'Another One' - Mac DeMarco

La excentricidad no es algo inusual en el mundo de la música. Hay algo desesperado y delirante en la competencia por atención en la que se inscriben las celebridades del pop para, quizás, viralizarse en forma de esporas mediáticas y provocar una discusión controversial. Y sin embargo, a pesar de repetir esta conducta una y otra vez es difícil creer que esas acrobacias sean verdaderamente el estilo de vida de estos seres. Aquí es donde entra Mac DeMarco, hombre común con ojos de alebrije y una sonrisa que de los lados al centro concluye con una simpática separación entre los incisivos centrales. Basta con ver la simple portada de su nuevo álbum, Another One donde se le ve con un overol sentado en la playa para captar lo mundano de este personaje. Y es que DeMarco irradia algo así como una “simple excentricidad”, una que no busca acaparar pantallas, sino que fluye tan natural como un trébol de cuatro hojas, inusual, pero cuyo encanto yace justamente en su ausencia de narcisismo y su simple existencia disruptiva. Another One es el cuarto álbum de DeMarco, y uno que expande un sonido identificable que manifestó con su álbum pasado, Salad Days (Captured Tracks, 2014). La gran diferencia con este trabajo, y como DeMarco mismo lo expuso en una entrevista con la revista Dummy, es que Salad Days era su “álbum gruñón”, mientras que con este nuevo producto se decidió a componer canciones de amor. En efecto, Another One se percibe como una arrullante crónica de un enamoramiento, un diagnóstico cardiaco de las múltiples etapas de un corazón magnetizado sentimentalmente. No es difícil imaginarse en todo este álbum un empequeñecido DeMarco, nadando entre venas hasta llegar al latiente órgano vital, lugar en dónde comienza un soliloquio, decorado con luces de colores para formar una caja torácica con visuales de discoteca.

https://www.youtube.com/watch?v=lPeJMoms_Ag

Cabecear suavemente de un lado a otro es casi inevitable. El sonido ondulante de Another One juega con ingredientes muy similares en todas las canciones, hasta el punto en que parecen ser incluso parte de la voz de DeMarco: una armónica base de sintetizador y bajo, percusiones rítmicamente serenas y una guitarra vibrante que parece cantar a lado de DeMarco, que a veces se da la oportunidad de sobresalir como en “No Other Heart” y “The Way You Love Her”, pero nunca traiciona el psicodélico y acogedor entorno que predomina en todo el álbum. Y es que DeMarco utiliza sus recursos con un mismo nivel de prioridad, ninguno se esconde demasiado, no se maneja en jerárquicas capas sino en una democrática unidad; incluso la protagónica voz sabe preservar su tibia temperatura, no escapa ni revienta en ego, evidencia de la reclusa mano que compuso y grabó estos tracks en una modesta casita sin ventanas en Brooklyn.

https://www.youtube.com/watch?v=4TmzS9n24YY

Hablar de “amor” y “corazones” es algo que fácilmente puede caer en lo cursi y en un cliché del cual se ha abusado demasiado. Pero DeMarco parece hacerlo con un tono intencionalmente meloso, pues juega a platicar, a veces consigo mismo, sobre lo bello, lo triste y lo frustrante del amor en los términos más básicos pero que no dejan de ser efectivos en su simplicidad. De ahí que Another One sea tan similar a un flujo de consciencia, pues es una voz mental que cuestiona y pregunta y tiene conversaciones con amantes pasados y recién llegados. Ahí, en la colorida caja torácica, es dónde DeMarco parece reflexionar y ensayar sus conversaciones, al lado de un corazón, principal detonador de todas estas ideas.

DeMarco desdobla un amplio abanico de emociones, que puede tocar la situación de encontrar a la chica ideal como en “A Heart Like Hers” o dirigirse a algo menos esperanzador (de nuevo, con el tema de los corazones) con “No Other Heart”. De manera similar, la canción de donde sale el título del álbum es un paranoico pensamiento que imagina la pérdida del amor, y seguramente la llegada de un tercero. Es con el video de esta última que es claro el juego burlón de DeMarco cuando aparece con una máscara y camiseta de Michael Jackson y recurre a lo cursi al grabarse en un azucarado atardecer o tirado en el pasto tocando alegremente el bajo. Recientemente, DeMarco sacó un video en el que enseña cómo tocar “Another One” y abre una convocatoria para que los fans hagan su propio video para ganarse sesenta y nueve centavos. Es evidente que sabe gozar y burlarse de sus propios trabajos para hacer de él mismo el embajador de esta estimulante producción, elemento que nos regresa justamente a esta personalidad tan curiosa y poco convencional.

https://www.youtube.com/watch?v=Peb3LI0Ra3s

Another One es un álbum corto, un llamado “mini-LP”, y a pesar de contar con ocho canciones en un tiempo de 23 minutos y 46 segundos, DeMarco termina este recorrido no con una octava pieza para cerrar, sino con algo así como una despedida, más íntima e inusual, que nos presenta de pronto un gesto de amabilidad que rara vez se encuentra en un álbum. “My House by the Water” es como un repentino despertar de toda imagen que uno pudo haber tenido durante el álbum. Con el sonido del agua moviéndose y un imponente sintetizador parece darle una calidad casi holográfica a la imagen de portada, que de pronto parece hablar cuando todo se silencia y DeMarco comienza a dictar la dirección de su residencia. “6802 Bayfield Av. Arverne, New York,” dice tranquilamente, “stop on by, I’ll make you a cup of coffee. See you later!.” En ese instante las luces se apagan, y ahora DeMarco se ha ido, al menos con la promesa de una taza de café, para contemplar en persona a este excéntrico cardiólogo.

https://www.youtube.com/watch?v=gbg27oT8Z9M

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