Por Re Esteva (@subhigh) Pantha Du Prince & The Bell Laboratory en la edición 42 del Festival Internacional Cervantino fue un contraste entre dos espectros: la imponente y alguna vez sangrienta Alhóndiga de Granaditas y el misticismo nórdico impulsado por poderosos beats teutones.
Algunos insisten en que las calles de Guanajuato están llenas de fantasmas y si eso es cierto, no hubo momento en el Cervantino donde esas apariciones se sintieran más como durante la presentación de Pantha Du Prince & The Bell Laboratory. Campanas que resonaban como si fueran parte de las mismas iglesias del centro, una iluminación de luces blancas y amarillas perfectamente secuenciadas y jóvenes de apariencia citadina que bailaban a los lados del escenario mientras el resto del público permanecía estático en su lugar.
Entre todo eso, los músicos de Pantha Du Prince & The Bell Laboratory tocaron todas las canciones que tienen en colaboración y en algún momento, hasta se bajaron del escenario con sus campanas para caminar entre la gente que anonadada, simplemente los miraba como si fueran espíritus de otra dimensión. Los europeos casi no hablaron, pues su música lo hacía por ellos al enchinar la piel e incitar a un baile inevitable y metódico... Claro que el único momento en el que el alemán Pantha Du Prince dijo algo fue de hecho muy relevante: la gente pedía "otra" al terminar el show y ellos ya no tenían más canciones para tocar. Pero como todos seguían ahí esperando como en un cementerio del que ya no se puede salir, Pantha habló: "No tenemos más canciones. Pero como siguen aquí y seguimos aquí, tocaremos. Aunque tendremos que repetir..."
Un último baile espectral de MUTEK antes de regresar al ajetreo de la noche guanajuatense en el Festival Internacional Cervantino.
https://www.youtube.com/watch?v=8eZfaNDmpTU