Un viaje al Comuna, Puebla mágica
Por: César García Durán (@Chini_Tkhs) y Aldebarán Abraján Castro (@alde_barano)
Desde la llegada a la TAPO en San Lázaro se respira rock; muchos jóvenes (y otros no tanto) de la Ciudad de México tomaban los camiones rumbo al destino, cientos más lo hacían en carretera con su propio auto y algunos otros en los camiones en tours que cada vez son más frecuentes para poder llegar al concierto en destino: Puebla nos recibe con los brazos abiertos y un sol apabullante. Primer Uber hacia el Centro, Norte 9 #805, la dirección, en el transcurso te das cuenta que ya no estás en la Ciudad de México, que el tránsito ahí no es tan lento y que todo al pasar es como un respiro al caos o un “bienvenido a provincia”.
Carlos Arturo (nuestro conductor) interrumpió mi análisis y charla con mi acompañante para contarnos que desde las cinco de la mañana llevó a muchos “chavos” al Foro La Ciénega (lugar donde se realizó el Tecate Comuna) “vienen muchos al festival, llegaron desde temprano y ya había muchos con cervezas en mano”. Proceso rápido: llegar al hotel, dejar las cosas, buscar qué comer (tacos árabes o de carnitas), buscar tienda, comprar lo faltante, regresar al hotel, no olvidar nada, salir del hotel y pedir el siguiente viaje.
Llegar al festival no fue complicado, un Uber desde el centro de Puebla, tardaba menos de media hora en llegar, sin tránsito, pero con muchos arribando a pie por la banqueta de la carretera federal hacia Tehuacán. Lo que no resultó tan sencillo fue entrar, una larga fila ya nos esperaba junto con tres arrogantes hombres de seguridad que no permitían el paso a prensa, exigiendo un gafete que nos acreditara como tal, el cual nos indicaron que debíamos recoger dentro, explicación que ninguno de los tres aceptó, pero al final acataron tras la llegada de un superior que les informó de la situación.
Ahí, en la entrada, mientras el punk rock del Chingadazo de Kung Fu (CHKDF) iniciaba me encontré con Aldebarán para entrar, con cámara y por fin nuestra acreditación en mano, pasamos sin problema una contradictoria valla de nula seguridad para comenzar con la cobertura del festival. Luego de CHKDF, una despistada Malu Trevejo dejó un poco de sensualidad en el escenario, pero después de “cantar” tres canciones entre abucheos, salió del escenario dejando solo a sus bailarines que la intentaron regresar sin suerte.
Desde las primeras presentaciones no faltó el baile, ni el canto, ni la diversión de todos los asistentes; Dr. Krápula (desde Bogotá, Colombia) no tuvo problemas para formar varios círculos de paz tan característicos del ska, inspirados por sus letras que cuentan lo que acontece en México y varios de los países latinoamericanos.
El rock melódico y tranquilo de Lucybell bajó un poco los ánimos de los asistentes y aunque solo algunos treintañeros cantaban sus canciones, al final el aplauso fue general con su “Milagro” y “Mataz”.
Primero La Gusana Ciega con su característico carisma, consiguieron ambientar un poco más al público, mientras varios sostenes volaban hasta el escenario. Luego, Camilo Vll y Coco Cecé lograron con su feeling musical conectar con la mayoría de gente que los esperaba, al ponerlos a bailar y cantar desde el trance que su música es capaz de crear.
La noche comenzó a caer con las conocidas letras de Enjambre y DLD, quienes reunían a más gente frente al escenario con el pasar de las horas, los espacios para moverse cada vez eran más pequeños y la voz de los de a lado se escuchaba con mayor intensidad que las propias bandas.
Un toque diferente le dio color a este festival y sin duda llamó a la atención de muchos; dentro de este cartel que anunciaba bandas importantes para la escena del rock mexicano y latinoamericano. Nos encontramos primero a Papa Roach, con una increíble actitud en el escenario, que animaron a toda la gente a brincar al ritmo del old school nu metal, sus mensajes inspiradores, su tributo a Blur con “Song 2”, a Queen con “We Will Rock You” y su voz con perfecto español en “Scars”, convirtieron su presentación en la mejor de todo el festival.
Poco antes de Papa Roach, en el escenario Comuna, Centavrvs llegó con su show de luces electrónico y bailable al ritmo de “Quebrar las Ventanas” mientras los asistentes pedían más de su música, pero al salir más tarde de lo previsto, solo pudieron interpretar algunas canciones.
Al terminar de ver a “La Cucaracha”, Bunbury nos deleitó con algunos clásicos de Héroes del Silencio como “Apuesta por el Rock And Roll” y “Héroe de Leyenda” que fueron los más coreados, aunque más hablados que cantados por él, cerrando su participación con su ya afamada “Lady Blue”.
La otra de género distinto al de la mayoría en el festival fue Good Charlotte, banda que le dio el sabor del happy punk al festival y que fue coreado de principio a fin. Ellos, sorprendidos por la cantidad de teens que aplaudían, agradecieron el seguir presentes ante generaciones nuevas y poder dar a la mayoría, su primera vez viéndolos.
El festival comenzó su cierre con bandas que son garantía del baile y diversión. Los Caligaris no solo salieron a dar un show musical, como ya es tradición incluyeron grandes acrobacias, comedia y alegría que nos trasladaron de inmediato a un ambiente de circo, mientras las playeras daban vueltas en el aire y los brincos no paraban en “Kilometros” y “Que Corran”.
El “bailoingo” desde Iztapalapa para Puebla arribó con Los Ángeles Azules y sus éxitos más conocidos, poco a poco la gente se dispersó, dejando espacio para las parejas que con sus mejores movimientos bailaban al ritmo de cumbia, mientras que otros (seguro con los pies izquierdos) eran comidos por los múltiples moscos y coreaban esas canciones, que si te dices ser mexicano, debes conocer.
Para cerrar, Los Auténticos Decadentes exprimieron lo último de energía que la audiencia tenía, regresaron a la multitud y cerraron un poco los espacios cambiando los pasos cadentes por brincos y movimientos de cadera más rápidos. Los originarios de Argentina lograron mantener la fiesta hasta el final con su ska, y pese a las constantes fallas de audio, las voces del público no cesaron de cantar las canciones más románticas de la banda, mismas que se convirtieron luego en brincos y círculos con temas reconocidos y más prendidos como “Pendejo”, “Raquel”, “El Murguero”, “Gente Que No” y “La Guitarra”.
Cuando se trató de música y compartir la euforia con miles de personas, Puebla y el Tecate Comuna cumplieron con las expectativas. Los vendedores de cerveza nos quedaron a deber; pues los precios variaron durante todo el festival dependiendo del “humor” de cada vendedor y estand. Tras salvarnos de las lluvias y a pesar del lodo que dejó la tormenta de un día anterior, disfrutamos de una experiencia que podríamos repetir sin dudar en 2019, que ojalá pudiese superar a esta segunda edición.