Nada más común y corriente que encontrar en el periódico, casi siempre bajo la forma de una pequeña nota, la narración de un evento extraordinario. No son pocas las historias de escritores que se basaron en noticias (a veces célebres, a veces intrascendentes) para escribir libros prodigiosos. Como Paul Auster ha señalado en tantas ocasiones, vivimos rodeados de hechos insólitos; lo increíble es que casi nunca lo notamos. ¡Carajo! (Aldvs, 2012) de Antonio Calera es un compendio de “más de doscientas historias sobre el fin del mundo”. Anécdotas, noticias, notas de paso, narraciones extravagantes: los textos que conforman ¡Carajo! son notas de periódico ficticias pero altamente verosímiles: tienen el don de ser, al mismo tiempo, insólitas y perfectamente posibles. En buena medida, ¡Carajo! está hermanado con Creí que mi padre era Dios, aquel libro donde Paul Auster recoge las historias verídicas que durante años le enviaron sus escuchas a su programa de radio. Si en el libro del Auster, la intención era mostrar cómo la cotidianeidad provee el mejor material para la ficción, Calera demuestra en ¡Carajo! cómo la ficción puede confundirse fácilmente con la realidad, e influir en ella. Ambos libros ocurren en una zona imprecisa entre lo real y lo ficticio que Carlos Monsivais selló con una frase fundamental para entender el periodismo y la creación: “Por supuesto que no es verdad, pero es noticia”.
Cuando leemos la historia de un hombre al que le explotó un cigarro eléctrico en la cara, o sobre un bosque japonés que es el lugar predilecto de los suicidas nipones, podemos percatarnos de la importancia del relato (noticioso o no): Toda ciudad necesita una mitología propia, un conjunto de historias en las cuales reconocerse y éstas, más que falsas o verdaderas, deben ser noticia. ¡Carajo!, un excelente compendio noticias ficticias, al ser deliberadamente falso es más creíble que lo que se lee en el periódico de todos los días. No dude que mientras usted lee ¡Carajo! en algún lugar del mundo esas historias que usted lee ya están ocurriendo. En una de esas, puede que usted encuentre ahí su propia historia.