Limpiar baños y mantener una rutina son la fuente de la felicidad

Limpiar baños y mantener una rutina son la fuente de la felicidad

Por Regina Vazquez

Te levantas, te lavas los dientes, riegas tus plantas, sales, sonríes levemente, compras un café de la máquina dispensadora de afuera de tu casa, vas al trabajo y en el coche escuchas uno de tus casetes que cuidas desde los 80, tomas un break del trabajo en el parque mientras observas las sombras de los árboles y a la gente a tu alrededor. Te fijas en las pequeñas cosas de la vida, sacas una foto con tu cámara Olympus, regresas a casa y lees un libro. Así es la rutina de Hirayama, el personaje principal de la nueva película de Wim Wenders.

Sitio de Wim Wenders

Perfect Days es una película donde la simplicidad de la vida es lo que brinda felicidad al personaje principal. La belleza de la rutina es la fuente de felicidad inesperada que revela una nueva verdad.  Tener una vida aparentemente  aburrida, y un trabajo que usualmente se tiene por necesidad y no por elección, trae consigo un valor oculto para algunos de nosotros.  Sin embargo, para Hirayama, limpiar baños (por cierto, yo también limpiaría felizmente los baños de Tokio) es parte de su rutina sagrada y lo hace con una sonrisa en la cara, limpiando hasta el último detalle. Perfect Days es de esas pelis que te dejan una felicidad estúpida en el cuerpo como efecto secundario.  Wenders logra capturar la belleza de la vida y de esos pequeños momentos que se nos escapan por vivir corriendo. Detalles simples que van desde las sombras que hacen los árboles, hasta la satisfacción  que da  enseñarle el trabajo de un artista a alguien y que esa persona lo disfrute.

A lo largo de la peli aparecen estas imágenes en blanco y negro que nos sugieren la simplicidad y complejidad de vivir y como todo puede cambiar en un instante. Eventualmente, alguien aparece en la vida de Hirayama y sacude su rutina perfecta, obligándolo (a él y a nosotros como espectadores) a pensar en la vida que ha estado llevando. No quiero arruinarles la peli porque yo la disfruté viéndola sin saber nada y salí con el corazón lleno.


Llegué a Perfect Days gracias a una amiga y a mi tío quienes al salir de sus respectivas funciones, me mandaron un mensaje diciéndome: “te va a encantar la nueva peli de Wim Wenders, no diré nada, solo piensa en la canción “Perfect Day” de Lou Reed”. Y bueno, eso me atrapó e inmediatamente fui a verla. Mi experiencia en el cine fue una montaña rusa de emociones, tal vez me relacioné un poco con Hirayama, al ser esta persona que observa todo a su alrededor. Desde experimentar la vida de las personas siendo solamente personas, lo cual me llevó a millones de experiencias propias que he tenido al observar a la gente, hasta apreciar la rutina y emocionarme por ver mi propia sombra con la necesidad de retratarla. Y sí, para una persona que diario toma antidepresivos (me estoy balconeando) es una peli que te llega, y al minuto 17:00, cuando empieza a sonar “Pale Blue Eyes” de The Velvet Underground lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, y así durante toda la película. Reí, lloré y disfruté, y transité, un poco como me pasa con la tragicomedia norteamericana Little Miss Sunshine (2006).

Wenders nos invita a vivir aquí y ahora, y tener la certeza de que lo que pasará en el futuro es cosa del futuro. Además de traducir la simpleza de la vida en una historia cinematográfica deliciosa, nos regala un soundtrack increíble que tiene canciones de Patti Smith, The Velvet Underground, Lou Reed, Van Morrison y Nina Simone.  Con una edición nítida que nos hace sentir parte de la película. Entonces solo diré lo siguiente: piensen en “Perfect Day”de Lou Reed y vayan a ver la peli porque les aseguro que saldrán con el corazón contento.

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