‘Revés/Yo Soy’: la obra cumbre pero casi olvidada de Café Tacvba
A inicios de los años 90, una banda proveniente del norte de la zona metropolitana —en ese momento aún más lejana de lo que hoy parece estar, Ciudad Satélite—, irrumpió en la escena del llamado rock mexicano con un original sonido hasta antes no conocido en estas tierras.
Su resonancia incluía elementos folclóricos que descansaban en una fuerte raíz de la mexicanidad, vinculada a un desmadroso cantante con una peculiar personalidad que brillaba: cabello rojo, sombreros y jorongos en el escenario. Era algo inusual para aquellos años. No se tenía registro en el imaginario colectivo ese matiz sonoro ni el carisma de esos jóvenes que conquistaron el continente con una tercia de discos producidos por Gustavo Santaolalla. Y fue así. Cosecharon éxitos hasta posicionarse como la banda más grande de México.
Después de esos tres discos cargados de victorias sonoras (Café Tacvba 1992, Ré 1994 y Avalancha de Éxitos 1996), la disquera de los Tacubos se relamía los bigotes haciendo cálculos para saber cuántos billetes traería consigo la nueva producción de la banda, sin embargo, Rubén Albarrán, Emmanuel del Real, Joselo y Quique Rangel habían alcanzado una madurez en su sonido que los llevó a proponer la que muchos consideran su obra cumbre.
Una selección de canciones instrumentales basadas en los alcances que la música electrónica podría otorgar al rock folclórico de Café Tacvba. Como era de esperarse, los dueños del balón impusieron sus propias reglas, la agrupación no podría dejar de lado el elemento (que según ellos) los distinguía sobre todos, la voz de Rubén.
Con el rechazo del primer proyecto y con el afán de sacarlo adelante, la banda logró negociar la publicación de un álbum doble conformado con la idea original, más una selección de canciones que habían quedado fuera de las anteriores producciones.
¿El resultado? Un viaje de texturas espesas: violonchelos, contrabajos, bases electrónicas y algunas letras sin aparente sentido, con la inherente esencia del grupo llevada a un nivel que no habían logrado antes. Un disco de total respeto con canciones como “El Padre”, la narrativa de un sujeto que descubre las terribles similitudes con su progenitor. “El Río”, con el relato del hombre que vendió su parcela en la luna. Una metáfora del orgasmo, con la “Muerte Chiquita” y su momento más alto: “El Espacio”.
Por otro lado, la parte instrumental constituye un esfuerzo diferente, con pasajes experimentales y sonidos contrapuestos, con la ausencia de las voces como guías y la rienda suelta a la creatividad de sus integrantes. Basta con ver el nombre de las canciones para saber que este no es un disco cualquiera. La 2, 9, 5, 8…
Al dejarse llevar entre los tracks, las sospechas se confirman y más cuando escuchas la “10”, una grabación de la Compañía Nacional de Danza Folclórica del Instituto Nacional de Bellas Artes, que Emmanuel del Real,Meme, distorsionó y programó para integrar al disco.
Otro de los puntos más interesantes llega con una versión del célebre cuarteto estadounidense Kronos Quartet de la “Muerte Chiquita” y la 5.1, que después de ser lanzada como sencillo fue renombrada como “Revés”, una repetitiva melodía que en algún momento el IMER utilizó como herramienta de protesta, cuando Reactor 105.7 la programó todo el día contra una ley que de acuerdo con ellos, cerraba aún más la pluralidad en los medios, porque:
“Un país sin pluralidad en los medios sería como escuchar todo el día, todo el tiempo la misma canción”.
Musicalmente es un delirio y una exquisitez de principio a fin. Un disco para escucharse en la intimidad, con las luces apagadas, tan personal que lo convierte en un documento de solitario consumo…
Por todo esto Revés / Yo Soy, es el disco que marcó su última producción con Warner, compañía que decidió retirar el álbum del mercado ante un fracaso comercial. Actualmente es una pieza casi de colección que ni siquiera está disponible en plataformas como Spotify y que sólo los verdaderos fanáticos de la banda recuerdan con una sonrisa cuando alguien le recuerda su existencia.