#Vintage909: 'Young Americans' - David Bowie: entre Ziggy y Berlín

En 1972, David Bowie dio un giro a su exitosa carrera, con su propia representación de una estrella de rock, a través del álbum conceptual The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars; un título engañoso, pues el ascenso de Ziggy se dio, pero la caída no; el personaje andrógino lo liberó de inhibiciones sobre el escenario y le dio para vivir por cuatro álbumes, hasta que se volvió más importante que su autor, quien comenzaba a sentir inquietud por hacer otras cosas, así que terminó por matarlo (ahora sí) tras la producción de Diamond Dogs. Después de haber conquistado a los terrícolas con riffs memorables de piezas guitarreras como "Ziggy Stardust", "Jean Genie" y "Rebel Rebel", ¿qué seguiría? La apariencia y el sonido de Ziggy embonaron dentro del movimiento glam que dominaba en Inglaterra: T. Rex, Roxy Music, Slade, The Sweet, Queen, Gary Glitter… pero mientras, ¿qué pasaba del otro lado del Atlántico? El álbum Young Americans fue la interpretación de Bowie a la música de los Estados Unidos: soul, funk, gospel. La idealización hacia este país y lo que representa, se trasluce de manera patente en la letra del sobresaliente tema titular: a través del encuentro sexual de una pareja, se revela la fascinación que causa en los ingleses la cultura estadounidense, a la vez que analiza la situación real y el contexto histórico de los "americanos"; de manera implícita, la composición devela la misma obsesión que causa en el propio Bowie la música de aquel país, en especial los estilos mencionados que explota a lo largo de este lanzamiento. Hay otro par de consideraciones importantes sobre el tema "Young Americans": la primera, el famoso sax de David Sanborn, músico jazzero de sesión en álbumes como Talking Book de Stevie Wonder (1972) y posteriormente en The Pros and Cons of Hitchhiking de Roger Waters (1984); la segunda, una referencia a "A Day in the Life" de los Beatles: "I heard the news today, oh boy"; el mismo John Lennon colabora en dos canciones más: el cover a "Across the Universe" y la icónica "Fame", una pieza funky que se coló en septiembre de 1975 al primer puesto de la lista de la revista Billboard, sobre las repercusiones y efectos que causa la fama en los hombres. A estas alturas él ya había pasado por las cosas que describe, aunque, de acuerdo a sus propias palabras: "la única recompensa que puedes obtener de la fama es conseguir un lugar en los restaurantes exclusivos".

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Otras colaboraciones destacadas son la del legendario Luther Vandross en la composición de "Fascination", y la del baterista Andy Newmark (Sly & the Family Stone) como músico en la mayoría de los tracks. Con estas inclusiones, Bowie buscaba lograr un sonido más fiel a los subgéneros que pretendía emular, de mano de sus mayores representantes. El resultado final ―no está de más decirlo― fue extraordinario; Bowie de verdad logró hacer suyos estos estilos, hasta ahora no tan familiares para sus seguidores: encontró fuerza y sentimiento estremecedores en su voz y consiguió reinventar su carrera. La influencia de la música estadounidense le alcanzaría para otro lanzamiento: Station to Station, antes de que su comezón lo llevara a entrar en otro período, el de Berlín. Pero como diría un famoso alemán: esa es otra historia, y merece ser contada en otra ocasión.

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