[Concierto] R. Stevie Moore @ La Faena

Por Julio Lorea

Con una discografía que excede los 400 títulos y una carrera que pasa los 40 años de trayectoria, R. Stevie Moore ha logrado, a base de sólido e innovador trabajo, construir una leyenda alrededor de él mismo. Y con justicia.

Robert Steven Moore es el creador de lo que hoy se conoce como indie, algo que él mismo denominó hace años como college rock, cuando en los 70 decidió pasar por alto los modelos de negocios y de la industria musical ignorando por completo a los sellos discográficos auto-editando y duplicando él mismo todos y cada uno de sus lanzamientos. A su repertorio también hay que añadir la invención del lo-fi como formato de trabajo y como postura política y estética. Que si es decepcionante que después de tantos años y logros y de ser una de las figuras más relevantes de la historia de la música, Moore siga siendo relativamente desconocido –incluso dentro del círculo de conocedores- está totalmente fuera de discusión.

El festival Distrital ofreció una oportunidad para contemplar al hombre; una que los fans recordarán de por vida, y una que los despistados pudieron tomar para redimirse.

Y con un formato y forma de trabajo que ahora es venerado desde Pitchfork hasta Ibero 90.9, pasando por la crítica especializada más severa (Moore fue portada de The Wire en mayo de 2012), y ser la influencia principal de un puñado de los artistas más interesantes de la era contemporánea: Ariel Pink, Panda Bear, Rangers, Animal Collective, James Ferraro, etc., el concierto de R. Stevie Moore ha sido el más importante del año. Cualquiera que se jacte de saber de música, debía estar allí.

Con un archivo de más de 5000 canciones, uno pensaría que es un reto mayor de logística preparar un setlist para un concierto, Steve, por el contrario, descarta la idea diciendo que es “no brainer”. Tampoco revela su método, pero después de ver el documental Phonography: The R. Stevie Moore Story (Jon Demiglio, 2012) queda más o menos claro que las recientes decisiones de Moore están altamente asesoradas por su grupo. Un grupo de gente que literalmente salvó al personaje, a la persona y a la carrera de Steve.

En vivo esa banda se conforma de J. R. Thomason (guitarra principal y vocales), Wilson Novitzki (guitarra y  teclado) y Reed Stewart (batería). La alineación parecería algo ordinaria para acompañar a alguien tan icónico de la música experimental, pero Moore mismo se autodenomina “el padre del punk rock”. En realidad, el espectro estético de Moore es demasiado grande para ser abarcado en un concierto. Fue apropiado entonces que el concierto se llevara a cabo por partes.

La primera sección consistió en un set punk rock/pop con un Moore en modo rockstar. Unos 40 minutos de canciones que nadie podía cantar (¿quién se puede aprender tantas canciones?) pero que tenían una dulzura y facilidad al oído que  se debe a que Moore domina al pop como su segundo idioma. Sin embargo, algunas joyas conocidas que se pudieron identificar: “Play Myself Some Music” (1986), “I’ve Begun To Fall In Love” (1984), “I Like To Stay Home” (1986), “Mason Jar” (1975, también incluido en el Ariel Pink’s Picks Vol. 1 en 2011).

Tras el encore, Moore sale de nuevo al escenario para ofrecer una sesión de spoken word y performance, por lo que también es conocido. Es poco conocido y de hecho oculto en el documental pero Moore sufrió gravemente de una ruptura sentimental que llevó su vida a un punto de extrema dificultad personal y económica. Entre sus elucubraciones, Moore habla de lo difícil de las relaciones personales y, consciente de su obra dice: “Verify. Clarify. Terrify. Testify. Lo-fi, what’s “fi””. Evidentemente la cuestión no sólo representa a Moore mismo, es él mismo. Cuando Moore se pone tras la batería y usa una máscara de luchador, el público enloquece. Por si no lo sabían Moore también es multi-instrumentalista. Posteriormente Moore atiende al teclado y da una micro-sesión de drone cuando el músico toca el instrumento con su nariz. Moore también improvisa vocales y guitarra. En efecto, ésta es la parte de show que todos sus fans esperaban.

Para la tercera y última parte del show, Moore de reúne de nuevo con su banda, y para arrancar abre con una nueva canción. Nadie debería sentirse muy especial de que Moore esté estrenando una canción en vivo; Moore ha pasado su vida artística estrenando canciones cada que siente que debe hacerlo.  El resto del concierto fue una sesión de rock salvaje, de ésas que te hacen pensar que la música es un motor y fuerza incontrolable y que es fuente de esperanza para el futuro. Y así concluyó la sesión.

Es digno de notar que éste es el primer tour mundial de Steve en toda su carrera y que por lo tanto este concierto tiene calidad de histórico. Y que los presentes ahora forman parte de la historia. Otro elemento digno de notar, por si acaso alguien lo pasó desapercibido, fue que Jon Demiglio colocó una cámara en el extremo de la guitarra de Moore para conseguir nuevo footage para continuar la hechura de su documental. Como Jon dijo, Phonography es un trabajo en constante estado de mejoramiento y aumento.

Las gafas oscuras encima de los lentes de aumento, la barba azul, la pijama. Los que entendieron lo entendieron y los que no, no. Y seguramente los que se lo perdieron se lo habrán perdido para siempre. “Support subversion” dijo, claro que lo haremos.

El hombre a la altura de la leyenda.

 

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