Black Mirror ¿Gestando un nuevo subgénero del sci fi para las generaciones futuras?
En el nacimiento de un género convergen diversos factores mas alla de la “Industria”, también tienen una participación importante la audiencia, los críticos y el ciclo de vida del mismo.Construir historias no sólo se trata de tinta sobre el papel o caracteres en un archivo, es darle vida a organismos que maduran y cambian como la naturaleza misma. Hablando específicamente del sci-fi, se pueden considerar un extenso universo de matices que lo han transformado a través del tiempo. En esta ocasión, nos enfocaremos en aquellas obras que han adquirido el término “Punk”, en donde las tecnologías son parte esencial de la vida humana. También explicaremos por qué la serie Black Mirror merece la clasificación de un subgénero que termine con Punk. Cabe resaltar que esta serie acaba de estrenar su nueva temporada este 29 de diciembre con un episodio muy “Trekkie”, que probablemente perturbaría la inocencia del verdadero capitán Kirk e incluso hasta el espíritu del Klingon más salvaje.
Imagen de Black Mirror cuarta temporada , episodio U.S.S. Callister.
Empecemos con el Steam punk, que es un espacio donde la tecnología de vapor llega a su máximo esplendor, y es capaz de animar seres mecánicos avanzados con el poder del carbón, además de que está inspirado en las visiones fantásticas y del futuro de novelistas como Julio Verne, Bram Stoker, Oscar Wilde, H.G Wells, entre otros de la época. Lo interesante es que, como la mayoría de los precursores de estos subgéneros, estos autores escribían sin tener en mente el subgénero que inspirarían , sólo fantaseaban con el futuro. Si quieres disfrutar de una experiencia sci-fi al calor del vapor, recomendamos que inicies de la mano de Sean Connery con la película The League of Extraordinary Gentlemen (2003) que en resumen es como los Avengers del siglo XIX.
Otro subgénero es el Dieselpunk, probablemente el subgénero sci fi favorito de aquellos que aún indagan como detectives los secretos tecnológicos de la Segunda Guerra Mundial. Una de las piezas que inspira a este subgénero, la cual es literal tan bella como una musa de plata, es Metropolis (1927) del director Fritz Lang y justo como en muchas de las historias Dieselpunk ,la industria y sus máquinas presentan un crecimiento acelerado donde el hombre pierde el espíritu alimentándolas, convirtiéndose en un artículo más de la automatización descontrolada. En este subgénero la ciencia y la electrónica son fieles compañeras, dan vida a seres metálicos autómatas que en algunos casos disparan rayos inspirados en tecnología Tesla que los convierten en armas temibles o audaces compañeros. Para que encajes perfectamente en el engranaje de este subgénero, recomendamos que disfrutes Metropolis y para que veas que las tuercas del corazón de Martin Scorsese no giran sólo hacia la violencia ganster, Hugo (2011) es una excelente opción para sumergirte en este mundo.
Acercándonos un poco más a la premisa de Black Mirror está el cyberpunk, en lo personal uno de mis subgéneros favoritos y probablemente una experiencia para los ciudadanos de CDMX. Este subgénero presenta una sociedad donde la tecnología convive con la degradación, y la clave de la excelencia tecnológica es la inteligencia artificial y algunos humanos la han adoptado; los que no son los desafortunados que si no mueren a causa de los contaminantes, morirán al calor de las emisiones lumínicas emanadas del arma de algún bandido o policía, trabajo perfecto para un héroe de la clase media como el Oficial Rick Deckard.
Si bien Black Mirror es una serie que aborda temas de lucha de clases y tecnologías avanzadas, se aleja del Cyberpunk y los otros subgéneros, personalizando narrativas de sci-fi que podrían reflejar en aquel espejo negro el nacimiento de un subgénero que a mi me gustaría llamar Digitalpunk, a razón de que la motivación tecnológica es la forma en que las redes digitales impactan nuestro entorno, y el tema ya no es lo que las máquinas son capaces de hacer sino lo que las redes que pueden entretejer. Todos en la serie, incluyendo la inteligencia artificial, están conectados y dependen de un sistema digital para la mayoría de las interacciones sociales, cosa que no está siempre presente en los otros subgéneros
Por mencionar un ejemplo de un tema muy común en la serie, que es la alimentación, en Blade Runner (1982), Rick Deckard (Harrison Ford) tiene la opción de acudir a comer a un puesto de comida japonesa en la calle, así como los tacos que se come uno afuera del metro, mientras que en Black Mirror en muchas ocasiones la venta de alimentos está sujeta a las redes de información, como en el segundo episodio "Fifteen Million Merits", en donde los seres humanos viven esclavizados pedaleando bicicletas generadoras de energía y, dependiendo de lo que producen, obtienen puntos que nunca están presentes físicamente, sino en una red en donde son utilizados para obtener recursos.Por otra parte, en el tercer episodio de la última temporada titulado “Crocodile”, sin motivar spoilers, la trama aborda una red de sucesos que quedan al descubierto a causa del atropellamiento de un sujeto por un especie de “uberpizza” automatizado. En el episodio hay un recopilador de recuerdos con el que es posible visualizar a las personas presentes en el suceso a partir de un testigo, y de esta forma buscarlas en una amplia red de información con un escaneo facial, demostrando cómo todo lo que pasa en ese mundo está conectado.
Se puede hablar de muchos más temas, como la invasión de la privacidad, las redes sociales, las aspiraciones sociales en la red, la verdad frente a la sociedad de la información, la información y su relación con la vida y la muerte, los cuales merecerían una columna para cada uno. Pero por el momento podemos decir que revelan que un nuevo subgénero está adquiriendo un toque personal y que Black Mirror podría ser su “20000 leguas de viaje en la red”.