Los intrépidos e indómitos trabajadores del Ministerio de Relaciones Exteriores (Sección de Descubrimientos Musicales) de la República Pocajuta, viajan alrededor de toda la Pachamama con la impronta de rastrear, recolectar y compilar los ritmos más estrambóticos, estrafalarios y bailadores para gracias y beneplácito de su Majestad. Cada atardecer, entre nubes de color mamey y el azul turquesa de las aguas marítimas, los isleños fijan su mirada en el cielo con la esperanza de observar la llegada de los loris arcoíris: el correo aéreo musical oficial del reino. La misión de estas maravillosas aves es llevar a la nación pocajuta las noticias de los cientos de osados expedicionarios musicales apostados alrededor del mundo. Entre los diversos exploradores circulaban leyendas y rumores sobre un oasis musical perdido en El Sahel africano. El aventurero sonoro Amadou Gibrán descubrió en Malí, a las orillas del río Níger, el Grial de la música del África Occidental, tan singular aventura pudo salir a la luz gracias a los servicios que con presteza ofrece el peculiar correo de La Isla.
Sahelsounds es el sello discográfico que tiene como misión recopilar, seleccionar y lanzar a las orejas de la madre Tierra las excelsas curadurías de música subsahariana, recopiladas por cientos de viajeros, conocidas como Saharan Cellphones. ¡Camellos y changos bailarines!
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Amadou Gibrán localizó el epicentro de la nueva fechoría musical de las Saharan Cellphones: la ciudad de Bamako, Malí. La escena musical bamakiense es un caldero en ebullición, los sonidos que se sazonaron a fuego lento dieron como resultado un platillo exótico y exquisito (casi como el Thiebu djen): Mali Kady (2015, Luka Productions). Tornamesas ametrallando el aire húmedo del Sahel, ritmos árabes apareados con percusiones tropicales que recuerdan al reguetón que se produce en el Caribe, encima de los atronadores beats el rapeo veloz y efectivo de distintos morenos con pinta de Usain Bolt y A$AP Rocky.
Es innegable la influencia de leyendas como “Salif Keita”, Ali Farka Touré, Boubacar Traoré, en la producción de Mali Kady, la historia musical y el folclor perdura en la composición del álbum. Sin embargo, el melting pot hiper-globalizado es el leitmotiv del disco.
Quince cortes llenos de vitalidad, enjundia y sabor. El tono festivo y bailador es la piedra angular de la producción, el talento de la ciudad de Bamako navega entre la tradición y la vanguardia; coros tribales se mezclan con beatbox, tornamesas en completa armonía con instrumentos de cuerda y de viento tradicionales. De todo el cóctel de ritmo y sabor, se destacan: “Nadoumananikadi” un corte con la fuerza de un vendaval; “Ne” posee la cadencia y sensualidad de la sabana que circunda el Níger. “Tchatcha Remix” tiene el vigor y el frenesí de una danza guerrera. Mali Kadi compilado que retoma las raíces y experimenta con ritmos de avanzada. Raíces centenarias y luces LED en sincronía.
¡Oh divino Marajá, levantemos las manos al cielo y recemos festivamente para que el ritmo y sabor jamás se acabe!
¡Aloha!