis Katz, el manager de Lou, quien su hermano se graduó de Blood, Sweat & Tears para producir los álbumes de Lou Reed, lo que debería de darles un indicio de lo que pasó con lo que era un funcional Movimiento Underground en América.
Ahora, admitiré que estaba halagado por el hecho de ver a uno de mis héroes convertirse en uno de mis fans (le ha pasado a varios, de hecho, de hecho, esto usualmente coincide con mi conclusión de que dicho héroe es una mierda) (y por favor no infieran orgullo en esto; estoy sorprendido de que me pueda salir con la mía), pero debo, con arrogancia, descartar todo ese sin sentido de "amor-odio" como pura adrenalina. Los promotores lo tergiversaron todo. En realidad Lou, como todos los héroes, está ahí para ser golpeado. Ellos no podrían ser héroes si fueran infalibles, de hecho no serían héroes si no fueran unos perros miserables, las parias de la Tierra, qué otra razón para construir a un héroe si no es para destruirlo después, justo como a todo lo demás. En primer lugar tener un maldito héroe es una cosa estúpida y es un obstáculo general para cualquier cosa que quisieras cumplir por ti mismo. También detrás de todo el regocijo de admirar a alguien por sus logros artísticos está el resentirlos porque ellos nunca vivirán a tus expectativas. Además todos ellos aman el abuso, son peor que los académicos, entonces no queda más que lanzarse de manera completamente nihilista y destruir a pedazos a cualquiera que alguna vez hayas respetado. ¡Qué se jodan!
Así que estaba enojadamente listo para golpear a Lou hasta que lloriqueara tan pronto llegará a la ciudad. ¡ESTE ERA EL MOMENTO! ¡EL GRAN DÍA! ¡EL ÚNICO VIEJO HÉROE, POCO MÚSICO DE ROCK, QUE QUEDABA CON EL QUE VALÍA LA PENA TENER UNA PELEA!
Fui a Hilton y encontré a al grupo de Lou en el restaurante y me senté en la mesa contigua. Después me paré y fui hacia ellos. El estaba sentado ahí camuflajeandose con su playera negra y sus lentes de sol, frunciendo el ceño como una casa a la que le acaban de apagar un incendio, hablando para sí mientras recogía, desconectado e indistinto, grumos de comida de su plato. "Miserable y jodido lugar . . . lugar de mierda . . . basurero . . . pinche coraje . . . imbéciles . . . " Resulta que le habían negado la entrada al Trader's Vic por la manera en la que iba vestido y estaba rabioso al respecto. Caminé, le di la mano "Hola, Lou . . . Creo que me recuerdas."
Un frío apretón de manos. "Desafortunadamente." Se quedó ahí sentado. No se movió. No sonrió. No hizo ni un gesto. Ceño de concreto. Una sólida chapa con cemento por detrás. Mi grupo apenas se estaba terminando de sentar y ordenar cuando de repente Lou se levantó de su mesa y se fue del cuarto, balbuceando algo de ir a agarrar un periódico. Para cuando terminamos de comer e incluso pedido algo más de tomar, él no había vuelto. Se estaba acercando, peligrosamente, el, uh, tiempo del show, y su manager Barbara Fulk se estaba poniendo nerviosa: "¿En el nombre de Dios dónde se habrá metido?" Después resultó que había salido a caminar al rededor de la cuadra y se había perdido. Una vieja canción le daba vueltas a mi cabeza, un vago recuerdo de 1968 de cuando le dije a mi sobrino de este chico que me adoraba como héroe porque lo había introducido a los discos de The Velvet Underground, al speed, etc. "No quiero ser el pinche héroe de nadie", lo regañé en ese entonces.
Mi sobrino hizo una canción de dos líneas en ese momento:
No quiero ser alguien
Sólo quiero ser nadie.
[Don't wanna be a hero
Just wanna be a zero.]
El show estuvo increíble. A la mierda con él. Más tarde estábamos de vuelta en el hotel y Barbara me está diciendo que finalmente Lou está listo, así que caminamos por el pasillo al sanctum sanctorum (al menos temporal) del Gran Hombre.
Ahí estaba, desparramado en su cama, rodeado de su tropa, roadies y sicópatas, así como de una especie de mujer que había estado con él durante la cena, quién al principio confundí con Barbara, y a la que ahora podía ver mejor.
De manera simultánea querías voltear hacía otro lado y estrepitosamente fijar tu mirada. A primera vista pensé que era una mujer grande, morena, de Europa, con el pelo demasiado grueso que caí hasta sus hombros. Después me di cuenta que tenía barba, y pensé, bueno, cool, la mujer barbuda, con Lou Reed, eso encaja. Pero ahora estaba más cerca y resulta, casi sin temor a equivocarme, que era un hombre. Excepto que detrás de la su blusa transparente, parece que tenía senos. O algo. Era demasiado raro, entre luz y sombra. Era extraño. No solo extraño, era abyecto, como algo que probablemente se movía sumiso cuando Lou abría la puerta para recoger la leche o el periódico en la mañana y que sólo se quedaba por ahí. Como un perro al que le puedes pegar o acariciar la cabeza, cualquiera de las dos no importaba porque así reconocía su propia existencia. Realmente extraño, una madre llena de un impío temor. Si el álbum Berlin se derritiera en una tina y se le diera forma humana, sería esta criatura. Era como la externalización física de toda esa grasa y mungo que Lou perdió el invierno pasado cuando se inyectó todas esas vitaminas. Extraño como el yeti de las acogedoras nieves cafés del este. Más adelante fue que le presté atención, a la mitad de la entrevista, mientras hojeaba un libro. Por la manera en que lo hice, era obvio que no estaba leyendo, está simplemente hojeando las páginas, encarnando, estremecido, una incertidumbre helada. En algún momento le grité a Lou, "¡Jódete, no te voy a hablar a ti, la voy a entrevistar a ella!"
Ella es un él", Lou dijo "y no lo vas a entrevistar, viejo." Su tono era el mismo tono parejo, obscuro, ocasionalmente rápido, engañoso y murmurante que mantuvo toda la noche.
Después me dijeron que esta criatura, cuyo nombre era Rachel pero a la que la gente en la fiesta se referían como Cosa, fue introducida a las personas del auditorio como "la niñera de Lou." Hmmm, por lo visto algo muy lejano a Betty, la esposa güera que trajo en su último tour, de apariencia sana que tomaba café mientras estaba al pendiente de las cosas que Lou perdía. Igual, nunca sabes. Lo que es verdaderamente interesante es que aquí está Lou Reed, la adoración de todos, es una celebridad, está viajando, tiene un montón de dinero, tiene sentido que podría tener a niños hermosos o cualquier cosa que quisiera alrededor de él. Entonces puedes concluir que él quería a este extraño, largo, atemorizante ser que rara vez hablaba o casi nunca levantaba la cabeza. Había un sentido de permanencia, incuso de protección, en la relación.
Yo, yo estaba borracho. Tragué casi la mitad de un cuarto de Johnnie Walker Etiqueta Negra mientras esperaba a Lou para prepararme para discutir, y qué diablos, la última vez que Lou estuvo en la ciudad él estaba tomando dobles de Johnnie Walker mientras yo me sentaba ahí cuidando mi Bloody Mary, intentando pensar en las preguntas mientras él divagaba diciendo cosas como "Dejará Yoko a Paul" y "admiro demasiado a Burt Reynolds."
Ya estábamos de vuelta en el combate, y él sólo se sentaba ahí, demasiado pinche tranquilo aunque estoy casi seguro que estaba metiendo speed o coca directo a su brillante cerebro. Él obviamente me consideraba un completo ignorante y yo le seguí el juego hasta el final, pidiendo más Scotch (mientras se negaba a darme: "Ya bebiste suficiente. Para. No lo puedes manejar. No quiero que termines todo borracho"), mientras hacía rutinas de chorradas y aullaba (para mi divertidísimas) cosas como "¡Oh perdóname suh, esto supera mi mente, yo solo estoy buscando HAW, HAW, HAW!"
Lou empezó con un ambiguo cumplido que se volvió en un cadavérico insulto a la mitad del camino. "Sabes que básicamente me caes bien a pesar de mi mismo. El sentido común me lleva a pensar que eres un idiota, pero de alguna manera la epistemología de las cosas que haces algunas veces traicionan el hecho de que eres una especie de poeta onomatopéyico en una forma subterránea y reptileana de ser."
"Maldita sea, Lou" contesté entusiasmado, "¡Suenas justo como Allen Ginsberg!"
"Tú suenas como su papá. A ti te debería de gustar Peter Orlovsky, anda sorprenderte. No sabes nada más con relación a cuándo empezaste. Sólo estás persiguiendo tu cola."
Mierda, me ganó con ese primer buen gancho izquierdo. "¡Eso es lo que te iba a decir a ti! ¿No has sentido que eres una parodia de ti mismo?"
"No. Si los escuchara a todos ustedes, imbéciles, sí lo sería. Ustedes son las tiras cómicas."
"Eso está bien," carcajee, perdiendo el piso, "No me importa ser una tira cómica. Transformer fue una tira cómica que se trascendió a sí misma."
Me dijo que me callara, así que nos sentamos ahí a vernos fijamente como dos viejos frente a una escupidera.
"Okey," convoqué mi fanfarronería, "ahora hay que decidir si vamos a hablar de ti o de mi."
"De ti"
"De acuerdo. Tú empiezas"
"Okey . . . ummm . . . ¿quién se va a llevar el banderín?"
Yo no sé una mierda de deportes "Vi a Bowie la otra noche," dije.
"Qué suertudo. Yo creo que es muy triste."
"Se robó todos tus riffs, obviamente." Pretendí con esto una gran contención, sin embargo supuse más de lo que dije. Sólo mira tú ejemplar de Rock Dreams y lo vas a ver justo ahí, al Mito: Lou Reed mucho más joven, inocente, tocando su labio, con los ojos bien abiertos en un granizo de Quaaludes, mientras Bowie se esconde detrás de él, como Lugosi, ojos brillosos, listo para atacar.
Lou no caería con esto. "Todos roban riffs. Tú robas los tuyos. David escribió unas, verdaderamente, grandes canciones."
"¡Ay, por favor!," grité desde lo más profundo de mis pulmones, "¡cualquiera puede escribir grandes canciones! ¡Sam the Sham escribió grandes canciones! ¿Alguna vez David escribió algo mejor que 'Woody Bully'?"
"¿Alguna vez escuchaste la de 'The Bewlay Brothers', pedazo de mierda?"
"¡Sí, pendejo, escuché esas jodidas letras, hijo de puta!"
"Nombra un verso de la canción."
"No la escu- la oí . . . pero lo que yo, y millones de fans alrededor del mundo, queremos saber sobre Bowie es, primero tú, luego Jagger, después Iggy. ¿Qué carajos es lo que tiene?"
"¿Jagger e Iggy?"
"Seh, ya sabes, se coge a todos en el mundo del rock 'n' roll. ¡Es un groupie más grande que Jann Wenner!"
Rostro sin expresión. "A él es al que se están cogiendo."
"¿Te lo cogiste?" Osadía pura. Cómo una corrida de toros pero en una duela de balonmano.
"Él solo se está cogiendo. Aunque, no lo sabe." Parejo. Nivelado. Un vibrante zumbido mudo.
Me di cuenta que mejor cambiaba de tema. Detrás de la cama de Lou estaba una casetera de donde emanaba un infinito sintetizador estilo funky similar a los ronquidos de Muzak the Herbie Hancock, "¿Oye, Lou por qué no apagas ese jazz de mierda?"
"Eso no es jazz de mierda, y de todas formas no sabrías distinguir la diferencia."
"Te estoy diciendo qué-"
"No sabes, nunca lo has escuchado."
"- qué Bowie"- y aquí empecé a cantar con un tono barítono como el de Ezio Pinza - "¡se robó toda su mierda decente de ti, de ti y de Iggy!
"¿Qué tiene que ver Iggy con esto?"
"¡Ustedes eran los auténticos!"
"¿Los auténticos en qué?
1 smack es el nombre callejero de la heroína. 2 smack es el nombre callejero de la heroína. 3 Max's Kansas City es un antro y restaurante en Nueva York. Diferentes personalidades de la época lo frecuentaban.
4 Referencia textual a la canción "My Generation" de The Who del año 1965. 5 El banderín hace referencia al premio que se otorga en algunos deportes en Estados Unidos, como en el béisbol.
***