Ya son 55 años desde el debut de The Doors
Fue en medio de una época en la cual los discursos pacifistas, la ideología hippie y el LSD predominaban que The Doors vio nacer su álbum debut, un 4 de enero de 1967. Gracias a este proyecto, y a 55 años de su publicación, la banda de Los Ángeles es considerada una de las agrupaciones más emblemáticas en la historia del rock.
Lo que pareciera un simple golpe de suerte –la grabación del álbum se realizó en prácticamente una sola sesión– marcó un parteaguas musical en distintos niveles, como resultado del encuentro entre Ray Manzarek y Jim Morrison, dos estudiantes de la UCLA School of Theater, apasionados por el arte y la música.
Bastó que Morrison recitara parte de su poema “Moonlight drive” para quedar totalmente seducido por sus versos. Es así que él y Manzarek decidieron fundar una banda a la cual llamarían The Doors, en honor a The Doors of Perception del filósofo Aldous Huxley, y a la que más tarde se unirían John Densmore y el aprendiz de guitarra Robbie Krieger.
Tras comenzar a tocar en algunos bares de California, emergiendo como un halo de luz psicodélico entre las multitudes, consiguieron abrirse las puertas, literalmente, en uno de los lugares más sonados de la época: el Whisky a Go, un club que, por cierto, más tarde los vetaría por el ya famoso verso de “The end” que evoca a Edipo rey.
En 1966 fueron firmados por la discográfica Elektra gracias a la insistencia de Arthur Lee, líder de la banda Love, lo que propició un futuro y casi inmediato acuerdo para maquetar su álbum homónimo, que a la fecha ha vendido más de 20 millones de copias alrededor del mundo y se ha posicionado como el álbum número 42 de todos los tiempos según la revista Rolling Stone.
Probablemente una serie de sucesos contextuales y causales como la profunda inquietud de los jóvenes por buscar una música diferente a la de la época, el enorme magnetismo de Jim Morrison, pero también el que se trate de una gran propuesta conceptual, hacen de este álbum un proyecto emblemático.
Con letras mayormente escritas por un Morrison notoriamente endiosado con la Épica griega, la ciencia ficción y la poesía de William Blake, el material es un viaje interestelar que va de lo convencional a lo verdaderamente figurativo, con influencias que se sitúan entre el Oompah –música tradicional bávara–, el blues de Willie Dixon y las composiciones de Bach.
Para complacencia de muchos, y no tanta de otros, el álbum debut de The Doors es posiblemente una de las propuestas más brillantes de lo que hoy día podemos definir como rock psicodélico. Y si a esto sumamos que la banda se ha vuelto una parte inherente de nuestro inconsciente colectivo y popular pese a la muerte de su afamado vocalista, no hay nada más que decir. Las puertas siguen abiertas a más de medio siglo de distancia.
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