Por Hanisi Sieteagostos En los primeros diez años de existencia del sello Analog Africa, no solo celebramos veintiséis discos, repletos de joyas de la música africana (y afrodescendiente) que engalanan las repisas de la fonoteca pocajuta, sino las veintiséis historias fascinantes detrás de cada uno de sus títulos.
Son las historias de Samy Bem Redjeb, un explorador de viniles tunecino alemán que ha caminado la seca y la Meca —bueno, varias mecas— en búsqueda de increíbles sonidos que luego comparte con el mundo. Son los colores y sabores de cada país que visita, son aquellas personas que encuentra a su paso, afiebrados de la música, como él, y grandes leyendas musicales que estuvieron desaparecidos por años. Son también las historias del surgimiento de fenómenos musicales y culturales de catorce países. Son las historias de los miles de viajes que ha hecho la música de herencia afro a lado y lado del océano.
https://www.youtube.com/watch?v=9SfFT3ie-ok
Analog Africa, fundado por Ben Redjeb en 2006, es un sello que se ha especializado en reeditar y recopilar discos con la música más explosiva de los 60 y 70 de países africanos como Benín, Burkina Faso, Ghana y Cabo Verde y otros, de este lado, como Colombia, Brasil y Trinidad y Tobago. Mucha de esta música no había salido nunca de sus países de origen e incluso encontró temas inéditos en su búsqueda incansable. La manufactura de sus discos (CD y LP) es impecable; el arte, finísimo y sus cuadernillos, llenos de fotos de otrora y textos que sumergen al oyente/lector en esas historias mientras los sonidos lo transportan.
Uno de estos relatos corresponde al compilado Afro-Beat Airways, que se hizo realidad cuando Samy perdió un vuelo con destino a Angola y el amable —y muy sonriente— personal de Ethiopian Airlines le ofreció llevarlo a Ghana. Allí lo esperaban sus contactos del underground coleccionista con montones de discos, que llevaban un tiempo guardando para él. De allí seleccionó las canciones que más le gustaron y fueron las que terminaron en el recopilado.
https://www.youtube.com/watch?v=wYJs9ehNUFo
Pero, sin duda, la historia más asombrosa de todas es aquella que cuenta cómo en 1968 salió un cargamento de instrumentos musicales electrónicos desde Baltimore con destino a Rio de Janeiro. La embarcación, que llevaba aquellos sofisticados instrumentos a una exhibición de sonidos electrónicos, se perdió días después de zarpar. Al otro lado del Atlántico y unos días después, en Cabo Verde, expertos portugueses aseguraban que unos contenedores habían caído del espacio a las aguas del archipiélago. Al revisar su contenido, aparecieron sofisticados teclados que fueron donados a escuelas que contaban con electricidad. Los niños que entraron en contacto con esos Korg, Moog y Farfisa recibieron un don al instante y, años más tarde, se convertirían en grandes músicos, modernizadores de la tradicional música Funaná. Con temas de esta generación de músicos Analog Africa lanzó a mediados de 2016 Space Echo - The Mystery Behind the Cosmic Sound of Cabo Verde Finally Revealed!
https://www.youtube.com/watch?v=aH7mahr021o
Esta invaluable labor de Samy, radicado en Fráncfort, ha puesto en el foco de atención de los amantes de la música de todo el mundo a artistas africanos que antes no eran conocidos fuera de sus fronteras. Los sonidos a los que estaban acostumbrados los europeos fueron tan solo los de algunos músicos africanos que grabaron en Europa, eso sí, con productores locales. La música que Analog Africa ha rescatado de los anaqueles de tiendas y colecciones privadas se diferencia en la crudeza y la autenticidad del sonido que caracteriza a las grabaciones africanas de la época.
Sin embargo, esta música que tiene loco a más de uno —desde Jucapó hasta Róterdam— ha sido, lastimosamente, olvidada por las nuevas generaciones en África, recuenta el patrón de esta magnánima disquera en una entrevista para el blog Incendiary Mag. Pero la esperanza no se pierde, pues el mismo Samy agrega que “los colombianos salvarán la música africana.
https://www.youtube.com/watch?v=Wi4TI3xs9ug
Tal afirmación proviene de su experiencia en el país suramericano en donde, con sorpresa, vio cómo los barranquilleros de todas las edades bailan con ritmos de Congo, Nigeria, Sudáfrica o Benín. Allí llegó en 2007 cargado de viniles africanos originales, un encargo de sus contactos colombianos con los que intercambia discos. Para su sorpresa, en la costa Caribe colombiana esos discos son oro, pues se trata de lo que los locales llaman champeta africana que es, nada más y nada menos, que la inspiración para la champeta criolla. Los discos que llevó de regreso incluían a Aníbal Velásquez, Michi Sarmiento y otros reyes costeños que terminaron siendo parte de Diablos Del Ritmo: The Colombian Melting Pot 1960-1985, producción de 2012.
Querido lector pocajuta: Si desea conocer más de estas interesantes historias y, por supuesto, escuchar la música con la que cobran sentido, visite el bandcamp de Analog África y ¡aproveche¡ porque para celebrar estos diez años de viajes, aventuras y música el sello acaba de reprensar todo su catálogo.