Matices de Tierra Caliente: fusión de son y orquesta por la migración y las partidas
Fotos: Rox Aguilar
Un pueblo con la necesidad de construirse y reconstruirse, que migra cuando se cambia de casa, cuando estudia, cuando trabaja y cuando se enamora. Un pueblo lleno de tradiciones que no se pelean con lo que viene. Un pueblo que sabe mezclar la danza contemporánea, el zapateado, la música clásica y los sones.
Bastaron 60 minutos para que Guerrero nos deleitara con la puesta en escena Matices, una muestra de música, danza y teatro que hace honor a su nombre con una fusión del son con la música orquestal que juntas retumban musical y físicamente en cada uno de los espectadores.
La música de Tierra Caliente, representada por las creaciones de los Hermanos Tavira, llevó al Cervantino un duelo de zapateado, la historia de un amor que se termina por una infidelidad y la esperanza de los amantes que saben aguardar por el indicado.
Fue la compañía de Danza Contemporánea de Acapulco dirigida por Serafín Aponte que, al compás de la orquesta, se apropió del vestuario como una capa más de piel y que interpretó el dolor de la separación del ser querido que migra y que obliga al que se queda a mirar una vez más al cielo, preguntándose si el que se ve a cinco cuadras, en otro país o en otro continente, es igual. El pequeño grupo reflejó lo que es, una compañía de jóvenes que viven las manos duras y los intereses comerciales que se imponen ante las necesidades humanas de buscar una oportunidad.
“Unos dicen viva la libertad y otros que viva el gobierno” cantaron los Tavira. Nadie sataniza ninguna postura, pero Cuauhtémoc Tavira pide que los jóvenes no dejen que la música pierda su escénica y la pureza: “Con una música bien aprendida, puedes hacer este tipo de expresiones”.
