“Entendí que es universalmente conocido que un director puede tocar y acosar a su actriz cuando quiera y que la institución del cine lo permite”. Así hizo Björk su acusación pública pero indirecta sobre el presunto acoso sexual que vivió durante su experiencia rodando para la pantalla grande. La reconocida artista islandesa publicó en su página de Facebook un texto en el que describe el acoso sexual que, aunque no menciona el nombre directamente, hace alusión al director danés Lars Von Trier. Ellos trabajaron juntos en el 2000 para la película Dancer in the Dark en donde la cantante recibió premios y crítica positiva por su papel protagónico. El danés ha sido controversial por su trabajo gráfico cargado de violencia y escenas sexuales, pero no se habían hecho críticas (al menos no públicamente) sobre una conducta inapropiada con su equipo.
En su declaración, Björk termina diciendo que busca “apoyar a todas las actrices y actores”, con esto se refiere al caso que se popularizó apenas la semana pasada. Harvey Weinstein, co fundador de Miramax, recibió denuncias de parte de más de 40 mujeres que trabajan en la industria refiriéndose a abusos sexuales por parte del empresario.
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El director danés, frente a los comentarios de la cantante respecto al rodaje, negó toda acusación en torno a cualquier tipo de acoso. Mencionó para el periódico danés “Jyllands-Posten”, que aunque su relación con la artista nunca fue positiva, la descripción que hizo en su post no es acertada. Independientemente de que se haga o no una investigación más a fondo sobre las acusaciones que hizo Björk el día de ayer, no se puede enterrar el problema que hay en la Academia respecto a escándalos sexuales. Hollywood debe responder, no solamente con disculpas públicas, sino con una propuesta para generar un cambio en el sistema machista que propaga el acoso y la discriminación sexual y de género.